viernes, 27 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Caminito del Rey

                                  
Cuando, de niños, íbamos de excursión… aquello era algo único. Un sueño, un imposible, un miedo de dentro que se volvía en suelta de adrenalina  -aunque, entonces, no sabíamos qué era eso- cuando se llegaba al final.

Dicen que lo van a recuperar. Dentro de unos días, licitan la obra y ‘ponen en valor’ (¿habrá expresión más horripilante?) el paisaje. Dicen, que usaran maquinaria sofisticada - helicópteros - y personal, escaladores, cualificados.

Todo lo demás… De verdad, sobran las explicaciones. El paraje bello, único,  excepcional… No tienen perdón si lo dejan que se pierda. “El Caminito del Rey” arranca en El Chorro y termina en el Gaitanejo (a la inversa, también, vale).

Se construyó en la primera mitad del siglo XX. Lo inauguró, Alfonso XIII, de ahí el nombre, en 1921.  Empezaba el funcionamiento del embalse del Conde de Guadalhorce. Electricidad y riegos. Progreso para una tierra necesitada. Era mayo; aquel día llovía, torrencialmente. Como en la canción de Pablo Guerrero, ¿se acuerdan? Sí. “Que tiene que llover / que tiene que llover / a cántaros”… y lo hizo.

Atraviesa  -el Caminito - por una cornisa artificial el Desfiladero de los Gaitanes. Arriba, muy alto, entre rocas, a penas se ve el cielo azul y las nubes asomadas al encajonamiento; abajo, el agua fría, profunda… En medio del tajo el vuelo de las palomas y los sueños de los hombres.

Los expertos en turismo dicen que es una joya, los amantes del riesgo, que es uno de los de mayor peligro (alguien me ha dicho que de los más) de cuantos existen en las guías de turismo. No lo sé pero de los más bellos, desde luego que sí. Sobrecoge el resuello…


Hoy, cruzarlo es jugarse la vida (han desaparecido tramos enteros). Hay que guardar el equilibrio entre las viguetas de hierro que sostienen lo poco que queda de témpanos de cemento… Adentrarse… una temeridad, una inconsciencia. Cuando esté arreglado… uno de los espectáculos más bellos imaginables. Se podrá comparar quizá como sobrevolar - aquí es a pie - el Gran Cañón del Colorado…. Al tiempo.

1 comentario:

  1. Don José, o Pepe, como prefiera que le llame. Tras tener varios meses perdido su rastro de "escribiente", desde el cierre de i-Málaga, hoy ha sido una alegría poder volver a leer sus historias, ocurrencias, pensamientos y curiosidades ahora desde su blog, que ya lo tengo en la lista de favoritos.
    Me alegro de haber tenido ese minuto de conversación con usted en Casa Abilio, pues he conseguido salir de la duda que en otras ocasiones y desde la puerta de mi negocio en la Fuente de la Manía no me he atrevido a preguntarle.
    Bueno, le dejo que quiero leer cada una de sus entradas y se acerca Nochevieja...

    Pedro Cruzado Vidal

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