viernes, 20 de diciembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Solsticio

Dice el refrán: “Por Santa Lucía, se acortan la noches y se alargan los días”. Santa Lucía fue el trece. El pueblo llano sabe que por estas fechas ya cambia algo. Es el solsticio de invierno. O sea es, a decir de algunos, el nacimiento de la alegría.

Dentro de poco oiremos, cada mañana, en el bar. “Ya se le nota a los días…” Y el sol que nace por los Lagares y se va por el Monte Redondo se hace remolón, poquito a poco. Como quien se encuentra a gusto y no quiere irse.

Tromson es una ciudad de la Laponia noruega, a orillas del Ártico, próxima al Polo Norte. De aquí partió Amundsen… En estas fechas del año, allí, es noche cerrada. Todo es oscuridad. No está, aunque sí se le espera, la luz.

Una noche de sol de media noche, en verano, una rubia sami que hablaba perfectamente español me dijo que, a partir del 16 de enero comienza a vislumbrarse un poco de luz en el horizonte. Y ¿cómo pueden vivir - pregunté, ingenuamente - con tanta oscuridad?  y ¿ustedes, me respondió, como viven con 40º a la sombra? Me calló.


Dicen los que saben de estas cosas que hoy es el solsticio de invierno; la iglesia, que dentro de unos día nace el Sol de los creyentes, o sea Jesús, y el pueblo llano, que nace el sol, que se alargan los días, y que comienzan a quedarse atrás los días melancólicos y triste del otoño. Pasamos de estación: llega el invierno.

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