miércoles, 13 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Viñuela del Soldado

 

                            

 

  

     En primer plano, a la izquierda, junto al camino de El Puerto, la Viñuela

                                           

                                                        1491

 

Hace casi cinco años que vive en la hacienda que Portocarrero le asignó en el repartimiento. Antón -Antón López de Doña Elvira – vino como repoblador con las tropas del Rey Fernando cuando la toma de Álora. Su hija, Elvira Mateos, casó con Cristóbal Sánchez Ductor, “el Soldado”, que tomó el apelativo de su padre Francisco Domínguez, y que luego, se lo dieron al pago de sus tierras. Su abuelo, el padre de Francisco, Bartolomé Domínguez Ductor era de las Cumbres de San Bartolomé, reino de Sevilla, provincia hoy de Huelva.

Bartolomé, de niño vivió en las Cumbres. Luego, pensó que entre aquellas encinas, a él le faltaba algo, y fue cuando decidió buscarse la vida por otros lugares. Supo que en Sevilla los reyes estaban formando un ejército fuerte para luchar en tierras de moros contra los súbditos del reino nazarí, y que si bien, no pagaban mucho, aseguraba una soldada, pan y viandas, algo de ropa y luego, a los repobladores cuando se repartiesen las tierras podían tener derecho a una parte de ellas, eso sí, con la condición de que tendrían que residir durante un tiempo sin poder abandonarlas.

Los ejércitos – porque venían varios cuerpos – estaban mandados por lo más selecto de la nobleza a la que todos reconocían una autoridad superior. Así, mandaban Rodrigo Ponce de León, duque de Arcos; Juan Ponce de León, marqués de Cádiz; Gonzalo Fernández de Córdoba, al que todavía no llamaban el Gran Capitán; Luis de Portocarrero, señor de Palma, que se quedó de alcaide del castillo recién conquistado…

A Antón, terminada la conquista, le correspondió una suerte de tierras al pie de El Hacho conforme se sube por el Camio de El Puerto que lleva al Sabinal donde había un majuelo de viña.

Hacía ya años que Antón vivía en aquellas tierras, su mujer, sus hijos… (Su hija María, en su testamento se encomienda la Virgen de la Aliseda, patrona de la Cumbres). El limpió el pequeño manantial. Hizo una alberca con barro y piedras y sembró algunos árboles. Todas las mañanas pasaba  por delante de su puerta un viejo del lugar que no hablaba como él, pero que al pasar, inclinaba la cabeza en señal de respeto hacia el nuevo dueño del pago. Al caer la tarde, el viejo regresaba con un haz de leña sobre su borriquilla…

Un día no lo vio pasar, ni otro, ni otro… Muchas lunas después a su pago, entre los otros vecinos, se conocía como  la “Viñuela del soldado”.

 

ROSAS FERNÁNDEZ, Alejandro. Arch. Particular. 2020

BEJARANO ROBLES, Rafael. Repartimiento de Málaga en tiempos de los Reyes Católicos. Málaga 1971



                                         Panorámica de las faldas, al sur. Enclave de la Viñuela. Monte Hacho

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