viernes, 8 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Filomena

 

 

                                


 

Santa Filomena era la santa a la que se encomendaba el santo cura de Ars – Juan Bautista María Vienney -, y que años después se supo que no existía. ¿Cómo? Sí. Por partes. Hubo una mártir en Roma a la que se conoció como Filomena, pero que no era su nombre… y de ahí, la confusión.

La borrasca bautizada como Filomena, sí existe. Ha nacido en las aguas del Atlántico al sur de las Azores. Luego, ha pasado por Canarias y por el golfo de Cádiz, a la Península. Al encontrarse con los  vientos polares que andaban perdidos por esos cielos de Dios,  ha vestido de blanco media España. Hablan de temperaturas siberianas en el Pirineo y en Vega de Liordes en los Picos de Europa.

Por el Sur, Filomena ha venido en forma de agua y nieve. Inundaciones en el Campo de Gibraltar, levante fortísimo en Málaga, nieve en María, en la Puebla de don Fadrique, Sierra de Segura y... En Álora, por ahora, lluvia en los cristales. Las gotas corren en carreritas cortas,  como dándose la mano entre ellas y, luego se paran de pronto y hacen chorritos de sueños que no van a ninguna parte.

Sube del río un vaho que es niebla y misterio. Le ha puesto un velo blanquecino al Hacho. Ha salido de paseo el silencio… Se han parapetado los mirlos, los gorriones, las tórtolas turcas no arrullan en los cipreses de la alberca. Ramas sin ropaje en las choperas; los granados dejan a sus pies, una alfombra de oro viejo. Se esponjan achaparrados, los olivos. Esperan y se empapan. De pronto, otra vez el aguacero. Mañana, tarde, noche y amanece y…

Cuando amaine el temporal y se entreabra paso el sol, reverdecerá el campo; las lomas se vestirán de yerba nueva y cantarán las alondras cuando apunte el día.

Resuena la copla popular con su letra: “esta noche ha llovido / mañana hay barro / pobre del carretero / que va con carro”…

Lloran las canales del tejado. Bajan cordeles de agua clara. Rebotan en el suelo. Llueve y llueve. Es otra música, como la música de las campanas de bronce en las iglesias perdidas de los pueblos en las sierras. Saben de mensajes ocultos. ¿Lo sabrá Filomena?

Me acuerdo de lo que Barbeito escribió un día: “Dios tocaba el arpa de la lluvia”… Hoy, al arpa la acompañan los timbales. Eso.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario