miércoles, 11 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La longaniza no es tanta

                                  

Dicen los que saben que se ‘nota’ un repunte en la economía. Algo se mueve. No hay más que ver la gente que estos días pasados no se ha quedado en su sitio. Han hecho kilómetros y han visitado otras tierras.

Dicen, también, que hay mucha gente en la calle. La llenan, la invaden, la copan… pero llevaban las manos en los bolsillos. O lo que es lo mismo pocas bolsas de compras traspasan las puertas de los comercios. O sea. Mucho de oropel y,  poco de oro.

Anunciaba, el otro día, el periódico que casi treinta mil andaluces ya están en Alemania. ¿La segunda invasión? Probablemente, no. Ahora piden titulación, nivel de alemán y, si de propina, se lleva algo de otro idioma, mejor. Los españolitos que empujan no tienen, precisamente, el viento de popa.

Carlos Cano cantó - cuando, aquí por poco tiempo, resurgió la ilusión - “que vuelvan pronto los emigrantes…” y todo aquello de pan y alegría, “arga curtura y prosperiá…” Era el canto a una Andalucía que quería dejar el vagón de cola. No lo ha conseguido.

Los bribones - en Andalucía y en el resto de España, también - denunciados por el granadino, ahora van en coche oficial, llevan telefonía de última generación pagada por usted y por mí y por la sangre de muchos parados, siguen siendo igual de bribones. Eso sí, con mejores palabritas. No enturbian el agua.


Llegan aires de Nochebuena. Dicen que la gente tiene que ser feliz por decreto; Demasiado ruido que se lleva el viento. Demasiadas necesidades que piden respuesta. Echo mano a los versos del Maestro Alcántara: “mirando la expansión de la gotera / le vio la cara a la pobreza”.

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