lunes, 29 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

Para ti...

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Paris








“Siempre nos quedará París”. Más o menos. No hay unanimidad en la traducción. Aeropuerto de Casablanca. Un bimotor arranca en  medio de la niebla. Rick Blaine, el del café de Rick, el de ‘As time goes by’ (“Tócala otra vez, Sam”. Tampoco hay unanimidad en la traducción) se la vuelve a jugar a Victor Lazlo, Ils Lund, al Prefecto de Policía… ¿Siempre nos quedará París?

Tarde de verano. Bois de Boulogne. Se escucha el silencio. Cantan los pájaros. Picotea una urraca, desconfiada, pero acostumbrada a los que tienden un mantel sobre el césped y dejan un poco más allá los zapatos. Se necesita un refresco en los pies… Un bocadillo; se reponen fuerzas… ¿Siempre nos quedará Paris?

Llueve. Es mediodía arriba. Un chubasquero barato comprado en un puesto callejero permite que la lluvia que refresca,  gotee y resbale. No anda la cola. Notre Dame, colapsada. Admiten visitas escalonadas. Por el Sena sube un barquito de turistas. La gente se asoma a la barandilla a pesar de la lluvia fina. ¿Siempre nos quedará Paris?

Barrio Latino, bulevar de Saint Germanin des-Prés. Café les Deux Magots. Un grupo sudamericano canta al Che… “Vienes quemando la brisa / con soles de primavera”… Estos nunca supieron lo que fue Sierra Maestra ni lo que supuso la revolución… Fuera, -  casi madrugada – un mendigo se calienta con el vaho que sale del respiradero del metro…  ¿Siempre nos quedará París?

Mercado de Rungis. Hace frío. Mucho frío. Nieve en la calle. El cielo entoldado; hoy tampoco habrá sol.  Un hombre mayor, muy mayor, se entera que soy de Málaga, se acerca, viene con la timidez de quien quiere pedir algo y no se atreve. Saca una cartera ajada. Extrae la foto de una mujer. La foto está raída, deteriorada… ¿Sabe? Me vine cuando… Es mi mujer, ¿por un casual, usted no la habrá visto por Málaga…? Le digo que vuelva. Me dice que no… ¿Siempre nos quedará Paris?

El Tour daba sus últimas vueltas. Campos Elíseos. Este año, como novedad, entran al interior de los patios del Louvre.  La televisión nos enseña otras imágenes de siempre. El Tour es inevitablemente maravilloso igual cada año… El pelotón aprieta, sube, baja, da la vuelta. Arco del Triunfo, Plaza de la Estrella, ahora Charles De Gaulle… ¿Siempre nos quedará París?




domingo, 28 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

Para ti...



Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Terral






Julio lo trae de la mano. La primavera trae las golondrinas y septiembre se las lleva. Febrero trae las cigüeñas y noviembre traía  - ahora por mor del dichoso cambio, ya no la trae – la nieve en los altos. Julio cada año trae el terral.  No sé si viene en el zurrón o ahora por lo de las modas viaja en vuelo charter.

El terral en mi pueblo tiene un punto entre aire de arriba y poniente. Eso no queda claro. Lo que si tiene muy marcado es que es un viento que achicharra. Se hace irrespirable como si, de pronto se abre la puerta del horno, que en algunos sitios llaman infierno, y da un bofetón y no avisa.

Dice el hombre del tiempo que en el norte bajan las temperaturas, que si entra un frente por Galicia, por cierto, por dónde entran todos los frentes o es que alguien conoce a algún frente que entre por Granada y que barre la cornisa cantábrica y que lloverá en Bilbao y que , ¡qué sé yo…!

Por aquí, por el Sur – yo estoy al sur del Sur – cuando rompe el alba, los días de terral, el cielo está limpio, hace fresco y las hojas de las palmeras mueven con contoneo de mocita quinceña la punta de sus ramas y hacen, a modo de saludo, inclinaciones reverenciales…

Al mediodía será otra cosa. De mediodía arriba los pájaros buscan refugio en la penumbra de los zarzales que por cierto están ahítos de moras maduras  piden una mano que los libere de su fruto natural y temporero o se buscan una rama en los álamos negros del arroyo. No hay tintineo de hojas en los chopos y aunque no lo siguen pregonando todos sabemos que ‘por aquí pasó la mano del Amado’ pero que  estas horas se toma un respiro, un descanso.

Cuando llegue la noche los jazmines rompen su silencio. Son espurreos de mariposas pequeñas, pespuntes blancos,  suspiros entre la tierra y el cielo. Mi madre los ensartaba en un ganchillo y se los ponía en el canalillo del pecho. Desde entonces,  a mí,  mi madre me olía a jazmines,  y los jazmines a madre….




viernes, 26 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El paisanaje está harto





Beniel es un pueblo de la Huera de Murcia, en la Vega del Segura. Beniel acoge gente trabajadora que saca lo mejor de la tierra. Beniel hoy ha saltado a las primeras páginas de los medios de comunicación porque un tío sin cabeza – no se puede entender de otra manera – ha matado a su hijo de diez años y luego se ha quitado él de en medio. Tendría que haber alterado el orden de los factores. Desgraciadamente no lo hizo.

El paisanaje está harto. Cada día saltan noticias donde se habla de la crueldad humana en referencia con otros semejantes suyos. La Biblia, el mayor best-seller de todos los tiempos lo contó hace ya no se sabe cuánto… Un elemento al que llamaron Caín mató a su hermano dicen que con la quijada de un burro. Da lo mismo. Ya avisaba de las intenciones que tiene cierta parte del publiquito.

Hace unos días fue una tipa, que  tampoco debía tener mucho de buenas intenciones dentro de su cabeza ahogó a su hijo de cuatro años en la bañera de su casa. ¿Qué nos pasa? ¿Es el calor? ¿Es que se suelta algún cable? El paisanaje está harto que se manche la tierra y  el cielo con sangre de gente inocente. No tienen culpa de nada. Solo sufren la violencia incontrolada y canalla de otros. ¿Venganza? ¿Locura? ¿Alguien sabe cómo se le puede llamar a esto?

Ya nos hemos acostumbrado a esa noticia de la muerte de una mujer – en estos casos son dos menores y quizá es soliviante más – cada dos o tres día. Lo repetitivo de la noticia parece que le quita actualidad. Nos acostumbramos a lo irracional y casi se hace normal.

Esta sociedad está enferma. Muy enferma. No se puede uno explicar con dos dedos de sentido común que la solución a un problema o a muchos problemas sea la muerte del que está enfrente y como en estos casos, muertes de inocentes. Ojo, que de adultos, tampoco, pero en  el hecho de ser menores parece que el aldabonazo es mayor. ¡Qué pena!




miércoles, 24 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ambos dos










Ende que te ví vení, dije por la burra viene y la burra no te la llevar porque a mí no me conviene…

-         IIlo…

-         ¿Qué?

-         ¿Jace caló?

-         Caló, lo que se dice caló, no jace, pero jace caló…

-         A ti que te gusta más, ¿la caló o el frío?

-         Ni  fu, ni fa…

-         Ezo de la caló tie un mandao… y muchas regüertas…

-         Anda que lavando nabos en mitá de la Pascuar en el arroyo…

-         Po no te quiero decir ná, arrancando garbanzos sin blandura, aventando sin aire y luego, meté la paja…

-         Más pasó el que se le perdieron los guarros…

-         O el que se fue a regá en mitad de un maíz…

-         O cogiendo almendras en los pechos de los Lagares…

-         O se encontró con los civiles y la liebre en el morral…

-         O se llevó a la novia y se le gorbió en el pozo..

-         Illo…

-         ¿Qué?

-         Tú ¿Por qué no te has echado novia?

-         Porque no me quieren…

-         Po tú eres un güen partió…

-         Mira si soy güen partío que cuando yo iba a rondar, en munchas casas me encotraba con cuadros como los que había en la mía…

-         Y, ¿tú no se lo decías?

-         Claro. Yo les decía: en mi casa hay un cuadro como ese…

-         Y, cuando iba otra vez, la moza ya no salía… Y otra vez estaba sentado con una y miré  la luna y la ví como estaba y le dije: la luna está llenando, en mi casa tengo una guarra a boca parir, voy a darle vueltas no sea que malee… y cuando volví ella ya se había metido pa entro y ya no quiso salí más… Ya ves, cosas de mujeres…

-         Illo…

-         ¿Qué?

-         Tú te llevas bien con la gente de partío…

-         Claro, con tó, menos con uno…

-         Y ¿eso?

-         Po que me dijo: “eres más tonto que aquel que llevó al burra al agua y se la trajo sin bebé porque el pilar se ramaba”… Y ya ves, yo no tengo burra. La vendió mi padre en la feria Ronda…

-         Illo…

-         ¿Qué?

-         ¿Tú vas a ir a la feria?

-         El segundo día… Po yo to los días a ver si me arrimo a alguna…

pD. El andaluz, se habla, pero no se escribe...


martes, 23 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ni sí, ni no






El refranero –  lo inventó un ‘amigo’ del pueblo vecino, seguro-  nos trata regular. Dice cosas…

-         “En Álora, el tren para un minuto, porque son muy brutos”.

¿Y si es que no? ¿Qué no me creen? La tardanza, la mala. Pruébenlo. Algunos – trenes - ni paran; pasan de largo. Esos son unos trenes malajes. Palabrita del Niño Jesús que lo son.

El perote es ocurrente, oportuno, sagaz. Llega un cura nuevo al pueblo. Carece de noción del tiempo.  Se alargaba en las homilías de los entierros. Acumula retraso…

-         “Como este siga así, al último muerto hay que echarlo en salmuera…”
 Hay quien dice que conocen a los cojos ‘tendidos’.

-         “Mi Juanillo tiene novia. ¿Conoces a la novia de mi Juanillo?

-         “No, pero conozco a tu Juanillo”

Cuando conviene se hace el lipendi. Convocan a los socios a una asamblea en la cooperativa. Quieren conseguir la autorización y  firmar un préstamo de campaña extraordinario. El ‘cara’ se hace el sordo una y otra vez. Desde la mesa explican condiciones, disponibilidad, intereses… a todo, siempre, con la mano apoyada en la oreja, pregunta y larga un mensaje encriptado…

-         “Mande….”

Y vuelta la burra al trigo y…

-         “Mande…”

Desde la mesa informan: “Y, en cuanto se firme la operación, se puede cobrar…”

Salta como un resorte:

-         “¿Dónde hay que ir a firmar…?”

Se quejan entre ambos que con la mecanización del campo todo ha cambiado. Se han sustituido por tractores  las bestias que generaban materia orgánica para las huertas…

-         “Tó se acaba, ya no hay ni estiércol?

-         ¿Qué no hay estiércol? Vete a la Fuentarriba…”.

Regentaba un bar que anteriormente lo tuvo su suegro. Abría temprano, muy temprano, antes de las claras del día. A media mañana ya se comenzaba con otro tipo de bebida que sustituía al café y al ‘machaco’ tempranero. La tapa, exquisita, casera y de lo mejor (el ‘montilla’, también).

-         “Manolo, llega uno y preguntan,  tú tienes ‘sangre’.

-         Si no tuviera ‘sangre’ ya me habría muerto…”

El cura, sosillo. La ‘clientela’ tampoco estaba por la labor. Se corre la voz del traslado de parroquia. No es mala gente, no, lo que pasa es que …

-  Fíjate – corta uno-  ¡cómo será  de aburrido que no tiene ni beatas en contra!

lunes, 22 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Carta de amor






Tuve conocimiento de ti desde no sé cuándo. Supe entonces, ahora ya es afirmación de aquel presentimiento, que tú venías a mi vida a llenar algo que el destino nos tenía guardado, desde siempre para los dos aunque ninguno lo habíamos buscado y fueron los hados quienes marcaron los hitos de nuestros caminos.

Eras, al principio, un misterio. Algo por escudriñar. Lo nuevo que, por inesperado,  se presentaba como lo hace todo lo ignoto, de pronto. Eras la aventura por vivir.  Eras una sorpresa. Cada vez que me acercaba ti tenías algo nuevo, un encanto diferente, un no sé qué que te hacía irresistible y a la que yo siempre tendía como ese imán que me atraía y me atraía…

Hurgué en mis noches de insomnio palmo a palmo lo que yo intuía que podía ser tu cuerpo. Todos los rincones, todos los vericuetos en los bosques más deseados.  A veces, cuando el viento dejaba de ulular por el tejado te sentía cercana, próxima, tan mía que empapabas mi alma y yo, entornaba los ojos y me dejaba empapar por ti y tú eras mía, tan mía que entonces yo ya era todo tuyo…

Sé que probablemente nunca leerás esta carta de amor que te escribo una tarde tórrida de verano al sur del Sur, cuando las brisas del mar parecen que juegan al escondite con las olas de espumas de nácar y las sirenas, en la lejanía ven la costa como una línea de neblina que se pierde en el horizonte.

Me llegué, hace unos días, hasta donde esperaba que estuvieses tú. Me alojé en un hotel con ventanera. Miraba al otro lado de los cristales por si aparecási tú...Anduve por la calles ,por las plazas, doblé las esquinas. Le pregunté al viento y las campanas en las torres de las iglesias me respondían con el silencio. Todas me decían: ‘hace unos días que no la vemos…”

Me dejaste desconcertado. Yo, que siempre que iba a tu reencuentro te encontraba allí, tan sutil, tan tuya, tan especial y diferente y no hallaba la respuesta. Y entonces, en mi interior comencé a desgranar un rosario de lágrimas gordas y supe que “Santiago, donde la lluvia es arte” ya no era el mismo porque tú, lluvia de Santiago, no habías requerido venir a nuestro reencuentro…


domingo, 21 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tiempo de sufrimiento





Pasa, lentamente,  el sopor de la siesta El sol hace chiribitas; se derriten las sombras. Dicen que es verano en el hemisferio norte, dicen pero quien se ha enterado es un servidor. Boda a las siete y media de la tarde. Mes de julio, treinta y seis grados centígrados. Traje o lo que es lo mismo chaqueta y corbata, camisa de gemelos, escudito en la solapa  y zapatos nuevos… Aire, con polvo en suspensión que viene del desierto.

Me espera una tarde dura de pelar hasta que otra vez la brisa diga que ha llegado el cambio de dirección el viento y suba ese hálito refrescante que viene del mar. La noche se hará, entonces, menos largas y el sol que doraba el atardecer estará, por aquí, en su merecido descanso…

Luego, mañana, y el otro y el otro, serán otros días. Habrá que esperar un chaparrón imprevisto, unas nubes perdidas que  dejen caer unos goterones gordos y redondos sobre la arena de la playa. Un revuelo imprevisto hará que la gente recoja sombrillas, toallas y enseres a toda prisa y un paso ligero de gaviotas dirá que hasta aquí llegó el verano. Pero para eso, todavía, falta…

En estos días, ahora, amanece, porque así lo quiere el calendario, más temprano.  A las seis y media ya está el sol con un par de palmos en lo alto de los cerros de los Lagares. Huele a rastrojo y yerba seca. El campo, traspillado; no hay nada de verde en los bordes del camino.

En las horas paradas en las que sol parece que se ha quedado en punto muerto se acarran las ovejas. Unen sus cabezas. Intentan darse un poco de sombra entre ellas y dejan que el tiempo sea el único que tenga algo de movimiento.

Los  sotos del arroyo, entre el cañaveral y los zarzales dan cobijo a los pájaros en las horas más duras del estío.  Cuando rompa el alba una sinfonía de cantos inunda el campo y antes, mucho antes que el lubricán anuncie que da paso porque viene el día, otro día, son los ruiseñores los dueños de esas horas únicas y mágicas que solo regala la naturaleza a quienes se acercan a ella.

Y mientras tanto, ahora, entre anhelos de lo que está por venir,  los últimos rescoldos de la boda darán con el cuerpo a tierra de los supervivientes de un combate de sudor y callado sufrimiento.

viernes, 19 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Astorga, ribeteada de rojo y verde


                                      


                                           A Andrés que programó con primorisidad de pespunteo los detalles de ese viaje.
                                     
El viajero  - que no va solo, sino en compañía – llega a Astorga a media tarde. El viajero y sus compañeros, antes, en León habían dado cuenta de un cocido maragato lo que supone que es imperiosa la necesidad de dar un paseo, a pie, largo y sin prisa, pero largo, bastante largo.

El viajero cruzó la llanura central, que está a medio camino entre los Montes de León, con el Teleno que lo corona, y el Páramo, o sea, la que está en el corazón de La Maragatería, tierra de gente diferente en su manera de vestir, en su folclore, en su vocabulario, en su modo  de encarar la vida.

Astorga dice la guía que lleva y en la que se documenta es la capital de la comarca. Tiene una historia vieja. Tan añeja como las tribus celtas que bajaban de Asturias y de Galicia, tan vieja como los romanos que buscaron oro en los contornos, tan vieja como los árabes que dicen  - y que el viajero sabe que no es cierto – que influyeron en aquella gente y que los hicieron de otra pasta.




En Astorga porque la geografía lo ha querido así no confluyen ríos de agua. Su río el Tuerto va al Órbigo. En Astorga confluyen ríos de gentes. Los que venían, y vienen – por el Camino de Santiago después de atravesar Castilla y parte del Reino de León y las que subían o bajaban por la Vía de la Plata entre Sevilla y Gijón.

De ella han hablado el Codex Calixtinus, el Cobarrubias y Elio Antonio de Nebrija…



El viajero y sus amigos andan las calles. En la plaza del Ayuntamiento escuchan  las horas del reloj.  Sobre una campana las golpean, con una maza, dos figuras vestidas de maragatos. Junto a la catedral – antes ha admirado la obra de Gaudí en el palacio episcopal – ha recordado a don Marcelo. ¿Don Marcelo? Sí aquel obispo entre el Vaticano II y la Transición española que enviaron de Astorga a Barcelona. El sector catalanista no lo quería. Entró en su homilía de presentación con la carta de San Pablo a los Efesios: “Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre…”

Caen  - no lo conocían - en el parque de la Sinagoga. Se topan con una de las rosaledas más preciosa que se pueden soñar. Se va la tarde…







miércoles, 17 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tierra de cristianos y judíos



          



                                  A Alfonso, compañero de viaje, que lo pasa mal por las zancadillas que la vida le ha puesto a un amigo.

El viajero madruga. Abre la ventana. Ve recortados en el cielo azul las siluetas de San Pedro y Santa María del Castillo. San Martin de Tours  - porque el viajero está en Frómista – no la ve. Queda a la espalda del lugar donde se aloja.

La hospedera, buena moza, de ojos grandes y expresivos tiene fácil la palabra. 
La hospedera -Frómista está el Camino de Santiago, en la ruta francesa,  vive de la gente que anda el Camino-,   prepara la cuenta, le informa de la decoración, muy moderna, de la casa y le indica donde pueden tomar  - el viajero va con otros acompañantes – el desayuno.

La iglesia San Martín de Tours aún no está abierta. Deciden que irán, primero,  a Támara de Campos. Antes saben que aquí nació San Telmo, en el  XIII, pero al que todavía no han tenido tiempo de subirlo a los altares ‘oficialmente’. San Telmo – Pedro González Telmo - renunció a las pompas de la vida por el descalabro y humillación sufrida ante la muchedumbre en Palencia, pero eso para otro día.

Saben, también, que un cristiano viejo –Pedro Fernández de Teresa - denunciado por un impago a un judío, fue excomulgado  y protagonizó el ‘milagro’ al no querer la Sagrada Forma entrar en su cuerpo en trance de muerte… Cosas que pasan.



Cruzan la Tierra de Campos. Mar de cereales; la llanura inmensa. Salvan el arroyo de Fuenteandrino, el Canal del Pisuerga y el arroyo de la Robriza. En Támara no nadie en la calle. Támara tiene en torno a los setenta habitantes. Cuando van al médico o al mercadillo puede que echen la llave por debajo de la puerta.

Junto a la iglesia impresionante de San Hipólito piden a un ciclista que los inmortalice en la foto. El hombre es de Valladolid; hace el Camino en bicicleta. Suben al Hospital de San Juan de Jerusalén, miran la casa del Priorato de San Miguel. En esta llanura se produjo la batalla de Tamarón entre leoneses y castellanos.

El Canal de Castilla – luego arruinado por el ferrocarril – fue la obra  más importante acometida en estas tierras en el XVIII. Por Piñar de Campos llegan a las esclusas, hoy testimoniales; luego, regresan a Frómista. Se deleitan con San Martín. Por Población de Campos, Revenga y Villarcázar de Sirga a Carrión de los Condes donde nació el marqués de Santillana…