lunes, 30 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Éstos, sí merecen la pena.

                                    

Pasa un coche raudo. Ventanillas bajadas, música a todo volumen. Chin, chin, chin... Hace frío. Vociferan. Creen que cantan. Berrean. Ni peces, ni ríos, ni Pascuas…. Un borracho, a voz en grito, se mete con sé quién. De verdad, no merecen la pena.

Publicaba Sur una noticia. La Fábrica del Calzado, ‘on line’, vende en media Europa. Ponen el producto en mano. Son botas inspiradas en los primeros moriscos; no pasan de moda. Pedro Cruzado, no se ha dejado llevar por el pesimismo. Codirige (si existe la palabra) la empresa. Éste, es de los que sí merecen la pena.

Gregorio y Abilio Pedro, apostaron por la gastronomía de excelencia. La calidad, muy por encima del precio. Uno atiende en sala; el otro entre fogones y ollas da lo que nadie espera. ¿Cómo es posible – me han preguntado amigos a los que he acercado hasta su restaurante, Casa Abilio- que en Álora exista algo así? Estos son – respondo - de los que sí merecen la pena.

Acaba de regresar Mateo García - Narita Estudio - de México; antes por Japón, ¿antes?... En 2012, premio Plata Laus  - para entendernos, el equivalente al Goya en el diseño -con Spainaligt: “La luz en el proceso creativo”. Narita Estudio forma parte de la historia del diseño y la comunicación de nuestro país. Con nombre propio. Éste, es de los que sí merecen la pena.

Dentro de unos días, - el diez de enero - Cristóbal Pérez cuelga en Lérida. Dicen, los que saben, que la luz es al pintor lo que el buen toro al torero. Lo pone en su sitio.  Cristóbal juega con la luz como  Curro con la muleta en las tardes de gloria. Éste, sí es de los que merecen la pena.

Juanfran –Juan Francisco Martínez- cordobés de Castro, varado frente al mar del Rincón,  reparte arte, envuelto en carteles, imágenes, restauraciones, pregones y generosidad.  Todo a lo grande. Éste, sí es de los que merecen la pena.

Vienen que ya avisan: Antonio Javier Trujillo (periodismo), Francisco Navarro (medicina), Sergio Galán y Jesús Mora (docencia), Juaky Carmona (pintura), José Carlos Marcos (deporte), José Carlos Torres y Álvaro Fernández (diseño), Yolanda Fernández (cante), Miguel Heredia (música)… No los pierdan de vista. Éstos  - y otros, por supuesto - sí, merecen la pena. Al tiempo.


Se va 2013. Todo no es malo. Lanzo estos apuntes de optimismo. Que ustedes, en la medida de lo posible, sean felices… y yo, que lo vea. Gracias. Os quiero.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Canalladas

                                               

Viudas que, con una pensión de miseria, ponen el mes en la punta (¿milagro?); congelación del salario mínimo interprofesional y jubilados con la sustanciosa subida del 0,25 (para que no se empachen, digo yo)  Se incrementa el coste del billete del tren de cercanías, donde viajan los potentados,  y sube la luz…

Muchas familias pasan frío: no pueden pagar la calefacción; un parado (los más agraciados, otros ya, ni eso) se las busca con  cuatrocientos euros y, encima, nos venden  consuelo: se recupera - con cuenta gotas, claro - la economía. ¿A qué puerta llaman mañana los que no tienen nada?

Arden los leños en la chimenea. Fuera arrecia, por las esquinas, el viento, ulula –otro viento-  en la conciencia. Hace frío en la calle. Las llamas crepitan con figuras de colores, y uno las mira y las mira, y deja que pase el tiempo.

Es una canallada que la Escuela Pública (con mayúscula) esté por los suelos. Es una canallada que se recorten las prestaciones en Sanidad, que no repongan las bajas que se producen en medicina, que haya carencias en los hospitales y que el material usado, en algunos casos, sea de una calidad, que para buscar una vía, le hacen una carnicería al paciente, porque la aguja… ya se sabe, se compró más barata. (Y la culpa no es del profesional, no, ¡por Dios!).

Me arrellano en el sillón viejo;  las zapatillas calentitas…la bandeja de golosinas navideñas al alcance de la mano. Tenemos de todo (algunos) y otros… Es una canallada que personas enfermas se vean privadas de asistencia cuando más la necesitan.

Es una canallada que algunos políticos, ladrones, golfos, corruptos y compañeros mártires se rían del pueblo llano, como usted o como yo y, encima, nos dan lecciones. ¿De qué?  Caritas ya no puede más; otras ONGs están en situación similar y, en España, la gente, hurga de noche en los contenedores de basura…

A los jóvenes les sesgamos el futuro y les cercenamos la ilusión (“Lo malo - decía Federico García Lorca - no es matar la paloma; es, cortarle las alas”).


Y así, podemos alargar la lista... Perdonad, pero si no lo digo reviento. 

sábado, 28 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amigos

                                           

Vuelven en fechas concretas. Viven fuera. Unos más lejos que otros… Todos - casi todos - regresan al pueblo en fechas determinadas. Por los Santos; otros, en Navidad y algunos, en la mañana del Viernes Santo. O sea, en la “Despedía”.

Nos hemos visto, en estos días de Pascua, como se suele hacer. A media mañana con mucho de reseca y bastante de añoranza. Un ‘machaco’, café con tejeringos, un ‘carbonell’ con chorizo en El Madrugón, pitufillo en Candelaria…, y claro, viene lo que tiene que venir.

 ¡Qué gran invento eso de los móviles! Oye, que no me esperes - y tu mujer que lo comprende todo - para almorzar que me he encontrado… No te deja terminar. ¡Que sea leve!  Y, naturalmente no es leve. Y, esos días, el reloj corre más de prisa. ¡Puñetero reloj! Y se habla de lo divino y de lo humano…

Y ¿te acuerdas? Y aparece la ensarta, a modo de retahíla, de aquella escuela inmunda en la Plaza Baja y de los dictados de don José Oropesa: “Resonaba en el fondo de la galería un piano destemplado que parecía balbucear de mala gana…”

Un día, don José - el mejor Maestro de nuestras vidas - se percató de que nos lo sabíamos de memoria y nos lo cambió: “Ahí hay un hombre que dice ¡ay!...”Caímos todos, como vulgares gorriones soperos, que es lo que éramos. 

¿Te acuerdas? El primer cigarro en la Cancula con palillos de enredadera, y el día que rodaban una película en la estación, de lo fino que era Parrita, en el regate con el primer balón de reglamento, y de las cucañas en la calle Cantarranas…


Y recordamos a los que no están: A Diego Mamely - era buenísimo para las Matemáticas - y a Miguel Antonio Bootello que ya jugaba al ajedrez y, a Andrés y a Paquito – que se quedaba dormido – y a… Y yo, a solas, me acuerdo de Juan Ramón: “Se morirán aquellos que me amaron / y el pueblo se hará nuevo cada año…” Eso.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Caminito del Rey

                                  
Cuando, de niños, íbamos de excursión… aquello era algo único. Un sueño, un imposible, un miedo de dentro que se volvía en suelta de adrenalina  -aunque, entonces, no sabíamos qué era eso- cuando se llegaba al final.

Dicen que lo van a recuperar. Dentro de unos días, licitan la obra y ‘ponen en valor’ (¿habrá expresión más horripilante?) el paisaje. Dicen, que usaran maquinaria sofisticada - helicópteros - y personal, escaladores, cualificados.

Todo lo demás… De verdad, sobran las explicaciones. El paraje bello, único,  excepcional… No tienen perdón si lo dejan que se pierda. “El Caminito del Rey” arranca en El Chorro y termina en el Gaitanejo (a la inversa, también, vale).

Se construyó en la primera mitad del siglo XX. Lo inauguró, Alfonso XIII, de ahí el nombre, en 1921.  Empezaba el funcionamiento del embalse del Conde de Guadalhorce. Electricidad y riegos. Progreso para una tierra necesitada. Era mayo; aquel día llovía, torrencialmente. Como en la canción de Pablo Guerrero, ¿se acuerdan? Sí. “Que tiene que llover / que tiene que llover / a cántaros”… y lo hizo.

Atraviesa  -el Caminito - por una cornisa artificial el Desfiladero de los Gaitanes. Arriba, muy alto, entre rocas, a penas se ve el cielo azul y las nubes asomadas al encajonamiento; abajo, el agua fría, profunda… En medio del tajo el vuelo de las palomas y los sueños de los hombres.

Los expertos en turismo dicen que es una joya, los amantes del riesgo, que es uno de los de mayor peligro (alguien me ha dicho que de los más) de cuantos existen en las guías de turismo. No lo sé pero de los más bellos, desde luego que sí. Sobrecoge el resuello…


Hoy, cruzarlo es jugarse la vida (han desaparecido tramos enteros). Hay que guardar el equilibrio entre las viguetas de hierro que sostienen lo poco que queda de témpanos de cemento… Adentrarse… una temeridad, una inconsciencia. Cuando esté arreglado… uno de los espectáculos más bellos imaginables. Se podrá comparar quizá como sobrevolar - aquí es a pie - el Gran Cañón del Colorado…. Al tiempo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. "Er der Monte"

                                             

La ciclogénesis explosiva dice la gente del tiempo que es una borrasca como las demás sólo que más profunda, acompañada de fuertes vientos y desenvolvimientos rápidos e imprevistos. O sea, lo mismo, pero con más agua, más aire y más mala leche para entendernos.

Una de tal calaña - como si en España no hubiese suficiente con lo propio - ha barrido la Península de norte a sur. Ha bajado desde la Isla Británicas hasta el Mediterráneo. Ha anegado tierras, arrancado tejados, antenas y árboles; carreteras cortadas, aeropuertos cerrados y gente aislada. Ha dejado con el culo al aire –nunca mejor usado-  muchas infraestructuras y a sus autores.

Ante eso, lo mejor, un buen libro; leña a la chimenea y disfrutar al amparo de la lumbre. Es lo que he hecho. Me he encerrado con “Juan Belmonte, matador de toros”. Autor Manuel Chaves Nogales (Alianza Editorial 2013). Descubrir a Chaves Nogales a estas alturas de la película…

El epílogo, de Josefina Carabias. Tan bueno como el texto al que le pone el punto y final. De esas obras en las que uno no sabe si comenzar por el principio o… por el final. Si buena es la prosa de uno; la otra, como anillo al dedo.

No les voy a reventar la posible lectura - si les vale de algo, no se la pierdan - pero la vida, porque es una magnífica biografía de “er der Monte” como lo llamaba cuando aún no era ni becerrista, el banderillero Calderón, el mejor panegirista del genio de Triana… en opinión de Juan cuando lo ‘vendía’ entre la gente del toro.


Todo en la vida cuesta. A los mediocres los arrastra la corriente; los genios pueden con todo. Hasta con la gloria. Mandan ellos, son ellos, se reflejan en todos sus actos ellos. Ante la adversidad se crecen; ¿los demás? se esconden dentro de la arruga. “Juan Belmonte, matador de toros”. Autor: Manuel Chaves Nogales.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Platero

                                               

“Desde la calle de la Aceña, Platero, Moguer es otro pueblo”. En la calle Ribera, esquina con la de las Flores, nació Juan Ramón. Han pasado ciento treinta y dos años. Han celebrado - el pasado 23 - actos de recuerdo y, probablemente, habrá gente que hayan leído algunos versos suyos.

Y se hayan acercado, un poco más, a todo lo que supuso el poeta introvertido y serio, que escribía poesía en prosa y que, los adultos, se empeñaron, un día, en decir que aquello era para niños…, y no lo era.

Decía Juan Ramón que, en aquel barrio donde estaba la calle de la Aceña - que era barrio de marineros - la gente hablaba de otra manera, tenían otras costumbres y todo tenía que ver con el mar. De otras gentes,  que vivían, también, en el pueblo, Juan Ramón nos dio su imagen a modo de crítica social. Espejo, a veces, de una sociedad dura y cruel.

Por la calle de la La Ribera, conforme se baja la cuesta larga, se llega al río de Moguer y luego, a la izquierda, hasta el Tinto que viene de la Sierra y tiene color a cobre y olor a esas cosas donde parece que  la vida es imposible; enfrente: San Juan del Puerto.

Moguer huele a cal que reverbera, a pan de horno dorado por fuera y a migajón por dentro, como lo veía Juan Ramón, desde la lejanía; a cigüeñas en las espadañas de las iglesias; a aventuras por América… Moguer huele a Platero.


Porque Moguer es en esencia, Platero, y niños que van por la calle y quien fue y vivió de la exportación de vinos a sitios muy lejanos. Tan lejanos que algunos llegaban a Rusia. Vino, después el progreso, y aquella sociedad viró y desarrolló, esa tentación sensual y carnosa que llaman fresón. Moguer es Platero y… Juan Ramón.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La cumbre

                                          


He subido  al Hacho en día de aire y cielo azul. Arriba todo es inmenso; a sus pies, abajo, el río busca la mar… Un poco más allá, casi en el límite verde de las huertas, rastrojos secos. Entre la huertas un puñado de casitas blancas, tiradas a voleo, como quien siembra, en sementera temprana, y nacen, un año seco como éste, bienvenidos.

Lejos, muy lejos, el mar. No se ve; se intuye entre la bruma. Los fenicios hicieron de este mar una calle amplia para sus naves que iban y venían; por él Grecia nos mandó la filosofía, o sea el amor al saber; Roma, el Derecho. De Judea, vino el cristianismo.

 Este mar, leía el otro día, tiene un solo punto de unión. ¿Uno sólo?  Me quede desconcertado. ¿Fenicia? ¿Grecia? ¿Roma? No: Abraham. Del padre Abraham nace Ismael y, de ahí el mundo islámico; del padre Abraham viene, también, Isaac, y de ahí del mundo judío. Abraham padre de los creyentes. De las estrellas que se multiplican en la noche y, de ahí, el mundo cristiano.

La noche mágica de la Nochebuena marca un punto en muchos hogares de occidente. Se han adornado las calles –algunas, Málaga por ejemplo con huelga en la recogida de basura, incluidas -, a los salones de las casas han llegado abetos de plástico y bombillitas de China. Se infunde un espíritu donde hay que ser feliz por decreto, comer por decreto, hacer llamadas telefónicas por decreto…. “Ande, ande, ande la Marimorena…”

No está la cumbre en silencio. Azota los oídos el viento y hace que tenga un zumbido constante, monocorde, racheado. Pasan aviones: enfilan pista. Casi se toca el aeropuerto. Van en línea recta. Descenso programado para terminar, tangenciales, en la tierra, que no es la ‘prometida’; es otra tierra.


Decía don Miguel de Unamuno que en las montañas él se sentía a gusto con las cumbres de su alma, y pensaba en las llanuras de su espíritu. Concluía don Miguel afirmando que allí, en la cumbre: “el sol nos ilumina los más escondidos repliegues del corazón”. Y si lo dice don Miguel…

domingo, 22 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Isla (cuento apócrifo)


                                               

El hombre llegó a tierra entre dos luces. Había estado casi todo el día en la mar y volvía al chambao porque el hombre vivía en una casa blanca, -con una parra en la puerta- a medio camino entre el rebalaje y la cumbre de la isla. El sol se bajaba en el horizonte. El cielo estaba malva, rosa, celeste… Tenía tantos colores que el hombre gozada con todos y no apartaba ninguno en especial.

Al pasar junto a las rocas del acantilado vio a la muchacha. Era la muchacha de todas las tardes. Estaba allí desde no sabía cuándo. La muchacha tenía un pelo más castaño que negro, cortado a media cara. Vestía un pantalón vaquero y una camisa blanca con botonadura blanca de nácar.

La saludó con una inclinación de cabeza. Dijo unas palabras ininteligible, y siguió por el camino arriba. Ella le correspondió, levantó la mano levemente, y siguió mirando al mar. El hombre siempre la había visto como si formase parte del paisaje. Y siempre se preguntó porqué estaría allí.

Llegó. Abrió – era una manera de decir – porque la puerta nunca se cerraba y entró. De la mar subía ese olor que sólo viene cuando la noche es más sombras que luz. Dejó donde siempre los aparejos que traía al hombro y se acomodó. En alta mar, ya se veían las luces de algunas traíñas…

El hombre supo por los periódicos que había sobre la mesa - siempre se los dejaba la señora que le daba un aseo a lo que podría llamarse casa y le preparaba la comida – de lo ocurrido. Casi no le apetecía leer.

Se entera que Jodorkoski descarta enfrentarse a Putin por el poder en Rusia (con lo lejos que está Rusia, pensó). Han colocado, en portada, con números grandes: 62.246 (el gordo de la lotería). Rajoy sobre la cubierta de un barco de guerra (con chaqueta y corbata) dice a la marinería que protegen los intereses…


El hombre dejó de mirar los periódicos. Era la víspera del día de Nochebuena. El hombre entornó los ojos y recordó a aquel viejo pescador de La Habana que Hemingway llevó a ‘El viejo y el mar’ y pensó en la gente que escribía prosas preciosas y versos. Y deseó la felicidad para todos. Era la víspera; mañana, será, dijo entre dientes, la Nochebuena.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y, nació la Luz

                                               

Vino como vienen las cosas grandes, casi sin hacer ruido. Llegó, llenó el escenario y la gente se quedó con sabor a poco, porque aquello, supo a poco, a muy poco. Y Antonio García Barbeito –veintiséis años después del su primera puesta en escena- dijo, como él solo sabe decirlo, su Cuento de Navidad: El día que Jesús no quería nacer.

¿Lugar? Teatro Cervantes de Álora… Todo a beneficio de Caritas y… del enriquecimiento - por dentro  que son las riquezas más buenas - de todos los que estábamos allí que éramos muchos. La gente aplaudió. Se echó - que no llegó a echarse - el telón porque Antonio, sencillamente se retiró por un lateral del escenario y no había palabras para decir todo lo que allí se había vivido.

Grande Antonio, grande el texto y el mensaje del Cuento y grande la respuesta de Álora que echó una mano a los que, en palabras del alcalde, tienen la ‘mala costumbre de comer todos los días, y de vestirse y de no querer pasar frío…” Hermosa manera de hablar de cubrir las necesidades básicas a personas que lo pasan mal.

El día que Jesús no quería nacer es poesía pura. Es esencia y dulzura; el mensaje de Amor, Esperanza, Fe, Justicia…Los valores que mueven eso que damos en llamar el mundo, al que alumbra, el sol cada mañana y, donde damos en vivir.

El Cuento es original, extraordinario, único. Habla un Ángel y la humanidad, ¡ay, la humanidad! con tanta necesidad pide que venga Dios, en forma de Niño, en la Nochebuena porque esto sin Él, ya ven, tiene poco arreglo.


Y Dios dice: Ahí va eso y nos regala estas pinceladas - a modo de Cuento - para que uno siga pensando, que sí, que es verdad, que existen los Reyes Magos, aunque  uno solo sea el que se sube al escenario: Antonio García Barbeito, su autor; ¿los otros  dos…?  Los otros dos se disfrazan de voluntarios de Caritas y se sientan entre el público. Maravilloso, de verdad, maravilloso. Y, aunque era de noche: nació la Luz.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Solsticio

Dice el refrán: “Por Santa Lucía, se acortan la noches y se alargan los días”. Santa Lucía fue el trece. El pueblo llano sabe que por estas fechas ya cambia algo. Es el solsticio de invierno. O sea es, a decir de algunos, el nacimiento de la alegría.

Dentro de poco oiremos, cada mañana, en el bar. “Ya se le nota a los días…” Y el sol que nace por los Lagares y se va por el Monte Redondo se hace remolón, poquito a poco. Como quien se encuentra a gusto y no quiere irse.

Tromson es una ciudad de la Laponia noruega, a orillas del Ártico, próxima al Polo Norte. De aquí partió Amundsen… En estas fechas del año, allí, es noche cerrada. Todo es oscuridad. No está, aunque sí se le espera, la luz.

Una noche de sol de media noche, en verano, una rubia sami que hablaba perfectamente español me dijo que, a partir del 16 de enero comienza a vislumbrarse un poco de luz en el horizonte. Y ¿cómo pueden vivir - pregunté, ingenuamente - con tanta oscuridad?  y ¿ustedes, me respondió, como viven con 40º a la sombra? Me calló.


Dicen los que saben de estas cosas que hoy es el solsticio de invierno; la iglesia, que dentro de unos día nace el Sol de los creyentes, o sea Jesús, y el pueblo llano, que nace el sol, que se alargan los días, y que comienzan a quedarse atrás los días melancólicos y triste del otoño. Pasamos de estación: llega el invierno.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ráfagas

                                           

Como a media tarde, se echó, el otoño, la solapa del abrigo –de la gabardina para precisar más- hacia arriba, se puso el sombrero y se vistió ropa nueva, o sea, nubes que entraban desde poniente. Se presentó en la calle, a modo de lluvia, ‘caleaera’ y, en ocasiones, racheada por un aire revuelto que no se quería perder la ocasión, y lo llenó todo de encanto.

La tarde no era tan bella como Ingrid Bergman, ni tan misteriosa como Humphrey Bogart en ‘Casablanca’ pero se puso preciosa. Me encerré, como otras veces, en el refugio interior, y escuché en silencio. El silencio de Dios es el que más habla y como los hombres estamos tan llenos de  ruidos, tiene que enmascarase para que lo notemos más cerca.

Todo era íntimo y recoleto. La tarde  se iba de la mano con más rapidez que otras, en las que el sol dice, que se acaba el día y pensé en San Juan de la Cruz y casi hallaba la respuesta a la pregunta: “¿Adónde te escondiste Amado…?”

Y  la respuesta estaba al otro lado de los cristales de la ventana, y yo casi sin enterarme… Enfrascado en lo de cada día: “la Guardia Civil registra…”; “Alaya vuelve a imputar…”, “Ojalá os muráis los que habéis matado a mis vecinos…” Tal cual usted lo lee, lo he copiado… De verdad, ¿estamos bien de la cabeza?

Cerré los ojos y escuché cómo caía la lluvia. Dice el hombre del tiempo que va a estar por aquí – la lluvia, claro- poco, que para mañana ya se va, y que sólo dejará algo para que broten las sementeras y las hormigas alúas salgan a la orilla de la carretera, y tengan alimento los pájaros insectívoros.


Me quedo con el campo, con esa lluvia que se ha presentado esta tarde, con el carbonerillo que cantaba esta mañana en el cañaveral del arroyo. Y con aquel avión que arrancaba en la niebla rumbo a París. Dice mi amigo José María que ser humano, no tiene arreglo. Voy a tener que darle la razón. Pero, y si por un casual, digo yo, ¿se parasen a escuchar el silencio de Dios?

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tréboles

                                                 

Dice la botánica que, el trébol, nace en los prados, tiene tres hojas y  es de color verde. Se extiende por las praderas del hemisferio norte y suele ser planta de primavera que es cuando el campo se viste de flores.

Para los amantes de todo lo exotérico y distinto, es algo más. Rizan el rizo y buscan el trébol de cuatro hojas. Si se encuentra de manera accidental, entonces ya es el no va más: se compra lotería, se llama a las que echan cartas y se emprenden cosas que, de otro modo, no se harían.

A las cuatro hojas se le daban como, a los puntos cardinales, cuatro destinos: esperanza, fe, amor y suerte. El hombre se agarra a un clavo, aunque sea ardiendo y si, es supersticioso pues, entonces, más.

Rocío Dúrcal cantó  - ‘Trébole’- en aquella España de hace muchos años, tantos, que ni había llegado la Democracia, y venía a decirnos cosas bellas de ríos de aguas azules y de  montañas y de ojos maravillosos y enamorados. O sea hablaba de amor.

El sol de estos últimos días de otoño, doraba, al caer la tarde, las cumbres de El Torcal. Las sombras ya habían subido por Virote, las Lomas, el Cerro de la Fiscala, Gamonales… La Joya y Los Nogales eran pinceladas blancas en una tarde de un día que empezó gris y con una harineo –como queriendo ser lluvia, pero no lo era- que no llegaba al suelo.


Desde Flores, en la lejanía…veía como se iba la tarde. Barbeito –Antonio García Barbeito- me hablaba de versos; recitaba, recordaba. Hablaba de pregones, de artículos, de recuerdos… No lo sabe, pero cuando lo vea, le diré que entre Marilina con su fotografía, y él se han encargado de decirme que es verdad, que existe el trébol… de cuatro hojas.

martes, 17 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Hasta luego Mr. Chips

                                  

No es exactamente así. Pero he querido que lo sea. El título de la novela de James Hilton es  ‘Goog-bye, Mr. Chips’. Cuando vi la película y  a aquel Peter O’Toole en el papel del profesor desencajado que no sintonizaba con la clase… me enganchó. La he vuelto a ver. Varias veces.

“Adiós, Mr. Chips” es una historia tierna, entrañable. Le puede ocurrir a cualquiera. Profesor de una ficticia escuela, su vida se transforma cuando llega Katherine. El amor de aquella mujer  lo puede todo. Lo cambia todo, lo vuelve del revés… y después pasa lo que tiene que pasar. Las cosas no pueden acabar bien; entonces, no sería la vida.

Fue el actor de los ojos azules. Sus ojos puede que hubiesen aprehendido el cielo de Escocia,- de donde era su madre - de una tarde de la primavera y, mezclada con espumas turquesa del Atlántico…

Trabajó en el cine hasta el aburrimiento.  No le dieron el Oscar por ninguna película. Sí, a la trayectoria. A veces, la gente, riza el rizo, con tal de no admitir que es cicatera y mezquina. No va a ser el primero; tampoco, el último.


Ha muerto Peter O’Tool, la prensa destaca de él su papel en Becket y en Lawrence de Arabia… Es, probablemente, su película más espectacular. Me quedo con ‘Adiós, Mr. Chips’ es más tierna. Aquellas imágenes con la merienda del huevo duro en el graderío del anfiteatro… Son únicas. Como el hombre de los ojos azules y la mirada penetrante.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El día que Jesús no quería nacer

                        

Ya está aquí. Casi al alcance de la mano; casi llama a la puerta. El día de Nochebuena y, el otro. Verán. Jesús nació “aunque estaba a noche serena y por todos los campos la nieve caía”. Nació en un lugar que está muy lejos. Lo llaman Belén. Conforme se baja de  unas montañas de la que viene un río y, todo eso que dan las montañas.

El “otro” es otra cosa. Antonio García Barbeito que tiene un corazón un poco más hermoso, todavía, que la prosa - y miren que es difícil - que nos da todos los días, hace un montón de años (no tantos como cuando lo de Belén, claro) escribió un cuento, para adultos. Lo llamó “El día que Jesús no quería nacer”.

Antonio ¿por qué  lo hiciste - le pregunté un día caluroso de julio - en Tomelloso? “Porque me lo pidió un amigo”. Le dije que qué hacía falta para que el cuento viniese a Álora y por el coste. “Que me lo pidan”. Hecho, le dije, y “el coste, si es para alguna asociación benéfica, cero”. Le dije que Caritas, me dijo, que adelante…

Y el Ayuntamiento cede, gratuitamente, el Teatro Cervantes y se ponen en marcha; desde Caritas - donde falta de casi todo menos buena gente y mejores corazones - también, y llenamos el pueblo de entradas al ‘elevadísimo’ coste de cinco euros. Cinco euros de ilusión para muchos que no tienen nada. ¿Qué es eso?

“El Día que Jesús no quería nacer”. Antonio García Barbeito, Teatro Cervantes de Álora, viernes 20, a las 9 de la noche. Ah, puede que haga frío. Abríguense; si llueve, no echen paraguas, no sea que se espante el agua y con la falta que hace…, luego, el calor que trasmite Antonio en los versos únicos le llenarán de calor el alma.  Y uno, en su interior se dirá: “Dios, mío, Dios mío”.


“Vete, Ángel, dile a Dios / que venga a la Nochebuena, / que sí merece la pena…/ Que se lo pide el amor…” El pueblo generoso de Álora lo pide, también. Lo hará cómo sólo él sabe hacerlo. Ya verán ¡cómo es la respuesta! No me cabe duda. Seguro que me quedo corto. A la salida nos vemos.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Una página suelta del cuaderno de bitácora. Olvido

                                              

“Lo mejor del recuerdo es el olvido”, escribió el Maestro Alcántara. Luego habló de una Málaga que naufragaba y emergía, de un niño que jugaba a la alegría y, de esas otras cosas, que la mar del verano trae hasta el rebalaje donde el poeta dice, también, que “ser hombre es ir andando hacia el olvido”.

Otro Maestro, Antonio García Barbeito, un día, se entretuvo en escribir: “Desengaños los precisos, / por si dejas de quererme, / ya me estoy haciendo al olvido”. Tendremos que ponerle nombre. ¿Resignación? ¿Sueños que esperan cumplirse? Algún día se lo preguntaré y, si me lo dice, os lo cuento.

De olvido, otro olvido, - más duro, más cruel, más inhumano – es que han muerto tres personas en un pueblo donde la blancura de su pan es proverbial. Para más ‘inri’, a ese pueblo se le conoce como Alcalá ‘de los panaderos’. O sea, por falta de pan y por sobra de pobreza… ¿cómo se le pone a esto? Para acallar conciencias: pongámosle, olvido.

Alguien dio una definición de Cultura: “Cultura es lo que queda cuando llega el olvido”. Me parece que acertó. Dio en el clavo. He usado muchas veces esa afirmación cuando, hurgando, en los recuerdos, buscaba algo perdido, precisamente, en el ‘olvido’.


Mis amigos - alguna amiga, también - andan, estos días,  revenidos,  revoltosos y revueltos. Todo por Olvido. Me refugio - una vez más -  en Juan Ramón: “Yo soy yo. / Soy ese / que va a mi lado sin yo verlo; / que, a veces, voy a ver, / y que, a veces, olvido”. 

sábado, 14 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El pandero de Cachorro

                                 

“Y, el pandero de Cachorro, ¡qué asombro!, tres veces, se rompió”. No fue así, pero pudo serlo. Es la letra final de remate de un villancico. Dos pastorales – Cofradía de San Juan y ‘la de Álora’ - llenaron las calles, en la tarde del sábado, con la música propia del tiempo que corre.

 Juan Pérez, -Juani ‘Cachorro’ para los amigos- lleva el alma de la pastoral tan dentro que cuando la aflora en el manejo del pandero,  es arte puro. Lo demostró, ayer, como director en una, y como componente, en la otra ¿se puede pedir más?

Los actos culturales se han solapado este fin de semana. Han sido un chorro continuado;  uno, no sabe dónde acudir. Verán. Magnífico concierto de ‘Nuestra Tierra’ en el Cervantes. Teatro lleno -  entradas agotas -  y ellos, desgranando lo mejor de la música folk. Supimos cómo cantaba el pueblo en Galicia, Cantabria, Castilla o la propia Andalucía y, supimos, también, que son excepcionales e irrepetibles.

Los vecinos de la calle Clavel - barriada de las Casas Nuevas - montaron un Belén viviente. Una preciosidad, oigan, algo lleno de originalidad, buen gusto, y detalles tan  pintoresco como un alcalde, ‘pastor por un rato’, lavanderas en el agua clara que baja casi en cascada o una perdiz en el portal…

Reconfortantes – hacía frío – el chocolate y los roscos. Los ofrecían las vecinas a los asistentes; la calle, colapsada. ¿Por la merienda gratis? No. Por todo el arte sacado a las puertas de las casas. No se cabía. Era imposible transitar por ella. Como Sol hace unos días pero sin metro y en chiquito. Vamos, como de pueblo. Eso sí, pueblo blanco, único y acogedor.


Un mercadillo navideño llenó la Fuentarriba. Todo se compra y todo se vende. Afluencia masiva y marea que va y viene. Gente y más gente. Productos artesanos, ropa, flores, alimentación. ¿Qué no han probado la chacina de Alfonsito? Ustedes se lo pierden. Palabrita del Niño Jesús. Y, que quede claro, al menos, por la tarde de ayer, el pandero de Cachorro, salió vivo.

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora: España desde el tren

                                   

La megafonía de la estación de Atocha anuncia salidas de trenes de manera continuada. Tren a Gijón con parada en Valladolid- Campo Grande; otro, a Barcelona-Sants con parada en Zaragoza-Delicias y Camp de Tarragona; y, a Valencia-Joaquín Sorolla; el de Alicante, tiene paradas en Cuenca- Fernández Flórez y Albacete-Los Llanos; a Sevilla-Santa Justa. Ave a Málaga-María Zambrano…

A media mañana, el tren arranca con sigilo. Ya no huelen las estaciones a trenes antiguos ni hay humo, ni a carbón. No se oyen aquellos pitidos agudos, del Jefe de Estación que, con el silbato, daba la orden de marcha y respondía el maquinista… Maraña de vías; se entrecruzan. Se cruza con otros trenes. La ciudad se pierde y queda atrás.

El día está gélido. Se condensa el humo de las calefacciones en el aire frío. Sale el tren a campo abierto. En la lejanía, restaurado, sobresale la piedra limpia del Sagrado Corazón en  el Cerro de los Ángeles. Más adelante, se recorta el castillo de Consuegra. Por la Sagra, el Tajo, es un río de medio pelo y, en el horizonte, Toledo, la ciudad de siempre.

En Los Yébenes recuerdo a Olvido. ¿Qué habrá sido de ella? Pienso. ¡Hay que ver lo que hace la gente para tener un minuto de gloria(¿). Leo un rato. Manuel Chaves Nogales: Juan Belmonte, matador de Toros. En el epílogo Josefina Carabias cuenta: le preguntan a Juan ¿como un hijo de Carlos Núñez - le muestran una fotografía subido sobre el lomo de un toro bravo - ha podido amansarlo?: “pues… dándole de comer como se amansa a todo el mundo”. Juan, genio inmortal.

Entra el tren en un túnel largo de niebla espesa. Las encinas son fantasmas de copas redondas. Se conjugan tres cifras capicúas: el tren 2112, a las 12,21 alcanza una velocidad de 212 kilómetros/ hora.

Ciudad Real, -despertó al progreso con el AVE- y ahora, lo hace al medio día entre un desperezarse y  recuerdos. Muchos recuerdos. ¿Adónde se fue aquel curso de verano? Y, Tom Jones y Delilah, y Alfonsa  - que era de Zamora -, y Esperanza, y Licinio y “El Pichi…” Miguel Ríos cantaba, entonces, aquello de: “aquel agua tan fría/ y tu forma de nadar/ en el río aquel…” El tren sigue su marcha…

jueves, 12 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra Tierra vuelve

                          

Suena a publicidad navideña de un producto que está para chuparse los dedos. No lo es, obviamente, pero su trabajo sí es para degustar todo lo bueno que ‘Nuestra Tierra’ sabe, ofrece y hace. Esta noche -  o sea como quien dice dentro de rato- en el teatro Cervantes de Álora torean. Por cierto, aforo ya vendido desde hace días…Cartel de ‘no hay billetes’.

Parecía que se habían ido, y no se han ido. Están aquí. Ha sido un reposo largo y espaciado que, a los que gustamos de estas cosas, nos ha parecido demasiado.  Esto no se les hace a los amigos. De verdad.

Lleva este grupo en su música esencia y buen hacer. Es a la música folk de Álora lo que el Nuevo Mester de Juglaría supuso para la música de Castilla: un renacer desde los más genuino del pueblo llano –como solía ‘fablar’ el pueblo a su vecino en palabras de Gonzalo de Berceo- pero que ellos, además, le ponen música.

No hay que rebuscar mucho en el folclore del pueblo para saber que unas castañuelas, una guitarra, un almirez, una botella de anís rascada con un instrumento metálico, un tambor rociero…. Todo simple y, todo, sublime; todo sirve para arrancar de las fibras del alma –si es que el alma tiene fibras-  la sensibilidad que atesora dentro.

Y la voz. Fueron, al principio siete… y uno más. Ahora, porque así lo requieren los tiempos, son siete y, agregan savia nueva: Chema (“de casta le viene al galgo”) aporta juventud y sangre de artista, por parte y parte: Gabriela y Pedro; Mariché y, otro Pedro… y, los demás. Todos los demás.


Los que estuvieron, los que están y, los que… Ya me entienden. Manda, como en todo el tiempo. Han andado muchos caminos y, buenos. Tarifa, Jódar, Almansa, Vélez-Málaga… Parecían que se habían ido; no se han ido. Están aquí y ahora. Luego dentro de un rato… ya saben, para chuparse los dedos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La longaniza no es tanta

                                  

Dicen los que saben que se ‘nota’ un repunte en la economía. Algo se mueve. No hay más que ver la gente que estos días pasados no se ha quedado en su sitio. Han hecho kilómetros y han visitado otras tierras.

Dicen, también, que hay mucha gente en la calle. La llenan, la invaden, la copan… pero llevaban las manos en los bolsillos. O lo que es lo mismo pocas bolsas de compras traspasan las puertas de los comercios. O sea. Mucho de oropel y,  poco de oro.

Anunciaba, el otro día, el periódico que casi treinta mil andaluces ya están en Alemania. ¿La segunda invasión? Probablemente, no. Ahora piden titulación, nivel de alemán y, si de propina, se lleva algo de otro idioma, mejor. Los españolitos que empujan no tienen, precisamente, el viento de popa.

Carlos Cano cantó - cuando, aquí por poco tiempo, resurgió la ilusión - “que vuelvan pronto los emigrantes…” y todo aquello de pan y alegría, “arga curtura y prosperiá…” Era el canto a una Andalucía que quería dejar el vagón de cola. No lo ha conseguido.

Los bribones - en Andalucía y en el resto de España, también - denunciados por el granadino, ahora van en coche oficial, llevan telefonía de última generación pagada por usted y por mí y por la sangre de muchos parados, siguen siendo igual de bribones. Eso sí, con mejores palabritas. No enturbian el agua.


Llegan aires de Nochebuena. Dicen que la gente tiene que ser feliz por decreto; Demasiado ruido que se lleva el viento. Demasiadas necesidades que piden respuesta. Echo mano a los versos del Maestro Alcántara: “mirando la expansión de la gotera / le vio la cara a la pobreza”.

martes, 10 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pincelada de otoño

                               

Ha colgado, en facebook, mi amiga Marilina la foto de un plátano oriental vestido de otoño… Precioso, enigmático, lleno de encanto y de misterio. Se asoma desde detrás de una verja y con sus ramas, parece que saluda y dice a adiós a los viajeros. Como hacia Homero Macauley, con el tren que pasaba camino de Ítaca y se perdía por la tierra de California.

Se despiden los árboles de sus vestidos del verano. Casi se han deshojado ya los granados, los ciruelos, los plátanos… Hace meses que lo hicieron los almendros. Tiene ya el hatillo preparado la higuera del huerto, aquella - ¿se acuerdan? - de Miguel Hernández: “Volverás a mi huerto y a mi higuera / por los altos andamios de las flores / pajareará tu alma colmenera”, en su Elegía del recuerdo.

Están en marcha ya  las acacias. Lloran poesía con esa caída muelle y suave de suspiros suspendidos, a medio camino, por el aire. La brisa de la mañana deja, en el suelo helado, un manto de hojas. Esperan la recogida y, de manera despiadada, unos hombres vestidos de verde y amarillo las depositan en cestos, y luego en cubos, y luego en un camión que se las lleva no se sabe dónde.

Esas hojas nos dieron sombras en las siestas largas del verano. Apretaba la luz los dientes y el sol hacía chriribitas. Nacieron, como en los versos de don Antonio Machado,  con las lluvias de abril y el sol de mayo… Claro que eran otras lluvias y otros soles. Y ahora…


Se arrebuja la naturaleza. Siente que ya viene, que llega - los fríos ya lo han hecho - el invierno. Noches largas; almas solas que hacen suyos  los versos de Barbeito: “y aunque rota la luna de mi suerte / y muerta la esperanza de tenerte / hay un algo que espera todavía…” Es otoño.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Benavente y El Riojano

                                              

“Cuando vengas  a Madrid chulapa mía…” escribió Agustín Lara, en el Chotis universal. Luego, ensartó un rosario de ‘minucias’ como hacerla emperatriz de Lavapiés, alfombrar de claveles la Gran Vía,  una ‘junterita’ con la crema de la intelectualidad en Chicote, con agasajo postinero incluido, o un baño en vinillo de Jerez. ¡Cualquier cosa!

Cuando vengas a Madrid,  me dijo un amigo, llégate a donde “El Riojano”, Mayor 10, a golpe de vista de la Puerta del Sol, casi frente a la calle Postas... La pastelería perteneció a un repostero de la reina Isabel II, le hicieron el mobiliario apropiado y todavía lo conservan. Sirven - me dijo, y es verdad, al menos por lo que yo alcanzo - las mejores pastas de té de la Corte.

La mañana estaba escarchada y seca. Tan fría que los rayos del sol aún no habían acabado con la helada en la umbría de la Plaza Mayor. El vaho de la respiración se suspendía en el aire y al entrar por las fosas nasales casi hacía daño; afeitaba, en seco. La gente iba y venía; la calle llena y un no sé qué que ya sabe a Navidad.

Me acogen. Me explican. Me cuenta. Me dicen que sirven cada jueves las pastas al Consejo de Estado;  que el dibujo, que cuelga en la pared es original de Mingote, distinción del Ayuntamiento, ‘por centenarios’ (la casa se fundó en 1855). La factura aceptada por la Reina María Cristina – 3 de abril de 1923 – por 89,37 pesetas se la enviaron de Palacio como recuerdo.

¿Se ha fijado?  – me atienden, don Juan, burgalés, y “ella  -refiriéndose a doña Esperanza, su mujer, que fue quien me recibió- extranjera, de Zamora”. Sonreímos. Esa factura en aquel tiempo era más dinero del que hoy se supone.

Me refieren que en una mesa, a la entrada del café, (como en la rebotica de la pastelería) se sentaba don Jacinto Benavente. Era asiduo de la casa. Tomaba café y pastas. Según, les decía Pepe, que entró de botones y se jubiló aquí, don Jacinto, pedía servicios para su casa. Se rifaban el encargo. La propina era un duro o un bocadillo. Todos pedían el bocadillo, porque dentro ‘además, venía el duro’…


Ante esto, la media mañana había que rematarla con vermú y callos de Lhardy. Y se remató, y que salga el sol por Antequera.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sevillano y universal

                                 

Cuelga, El Museo del Prado, estos días - hasta febrero - una exposición sobre Velázquez y la familia de Felipe IV. Sabe a poco. Una treintena de obras (se incluyen también algunas de Martínez del Mazo y Carreño) pues queda como corta. Uno se pregunta ¿y ya está?

No había llegado la Kodak ni por supuesto las máquinas digitales. Siglo XVII. Velázquez el mejor pintor de su tiempo – de otros, también- retrata a la Corte con pelos y señales. Una Corte de España que ya venía cuesta abajo; Velázquez, regresaba de su segundo viaje a Italia.

 Tal como eran, tal como no llegaban al pueblo. Feos, de ojos saltones y narices aguileñas, enfermizos o tiernos; seres, algunos a los que el destino les depararía, más de uno y de dos disgustos.

Un Quevedo de lengua bífida y viperina se encargaba de amargarle la existencia. “Es, decía, del Conde Duque, como los hoyos, más grande cuánta más tierra le quitan”. El rey, ligero de bragueta, seudobeato y poco agraciado, tampoco le iba a la zaga. Claro, que al rey…España se hundía en pobreza y pillería, en golfos sueltos –como casi ahora- y con un desprestigio internacional en aumento.

A alguna gente de esta época - la del entorno cercano al rey - es a la Velázquez lleva a los cuadros de la muestra. El rey y la reina Mariana, las infantas, Margarita y Teresa, al príncipe Felipe Próspero o su propio perrillo que, desde el reposabrazos de un sillón, mira, como siempre al espectador.


Pacheco, suegro de Velázquez lo citó en una antología de su tiempo ‘porque –dicen- que era su yerno’. En Madrid, desarrolló todo lo que llevaba dentro el sevillano universal. Algunos mezquinos quieren negarle lo que ya traía dentro desde  Sevilla. Es su problema. Andalucía que da tanto a cambio de tan poco, dio entre otros, a Velázquez y El Prado, nos da – por cierto, con colas enormes- unas gotitas de su obra. Sabe a poco.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bullas

                                               

Salgo del metro, en Callao, la Gran Vía  - río de soledades juntas - está desbordada. Va la marea de orilla a orilla. Sube por momentos. Del cielo bajan halos de luz artificial. Cada uno, a su manera, aviva la suya interior. Parece que la felicidad va en proporción al ruido y a la bulla.

Por Preciados no se cabe. Gente y más gente. Coros infantiles llenan la calle de música que sale de las tiendas. Hablan, las canciones, de pastores, de montañas con nieve o preguntan al Niño, un año más, de quién es y por su nombre y dicen que la Navidad es blanca y que ¡Holanda, ya se ve!

En Sol, abarrotado, los peces no terminan de hartarse de agua. La gente va y viene. Más bulla. Un cordón policial impide que entre más gente en la plaza porque ya no se cabe. Se esquivan. Piden que ande y ande la marimorena. Hablan de campanas “y, sobre campana, una” ¿Será porque estamos en Sol?’

Desde su caballo de bronce y sobre un pedestal, Felipe III, el rey de aquel tiempo tan lejano, ve la ilusión de la gente. Se acercan a los puestos. Las figuritas se perdigarán por Nacimientos de muchas casas…

¿Chencho? ¿Dónde está Chencho? ¿No se acuerdan? Sí, Chencho, el niño de la ‘Gran Familia’ que dirigió Fernando Palacios (1962). Se le perdió, al abuelo - Pepe Isbert - mientras miran y sueñan con los pastores de la Plaza Mayor. Alberto Closas, Amparo Soler Leal, José Luis López Vázquez…La gente compartió angustia, zozobra y buscó a Chencho… hasta el telediario.


Apareció aquel Chencho de entonces. Hoy, también, muchos buscamos a ‘otro’ Chencho. ¿Lo encontraremos? Por la calle Postas vuelvo a la calle Mayor. Metro suprime, temporalmente, las paradas en la estación de Sol. Sigue la marea de soledades. Imposible andar. La gente se enfunda en abrigos. Hace frío; por fuera, seguro. Ojalá se cambie en calor de solidaridad,  por dentro.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. De niña a mujer

                                              

Fue el título de una canción de Julio Iglesias. Por cierto, bellísima, melosa y dulzona en su estilo más castizo, pero bellísima. Hoy acudo al título, no por la canción del siempre bronceado por el sol de Miami o por los rayos esos de la máquina. No. Se lo debo al Día a la Constitución.

Se nos ha hecho grande. Miren por donde. Madrid despertó de sol y frío. Lo propio de diciembre y la gente se agolpó y vio entrar, desde la lejanía - como tiene que ser - a los políticos, en el Palacio de las Cortes. Hay imágenes que,  no por conocidas, dejan a uno indiferente: dentro de unos días, el 22 en el Palacio de Loterías; ante Jesús de Medinaceli, en el primer viernes de marzo; en la Carrera de San Jerónimo el 6 del mes de la Pascua...

Me quedo con el segundo renglón del Artículo primero del Título Preliminar donde afirma que España propugna como valores supremos: “la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”
¿Cabe más? ¡Por Dios! Y la quiere reformar. Vamos, como la mujer guapa que al pasar por la calle hace que la gente vuelva la cabeza y, la vecina envidiosa, mezquina y mediocre, como  puede ponerle muy pocas pegas, va y dice: ‘sí, sí, está muy bien, pero es muy sosa’.

Si la clase política hubiese sido capaz de desarrollar, plenamente, uno de los apartados… A esta España si que no la conocería “ni la madre que la parió” como anunció el ‘artista’ sevillano.

Han ahogado aquellos tiempos de tolerancia y comprensión, el aire nuevo que renovaba al viciado.  Corren tiempos de corrupción generalizada. Mientras queden becarios para despidos y culparlos (como si no se supiese del poder ‘enorme’ del becario), y se trampee para no meter en la cárcel -algunos ya se acercan, como las muñecas de Famosa- a duqueses y parentelas, esas palabras, serán, bellas pero sólo eso, palabras.


No puede haber dicha completa. La Constitución, se nos ha ido de “niña a mujer” y se nos ha muerto gente que sí lucharon por ideales de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político. ¿El último? Ayer mismo: Nelson Mandela. Y nosotros, casi sin darnos cuenta.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitacora. Y, yo con estos pelos...

                                  

Cantaba, don Hilarión, en la Verbena de la Paloma: “hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad, que es una barbaridad…” y seguía el paseo por el Madrid castizo y fiestero, por el Madrid pinturero, por el Madrid de siempre.

Salta la noticia que en Atapuerca, analizando, el polvo que cabe en una cucharilla de café han obtenido el ADN de un hombre de hace cuatrocientos mil años, año arriba, o año abajo que para cuestión de fechas, tampoco hay que ahondar tanto.

Y digo yo. Si los científicos han conseguido este logro ¿Será muy difícil recomponer los números borrados del ordenador de la UGT andaluza? Me temo que en cuestión de temas políticos tenemos la batalla y la guerra perdida.  Ya verán que será así.

El trabajo presentado por los estudiosos de Atapuerca es algo impresionante. Pero como en este país hay tanto que “wert”, para investigadores y gentes serias, hay poco dinero. Claro eso de gastarlo en análisis de huesos viejos y luego hablar de Homo heidelbergensis y del Plesitoceno medio o del tío de Neardental…  ¡Es que se les ocurre unas cosas!

Habiendo mariscadas y Caribe de aguas calentitas, y belenes esteban y crímenes en Galicia y que si no queremos aquí a esos tipos ex presidiarios (ya me entienden)  y rubalcabas plenos de ‘candidez’ que tienen un parecido…  agarraditos al sillón (¡ay, silloncito que me quieren separar de ti!)…


Y yo con estos pelos. Echo manos a los versos del Maestro Alcántara: “Bebiendo estoy mi vino y mi pregunta/ penas y dudas. Todo se me junta / Y Dios da la callada por respuesta”.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Cómo le ponemos al niño?

                                   

No hay Dios que lo entienda. Verán: becarios que borran discos duros de  los ordenadores; golfos que limpian la contabilidad de un partido político (sus siglas también tienen dos ‘p’ de Pamplona o de Pepe, o de pamplina, como quieran); otro partido (que está no digo ‘partido’, no; está hecho añicos) pide revocar los acuerdos con la Santa Sede (otra dos ‘s’)…

Y, en medio de todo, la alcaldesa de la Línea - con Ayuntamiento en reunido en Pleno - aprueba nombrar “Alcaldesa perpetúa de la ciudad” a la Inmaculada Concepción… Vamos que eso del dogma y de Roma como que, un pensaba que queda muy lejos.

Hay más. Un concejal de Torremolinos - quería un minuto de gloria - pide que no suenen villancicos por la megafonía de la Casa Consistorial “para no molestar a los trabajadores”…Nos quiere dejar sin peces bebiendo en el río, ni pastores que bajan a de las montañas ni Magos que vienen de Oriente, ni …Más o  menos.

Me acuerdo de Carlos Puebla cuando nos contaba, en su canción, aquello de que querían seguir  perpetuándose con apartamentos de lujo, (el del ático doble que entra por dos calles para disimular, no. Ese, también,  pero no),  con el pueblo sufriendo (¡bastante que les importa a algunos el sufrimiento del pueblo!) o jugando a la Democracia… “Y en esto llegó…”


No quiero comandantes que manden “a parar” ni revoluciones en la sierra. Ni salvadores de uniformes. Ni tertulianos de buche lleno. No. Como Miguel Hernández me pregunto: “¿De dónde saldrá el martillo/ verdugo de esta cadena?” “Habla, pueblo, habla.”

martes, 3 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pompeya se cae a pedazos

                                

Lo leí en la prensa (El País, domingo, 1 de diciembre),  que la ciudad, a tiro de honda del Vesubio y, a donde llegan las brisas del mar de Ulises, se cae, a pedazos, por abandono, robo, desidia, pillaje y toda la corruptela que la poca vergüenza humana es capaz de atesorar con avaricia.

El año 79 el Vesubio arrasó las ciudades de Pompeya y Herculano. La proximidad del volcán y, otras cosas unidas a una erupción casi imprevista, se las llevó por delante. Aquello - contra la naturaleza no ha nada que hacer- parece que fue lo que tenía que venir.

Lo de ahora acontece por otros motivos. Hablar de la clase política y sindical de otro país cuando, en el nuestro, tenemos la abundancia de cosecha que se nos ofrece pues como que no. Si aquí somos ya maestros; allí, doctores.

Recuerdo el último viaje a Pompeya. Nos levantaron de madrugada. Mes de julio; calor agobiante. Cientos de autocares esperaban cita. Colas que no avanzaban: turistas y más turistas. Me meto que muchos no tenían ni la más remota idea de donde estaban. Daba lo mismo. Una foto y, luego, contarlo.

Pompeya estaba - y está - frente a Capri. Por su mar, de aguas azules y muy profundas, Ulises pidió que lo atasen al mástil del barco para no escuchar los cantos de las sirenas que adormecían a los marineros y los llevaban a la muerte.


Ahora, a Pompeya, la arrastra hacia la muerte de la destrucción otro canto. El que proporciona el dinero. Es más pernicioso, más avieso y con más mala leche, mucha más que el Vesubio. Al tiempo.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Levante las mueve...

                                   

Lo dice el refrán: ‘El Levante las mueve y el poniente, las llueve’. Cuentan los hombres del tiempo que las borrascas este año, por mor de un anticiclón, entran o muy altas, o pasan por debajo del mar de Alborán.

O sea, que cuando vienen a estas tierras del sur, -al sur del sur- para que nos entendamos entran – después de girar sobre ellas en el Mediterráneo - como de la parte de Granada que aquí es levante y las nubes no sueltan ni gota y llevamos un otoño…

Me dice un amigo que mide estas cosas que desde que comenzó el año meteorológico, es decir, desde el primero de octubre  hasta estos días principios de diciembre, ha recogido dieciocho litros de agua por metro cuadrado y así, por mucho que se quiera no se va a ninguna parte.

Están las lomas con las sementeras que no nacen. Los surcos duermen en besanas imposibles; el grano espera algo de tempero para romper y alfombrar de verde que con el sol dorado de estos atardeceres dulces invita a que uno se extasíe mirándolos.

Pasaba esta tarde una banda de patos en vuelo muy alto. Uno se pregunta ¿a dónde irán los patos con una tarde tan ventosa y revuelta? Los patos, deben ser como los niños traviesos, cuando más falta hace que se queden quietos, más se mueven de sitio.


 A lo mejor, cualquier día de estos “el poniente las llueve” y pilla a los patos fuera de lugar y el campo, agradecido siempre, hace que rebroten los espárragos, carga de aceite a la aceituna de molino, y le da zumo a las naranjas tempranas y...

domingo, 1 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Diciembre

                                                

Soleado y frío. Ha llegado diciembre. Esta aquí desde ayer y anuncia que esto se acaba, el año, claro. Se ha venido, sin nieve en las cumbres del Huma, con viento por las noches, racheado y broncoso. Ulula en las esquinas del tejado y los pajarillos buscan las ramas bajeras para pasar la noche.

A media mañana, desde los olivares –“Olivares de diciembre. / El viento cuando pasaba/ se perfumaba de aceite”, escribió el maestro Barbeito- de la cuesta del convento subían columnas de humo blanco. Han podado; los cabreros quemaban el ramón.

Diciembre de mañanas de escarcha. Brilla el campo cuando el sol calienta y por todo el valle, conforme avanza el día sube un vaho de neblina que no lo es y deja un hálito de misterio y preguntas ¿qué hay, ahí, debajo?

Ha terminado la recolección de ‘manzanillas aloreñas’ en la Garbía de Málaga; ya hace números, mi amigo Máximo, sobre la cosecha ‘marteñas’ en Monte Lope Álvarez y por Sierra Mágina caminan al molino las ‘picuales’. La lechuza que don Antonio Machado veía volar, busca, de noche, el pilón de aceite de Santa María… 

Dentro de unos días los periódicos comienzan sus anuncios de encendidos de luces de Navidad y, unos que dicen que no ponen más porque no hay dinero y, otros, que la ciudad merece más dispendio y que es muy pobre, el alumbrado (la ciudad, también)…Lo de siempre. Dos Españas hasta para un tema de encendido de bombillas.


Huele Andalucía a aceite nuevo, a olivares vareados y garcetas bueyeras que, cuando e va el día, bajan por el curso del río. El sol dorado de la tarde tiñe de manera especial las lomas y pone pinceladas de nostalgia.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ahogado en la bulla


                                               
                                                          
                        A mi amigo, José María Lopera que ha sido el instigador de este artículo

Entre la Fuentarriba y ‘La Balita’ se cocía la comidilla del pueblo. En la plaza se arreglaba el mundo, y como el mundo no tiene arreglo, se dejaba el resto, para el día siguiente; en el bar de ‘La Balita’ fundado en 1911 se remataba el resto.

España, casi en los albores de la Democracia, era un runrún de noticias. Discuten, entre ellos, los nuevos cambios. Y, ahora, dice uno, la gente se casa en el Juzgado, en la calle Santa Anta. ¡Anda, ya! - contesta otro-. Allí ¿cómo se va a casar nadie si en el Juzgado no hay cura? Sí, que es verdad, que te lo digo yo,  el cura no está allí, pero el sacristán es Juanito ‘el de la Fonda’…

Siguen calle arriba. Se anima la charla. Pasan por delante de la barbería de ‘Salmorejo’. En la puerta, en un jaulón, venden canarios ‘cuneros’. En la calle Escribanos, una lápida,  a tanta altura, que casi es ilegible desde el suelo, anuncia que en esa calle nació el imaginero José Navas-Parejo Pérez…

 Y, segunda parada. Ahora toca en La Balita. Durante muchos años hicieron el mejor café de Álora y, luego, en el patio, ante la mesa y la partida de dominó, tratos, muchos tratos. Todo se vende y todo se compra, y horas de cháchara. El patio era fresco en verano y acogedor en invierno. Íntimo, recoleto, ni grande ni pequeño; en su justa medida.

Estuvo abierto - el bar - hasta que Paco se nos fue…Se enfrascan la conversación. ‘Y dicen, que va a venir, entre otras cosas que va a traer la Democracia, el divorcio’. Que no, hombre, que no, eso pasa sólo en el extranjero y en la películas…


Uno de los del grupo, da su aprobación y dice que eso está bien… El más viejo que no había hablado en todo el rato, escucha y asiente y, de pronto, sin que nadie diga nada, va y larga: si es así, como decís, yo me ahogo en la bulla… 

viernes, 29 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. San Andrés

                                             

Cierra el mes. “Dichoso mes que entra con los Santos y sale con San Andrés”. Hoy, hoy es. O sea, último día de noviembre antes que llegue diciembre, el de la Pascua, el de las chimeneas con leña de encina, el de Santa Lucía que acorta las noches y alarga los días…

Hoy cierra un mes que debió empezar con nieve en los altos y campanas a muerto en los campanarios. Se va sin haber soltado una gota de agua, con las sementeras pardas y el grano sin nacer. Sin ‘alzacolas’ picoteando insectos detrás de la reja del arado. Se va noviembre. Se lo lleva San Andrés.

Por algunas tierras canarias, al atardecer de la víspera de San Andrés, los niños arrastraban latas viejas, cacharros metálicos y hacían ruidos. Querían los niños – y, los grandes, también - ahuyentar brujas y plagas de langosta que esquilmaban los campos y se comían las cosechas.

Le da nombre, también, San Andrés, a una temida y horrible falla. Va de norte a sur. Atraviesa California desde San Francisco hasta la costa occidental mexicana. Se desplaza la tierra a ambos lados, dicen los que saben, con una lentitud imperceptible y, cada vez que le parece, se deja caer con un terremoto devastador que siembra muerte y destrucción.

Ha dejado este noviembre demasiado interrogantes en el aire. Terroristas y violadores gozando de una libertad por mor de no sé qué aplicación de una ley mal ejecutada. Esto tiene tufillo a una amnistía encubierta
¿Quién retorna el sosiego a tantas mujeres violadas? ¿Quién devuelve a tantos padres a sus casas? ¿Quién  da respuesta a tanta pregunta suelta? ¿Dónde anida el pájaro que ha dado esta camada de polluelos?


Me cae bien, muy bien, San Andrés. Lo de los interrogantes del párrafo anterior, por supuesto que no. De las cosas malas - terremotos y desastres-, el santo, por supuesto, no tiene culpa, pero que ninguna culpa.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Media Verónica

                                  

Bajábamos, el otro día, frente a la sierra el Oreganal, camino de Parauta. Riscos y piedra caliza,  tanta que las aguas se filtran para aparecer, por Igualeja, en el nacimiento del Genal. Romero, esparto y espliego; cuando llega la tierra de labor, castaños vestidos con la Gracia de Dios. Los pueblos de las Serranía eran pinceladas blancas como salpicadas a boleo.

Me contaba Antonio García Barbeito la anécdota. Le preguntan a Juan Belmonte, Maestro ¿por qué inventó usted la media verónica?  Para ahorrarme - dicen que contestó - la otra  media.

No está España de ahorros. No. Está de recortes, que aunque parezca igual no es lo mismo. Leo en un periódico que Alemania se lleva a un puñado de enfermeras con un contrato de trabajo… Inocentemente me pregunto. ¿si tan mal esta la Universidad española por qué se las llevan?

Formamos a los jóvenes. Magníficos, excelentes profesionales. No desentonan en los países a donde llegan. Son tan buenos como la media verónica del maestro Belmonte (la compañía, de Barbeito, la supera, lo siento) y ellos se ahorran la otra mitad de la formación.

 La Escuela Pública fue hasta hace unos años –ahora no tengo ya datos para reafirmarlo- muy buena. He conocido profesores de Matemáticas, Lengua o Geografía  autoridades auténticas en su materia. Domínguez Ortiz o Gerardo Diego – por no irnos más lejos- enseñaron en Institutos Públicos…


La ha liado el ministro Wert. Reprobado  -¿por error?- hasta por los suyos. Ha batido el récord. Como en el circo: más difícil todavía. Ha conseguido que todo el mundo esté descontento. Al ministro, si yo pudiera le recomendaría tres cosas: una vuelta por la Serranía en otoño, la media verónica de Belmonte  y un día con Barbeito.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A veces llegan cartas...

                               

Había, en los pueblos, un sentimiento raro hacía los telegramas. Era algo, que sin saber porqué, anunciaba, si venían, algo malo. “Le han mandado un telegrama”. Corría la voz y la gente entendía que aquello traía dentro algo que venía con el pie cambiando.

Tienen también mala uva las cartas que vienen certificadas y con acuse de recibo. Si son de Hacienda, lagarto, lagarto, y si no, que sea lo que Dios quiera que, como dice el maestro Alcántara, “no será nada bueno”.

Esta mañana, Carlos Herrera, abrió el programa, a las ocho, con una sintonía inusual; luego comenzó la lectura de una carta… La carta la remitía José Luis Alvite. Naturalmente traía un mensaje malo. Anunciaba eso que no queremos nombrar y lo daba con sentido doble: colon y pulmón.

Hace un rato, cuando he abierto, como cada día, internet, Antonio García Barbeito, en una nota, nos dice que en la punta esa del mapa, que está a la izquierda y que se viste de verde –como San Juan de la Cruz, pintaba sus prados con la mano de la Amado, eso lo digo yo- el gran Alvite quiere tomar un tren para ir a una estación que no tiene ferrocarril…

A veces llegan cartas… A Alvite sólo lo conozco de haber leído sus artículos. ¿La imagen? Esa fotografía regular con la que algunos periódicos le ponen cara a sus colaboradores…Herrera, a media mañana, dijo que es un gran hipocondríaco y, que ahí, tenía él - Carlos – encerradas muchas esperanzas.


Dice el aforismo periodístico, que si no hay noticias: buena noticia. Pero en el caso de hoy es que sí hay noticias. Las da él mismo y la difunden todos los medios; los de papel, y los otros, estos modernos, que ya son como el pan nuestro de cada día. Y es que, a veces, llegan cartas…

martes, 26 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tres en uno

                                                

Como el aceite mágico que todo lo abre, la Unión General de Trabajadores, ha hecho tres presuntos ‘arreglos’ en uno: compra material falsificado - ¿presunto delito? pregunto -; lo adquiere en un país donde el trabajador no es precisamente sagrado; y, encima, con dinero público que iba para otro fin.

Según los periódicos el guiso tenía otros condimentos. Usted lo habrá leído. No le canso ni  le abrumo. No merece la pena ¿Para qué? Si según el guarda que tiene que vigilar la viña esto es una estrategia mediática contra él u otra pamplina parecida.

¿Se acuerdan? Sí, aquel señor bajito, de voz aflautada, y tripas sin estrenar… Sí, el que sentía punzadas de patriotismo, y el que por cierto se murió en su cama… Entonces era yo muy joven, lo recuerdo como un señor que siempre veía conspiraciones ‘judeo-masónicas promovidas desde las instancias comunistas internacionales”.

No sé cómo los niños de hoy recordaran a este señor  - don Cándido, por nombre – Paradojas de la vida.  Dicen que gusta mucho de los ‘malos’ restaurantes que, por ‘malos’, son caros, y de los relojes (no como los bolsos de imitación, no por Dios) los buenos, y otras cosas…

Me viene a la mente el chiste de la pareja que, en el bar, el mozo pide, un plato de jamón de pata negra y, a ésta, le dice, señalándole al camarero, su novia, le pone un vaso de agua y un palillo. Pepe, le dice la incauta muchacha que, a mí, también me gusta el jamón, y el pollo – no sé si tenía dejada la barba- va y contesta. ¡Mira ésta, y a aquel y aquel y a aquel!


Estoy seguro. Don Cándido no lo sabe. No se lo han dicho nunca. Cuando hay tantas auroras boreales con la luz del día, la vergüenza - que no se vende en la botica -  le dice a uno por donde debe buscar la puerta; el juez, tiene que indicarle las otras. Ya me entienden…

lunes, 25 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sombra negra

                                            

Salen –morbo de buitres y necrófilos televisivos, aparte- noticias espantosas sobre la muerte de la chiquita que trajeron de tierras lejanas para matarla en Galicia. Es un horror. No se puede ser más cruel, más sádico y más hijo e hija (aquí hay que emplear masculino y femenino) de eso que usted están pensando, para hacer – presuntamente, claro- lo que hicieron.

La tierra de los ‘airiños’ de Rosalía, la tierra en donde decían los papales viejos que se acababa la tierra firme y empezaba la mar tenebrosa y oscura, no lo merece. Han sido dos tragedias casi en el mismo sitio y con pocas diferencias: el tren de la tarde aquella de Santiago y, hace unos días, esto.

¿Hemos perdido el norte? ¿Sabemos que estrellas nos guían? Cuando el ser humano pierde su condición y se convierte en bicho, entonces cae, aún, más bajo. Los bichos no actúan con tanta maldad como revela el auto judicial que obraron estos tipos.

Acuñaron mensajes preciosos: “Galicia punta verde” o “Santiago donde la lluvia es arte”. Y otros diferentes. Y, y es, más. Es ese embrujo que se levanta con las nieblas que suben por los ríos y se enroscan en los bosques. “Sombra que siempre me asombras” porque es canto y es murmullo de río y es noche y es aurora… que escribía Rosalía y, luego, cantaba Luz Casal…


La Galicia de la Colegiata - emulación de la torre de Pisa, por su inclinación - del Sar ¿Te acuerdas, José Luis? Los dos, por la vía adelante,  cuando nos dijeron, aquella tarde, en el ferrobús de Vigo que no nos podíamos venir sin verla. Y la vimos. Me quedo con aquella Galicia. Con ésta, como que no. ¿A qué, ustedes, tampoco? 

domingo, 24 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Guadalhorce

                                                

Es el más largo, el más caudaloso, el más importante de los ríos que, por las tierras de Málaga, bajan hasta la mar. “A la mar se van los ríos,/ paloma revoladora / no pongas el pie delante / deja que ruede la bola…”

Nació, allá arriba, donde la geografía política dice que se dan las manos las provincias de Granada y Málaga. Puerto de los Alazores, piedras calizas y aulagas, vericuetos ocultos y chorreo de caños - fuente de los Cien Caños - cuando revienta de pura agua la sierra.

Entre dos luces lo veo venir. Me siento un rato, en la nerisca de Lería, junto a su orilla. Todo habla. Todo se reivindica. Chopos, álamos negros, tarajes, junqueras, almeces… Canta, entre la maleza un carbonerillo. No se deja ver. A lo lejos ladran los perros. Pasa, por la carretera, una moto. 

Porque han abierto compuertas de alivio en los pantanos - dicen que para que no se salinice y,  si lo dicen los que saben…- va de orilla a orilla. Cuando las bestias pasaban por el vado de la Albina, la gente del campo, a estas horas de la tarde, le temía al ‘aumento’. Ahora, ni aumento, ni bestias que crucen, ni vado perdido entre caminos de olvidos.

En vuelo rasante, casi a ras de agua, una pareja de patos suben bordeando las cañas de la orilla de enfrente. Vegetación enmarañada y tupida.  Por la hora que es, deben ir de recogida. Va el río esta tarde tranquilo y bello, hermoso y placentero. ¡Qué tenga yo que decir, como el gitano al borrico, que tú eres bueno!

“A la mar fui por naranjas / cosa que la mar no tiene…” No, no puede tenerlas. Las naranjas desde que comenzaron los fríos cuelgan ahítas ya de color en las huertas de los Aneales, en la Vega Redonda, en La Molina, aguas abajo…

Escribía el maestro Barbeito “si tuviera fuerza el río/ para arrastrar desengaños / iba y le echaba los míos”… Por lo pronto, estoy sentado a su orilla, lo veo irse…


Me quedo con Jorge Manrique. “Nuestras vidas son los ríos / que dan en ir a la mar…” Ya saben lo que sigue. Esta tarde me ha dado por ahí. Refresca cuando se va el sol. Tengo que levantar el hato. Es una pena. Se está bien, muy bien aquí porque uno se encuentra consigo mismo. 

sábado, 23 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El puesto

                                                           

Venía el aire de arriba racheado y recio. Entraba por entre las claros del puesto y hacía frío. Mucho frío. Se hacía más intenso conforme la tarde se iba y, el sol dorado del otoño hincaba la cresta por lo alto de Sierra de Aguas.

El niño se acurrucó en la pelliza del abuelo. En el tanto - sin sayuela -, el reclamo llamaba;  no le respondía el campo. Por una tronera, camuflada, la escopeta de dos cañones, esperaba el momento. La tarde se hacía larga, tan larga que el niño miraba y miraba y, como le decía su abuelo tenía que estar muy callado para no espantar a los pájaros, ni siquiera se movía…

Dónde apeonaban los pájaros aquella tarde no lo sabía nadie. El abuelo del niño amarró la yegua overa en unas palmas, más allá del majano grande, conforme se caía hacia la cañada. Desde el puesto no se veía la yegua pero el abuelo y el niño sabían que la yegua estaría allí cuando ellos volviesen ya casi si luz.

Pasaba - mejor, para el niño no pasaba - la tarde. De pronto se arranco el pájaro de la jaula. Respondía el campo… Apareció, apeonando uno, otro, y otro. Eran tres. El niño miraba con los ojos grandes y muy abiertos. Se entrecortaba la respiración. El abuelo no perdía vista…

El pájaro de la jaula se hacía polvo. Entre dientes el abuelo comentó: ‘no entran, puñeteros, no entran’ y el niño, en su impaciencia dio un brinco en el puesto y con voz de quien espera mucho preguntó: ¿dónde abuelo…?


La volada traspuso el viso y  llegó a la loma de enfrente. Enmudeció el pájaro de la jaula y el abuelo, con voz de mando dijo: “vámonos”. El niño, de grande, supo que en los puestos hay que estar calladito - como en la vida - y que él, en su recuerdo, agradecía no haber sido nunca cazador.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Recuerdos


                                              

Están ahí y, nosotros, sin saberlo… Un día, sin que haya una explicación, nos asaltan, de pronto, y hacen que vengan, otra vez, los años que ya se fueron. ¿Dormían? NO. Estaban aparcados en esos rincones del alma donde casi nunca llegamos.

Dice alguien que la niñez marca. A medida que se va el tiempo - es decir, nosotros – afloran; revivimos con demasiada añoranza aquel tiempo que, en la distancia engrandecemos y, de manera furtiva, hasta se escapa alguna lágrima rápida.

¿Quién no recuerda que el cine tenía dos sesiones los días de fiesta?  Sesión de tarde y de noche. (Lo de las matinales vino después). La gente hacía cola. Se abrían, para el desalojo, las puertas, entre función y función. Desde el interior salía una atmósfera viciada y caliente.

Los niños casi sentíamos los tiros del rifle de John Wayne que siempre mataba a los malos…; Gary Cooper caminaba solo por una calle que no terminaba nunca y Marilin Monroe… ¡Ay, Marilin! y el puñetero sexto Mandamiento.

Algunas niñas iban a casas de Mariquita, ‘la de Fabián’. Bordaban, en punto de cruz, una talega para el pan. Era su primer trabajo. Primoroso. Una ratita presumida y coqueta con unas orejas grandes, muy grandes. Hilos de colores: rojos, verdes, azules… Un bastidor de madera y todas las horas de la tarde para ellas.

Ha corrido mucho el tiempo. Otras niñas, hoy, se emplean en otros menesteres y ni tienen que pedir el consentimiento a los padres… Ya se sabe. Cosas que vienen con otras modas y otros entretenimientos.


Lucas López –Luquitas- desde la Voz de Álora hacía llorar con aquel ‘Maletilla’ que buscaba la gloria…y ciego iba a saltar hasta el anillo de la plaza; Antonio Molina se empeñaba en vender agua fresca, ‘tan fresca como la nieve’, y los primeros emigrantes cogían el correo camino de un sitio muy lejano  que se llamaba - y se llama - Alemania…¡Recuerdos!

jueves, 21 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Frío

                                                           

España –bueno, algunas partes de España- tirita de frío. Tienen la culpa unos vientos que vienen de no se sabe donde pero que al parecer está muy lejos. Tan lejos como esas tierras cercanas a la Polo Norte. Vienen cargados de mala uva y han puesto a tiritar a más de uno, y de dos, y de tres.

Dice la estadística – la más falsa de todas las ciencias exactas- que un veintidós por ciento, o sea muchos españoles, están por debajo del umbral de la pobreza. Es decir: tiritan de frío y de necesidad. Me pregunto ¿qué hemos hecho tan mal después de más de treinta años de democracia para llegar a ese récord?

Tiritan de poca vergüenza algunos políticos, sindicalistas, empresarios, otros que pasaban por la calle y el… de la Bernarada, sí ese que usted está pensando. No hay lío,  en que no estén metidos, pero como no pasa nada. Se han llevado hasta los ‘ataeros’. La puerta de los Juzgados parece un desfile de modelos. Pero la culpa no es de ellos, ¡Qué va! Es de los jueces que los llaman a declarar.

Tiritan muchos españolitos de a pie - una de las dos Españas, dijo don Antonio Machado, ha de helarte el corazón - acribillados por impuestos y más impuestos. Se van a quedar, como siga así el ritmo, los cinturones sin agujeros para enganchar la hebilla. Ya mismo pagamos… hasta por pagar.

Tirita España en este medio otoño que apunta a invierno. Nieve en las cumbres; nieve en muchos puertos, en los pueblos perdidos por esos lugares desconocidos. Sólo salen en los telediarios cuando viene un temporal.
 

¿Usted ve la estrella de nieve que ponen, en el tiempo, en el telediario? - me preguntaba una chica, en el restaurante de Villablino, este verano-  pues ahí debajo, debajo de la estrella, estamos nosotros. Y pregunté ¿por la mina? ‘Ande, hombre, la mina no importa, por el frío’ Lo dicho: España tirita.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El pichi


                                                            

El camino se alarga por un vallado de granados. Conforme se pasa el arroyo, por debajo de la vía del tren, en el puente donde anidaban, en primavera, las lavanderas, tuerce el camino, a la izquierda. Zarzas, higueritas del diablo, candilitos, cañas, valliscos… forman la vegetación natural.

Han llegado los pichis. Suena a chotis  -Las Leandras - de  Celia Gámez. No, no es ese. Celia, también, vino de lejos, desde el otro lado del mar, y revolucionó la revista, pero no es ese el pichi de hoy.

Es un pajarillo diminuto. Se viene, cuando llega el otoño, de los países fríos. Busca las tierras cálidas del sur. Es sociable y poco temeroso. Tiene la pecherilla color anaranjado y el pico fino. Oculto entre los naranjos, el carbonerillo común – el pajarito del agua – anuncia que, hoy, tampoco llueve.

 Mientras yo me las andaba en mis cosas, él, con vuelos cortos y breves, -del suelo a las ramas bajeras-  ha estado un rato conmigo. Parecía como que me pedía explicaciones del porqué de la limpieza de las zarzas del vallado… Puede. Allí, entre bayas, está su comida.

Hacía viento del norte – o sea, frío – y había que buscar la recacha. El campo va a su aire. Por lo alto de la Huma se columbraban las nubes de paso. Van como para la parte de Granada… No verdeguean las lomas; el zumbido del AVE que cruza por enfrente, irrumpe con estruendo.


La ‘civilización’ manda a la Audiencia Nacional excarcele a nueve etarras (uno con once asesinato a las espaladas) y a un grapo; Hacienda dice que  Aizoon defraudó 218 mil euros, - Urdangarín y señora se llevan la Monarquía por delante, al tiempo-, y  la prensa publica que  UGT está pringada – presuntamente - hasta… ¿Merece la pena? 

martes, 19 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Molino

                                           

España estaba revuelta - ¿y cuándo no es Pascua? -. Transición. Se auguraban nuevos tiempos. Todo iba a cambiar; todo sería diferente. Parques con niños jugando, árboles y mariposas. Había, también, ruido de sables y movimiento - decían - en los cuarteles.

Carlos Cano cantaba una nueva copla. Pedía la vuelta de los emigrantes y a María la Portuguesa; Serrat a don Antonio Machado; Paco Ibáñez decía no sé que de progresismo… desde París, Jarcha quería libertad sin ira y Pablo Guerrero lluvia a cántaros. Raimon hablaba de otras cosas.

Emprendió  la Junta - la Junta de Andalucía - ‘su’ Reforma Agraria. Comarcalizan la tierra. El profesor Clavero, con la Ley en la mano, después, desmanteló, uno a uno, todos los intentos y las buenas intenciones. No hay manera. El profesor sevillano sabe más que los ratones colorados.

En el pueblo flotaban aires diferentes. Tienen que venir nuevo ‘amos’. Comienza el ‘reparto’ autóctono de las huertas. Todos saben la que quieren. De perrutales, herrizas y hazas con piedras, majanos, barrancos y cañadas… de esas, no.

 Juanito era un molinero a la vieja usanza. Boina calada y blanquecina por la harina. Isidoro alimentaba la tolva, y el molino muele que muele. Desde lo alto de la calzada de la calle Erillas gustaba  más de ver los transeúntes que aguantar el runrún de la piedra.


Juanito, pasaba horas al pairo de la calle. ‘Sostenía’ la baranda. Pasa uno de los más exaltados. “Juanito, a ti no te vamos a quitar el molino… Te vamos a quitar… la baranda”. Ni lo uno ni lo otro. A Juanito lo retiró, el paso inexorable del tiempo. O sea, la jubilación.