sábado, 14 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora: España desde el tren

                                   

La megafonía de la estación de Atocha anuncia salidas de trenes de manera continuada. Tren a Gijón con parada en Valladolid- Campo Grande; otro, a Barcelona-Sants con parada en Zaragoza-Delicias y Camp de Tarragona; y, a Valencia-Joaquín Sorolla; el de Alicante, tiene paradas en Cuenca- Fernández Flórez y Albacete-Los Llanos; a Sevilla-Santa Justa. Ave a Málaga-María Zambrano…

A media mañana, el tren arranca con sigilo. Ya no huelen las estaciones a trenes antiguos ni hay humo, ni a carbón. No se oyen aquellos pitidos agudos, del Jefe de Estación que, con el silbato, daba la orden de marcha y respondía el maquinista… Maraña de vías; se entrecruzan. Se cruza con otros trenes. La ciudad se pierde y queda atrás.

El día está gélido. Se condensa el humo de las calefacciones en el aire frío. Sale el tren a campo abierto. En la lejanía, restaurado, sobresale la piedra limpia del Sagrado Corazón en  el Cerro de los Ángeles. Más adelante, se recorta el castillo de Consuegra. Por la Sagra, el Tajo, es un río de medio pelo y, en el horizonte, Toledo, la ciudad de siempre.

En Los Yébenes recuerdo a Olvido. ¿Qué habrá sido de ella? Pienso. ¡Hay que ver lo que hace la gente para tener un minuto de gloria(¿). Leo un rato. Manuel Chaves Nogales: Juan Belmonte, matador de Toros. En el epílogo Josefina Carabias cuenta: le preguntan a Juan ¿como un hijo de Carlos Núñez - le muestran una fotografía subido sobre el lomo de un toro bravo - ha podido amansarlo?: “pues… dándole de comer como se amansa a todo el mundo”. Juan, genio inmortal.

Entra el tren en un túnel largo de niebla espesa. Las encinas son fantasmas de copas redondas. Se conjugan tres cifras capicúas: el tren 2112, a las 12,21 alcanza una velocidad de 212 kilómetros/ hora.

Ciudad Real, -despertó al progreso con el AVE- y ahora, lo hace al medio día entre un desperezarse y  recuerdos. Muchos recuerdos. ¿Adónde se fue aquel curso de verano? Y, Tom Jones y Delilah, y Alfonsa  - que era de Zamora -, y Esperanza, y Licinio y “El Pichi…” Miguel Ríos cantaba, entonces, aquello de: “aquel agua tan fría/ y tu forma de nadar/ en el río aquel…” El tren sigue su marcha…

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