viernes, 26 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El paisanaje está harto





Beniel es un pueblo de la Huera de Murcia, en la Vega del Segura. Beniel acoge gente trabajadora que saca lo mejor de la tierra. Beniel hoy ha saltado a las primeras páginas de los medios de comunicación porque un tío sin cabeza – no se puede entender de otra manera – ha matado a su hijo de diez años y luego se ha quitado él de en medio. Tendría que haber alterado el orden de los factores. Desgraciadamente no lo hizo.

El paisanaje está harto. Cada día saltan noticias donde se habla de la crueldad humana en referencia con otros semejantes suyos. La Biblia, el mayor best-seller de todos los tiempos lo contó hace ya no se sabe cuánto… Un elemento al que llamaron Caín mató a su hermano dicen que con la quijada de un burro. Da lo mismo. Ya avisaba de las intenciones que tiene cierta parte del publiquito.

Hace unos días fue una tipa, que  tampoco debía tener mucho de buenas intenciones dentro de su cabeza ahogó a su hijo de cuatro años en la bañera de su casa. ¿Qué nos pasa? ¿Es el calor? ¿Es que se suelta algún cable? El paisanaje está harto que se manche la tierra y  el cielo con sangre de gente inocente. No tienen culpa de nada. Solo sufren la violencia incontrolada y canalla de otros. ¿Venganza? ¿Locura? ¿Alguien sabe cómo se le puede llamar a esto?

Ya nos hemos acostumbrado a esa noticia de la muerte de una mujer – en estos casos son dos menores y quizá es soliviante más – cada dos o tres día. Lo repetitivo de la noticia parece que le quita actualidad. Nos acostumbramos a lo irracional y casi se hace normal.

Esta sociedad está enferma. Muy enferma. No se puede uno explicar con dos dedos de sentido común que la solución a un problema o a muchos problemas sea la muerte del que está enfrente y como en estos casos, muertes de inocentes. Ojo, que de adultos, tampoco, pero en  el hecho de ser menores parece que el aldabonazo es mayor. ¡Qué pena!




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