jueves, 11 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ni más ni menos





Hay personas  no tienen tiempo para nada. Conocí a uno que siempre estaba agobiado. Se ha jubilado hace un tiempo y ahora desconozco si el agobio ha cedido o sigue con la angustia vital en el que le falta casi la respiración.

Algunos proclaman que no leen porque no tienen tiempo. No hace falta que lo juren. Se les nota desde lejos. Otros, van de sabelotodo y entre la filoxera y ellos no sé quién se llevaría el pulso, me refiero al puntito de plaga. Esos se ven con mucha frecuencia en las tertulias. Hoy sin ir más lejos, en una deportiva, hablaban de los ‘jugadores que son del gusto” del entrenador de un equipo determinado.  Leñe ya es afinar.

Don Gregorio Marañón, al que en España hoy casi se desconoce, se autodefinía como un “trapero del  tiempo”. Don Gregorio, que además de escribir muy bien, era cultísimo, participó, directamente,  en algunos de los acontecimientos importantes que acaecieron en España en el siglo XX. Por ejemplo, acompañó a Alfonso XIII en su viaja a Las Hurdes y, conjuntamente, con Ortega dijo que había sido uno de los ‘parteros de la República’.

Don Gregorio se exilió, vivió en Paris y volvió. Sentó cátedra en muchas cosas y casi todo lo que hizo, lo hizo bien. Fue el gran propulsor de Greco y su relación con Toledo. Publico estudios históricos sobre algunos personajes  - Conde Duque de Olivares, o Enrique IV, entre otros - de una profundidad no superada, o de análisis sicológico de las figuras de Don Juan o de Amiel…

Pues bien. Un presunto intelectual con quien he coincidido por puro azar me ha venido a convencer, en una conversación matinal, que don Gregorio no debe tener sitio en la actual cultura española por su marcado ‘tinte franquista’ ¿Cómo te quedas? Yo, aluciné y opté por no perder el tiempo. Hay gente que no dan más, ni pueden llegar a menos. Con su pan se lo coman.

Conocí a una persona muy clarividente que me comentó: Yo le pido a Dios dos cosas, que no me sobren ni el dinero ni el tiempo. Esa es gente de otra pasta. En España parece que en los tiempos que corren también hay sequía de ellos; de los otros… pues eso.


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