domingo, 17 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Hermias 341 a. C

 

 

                                     


 

Susa está al sur de la cordillera de los montes Zagros en la estepa iraní, no muy lejos del río Tigris. Su clima aporta unas temperaturas extremas, por cima de los 65º en verano, y apenas 1º en invierno. Es una tierra devastada y en ruinas. Su nombre aparece en la Biblia en los libros de Ester, Nehemías (II de Esdras) y Daniel.

Los judíos que soportaron el cautiverio de Babilonia anduvieron por aquellas tierras. Allí, dicen que está el sepulcro del profeta Daniel, de allí vino Nehemías a reconstruir el templo de Jerusalén, y allí se convirtió en reina Ester al casarse con el rey Asuero al que algunos identifican como Artajerjes…

Artajerjes mandó crucificar  (341 antes de Cristo) a Hermias en Susa muy lejos de su tierra de Bitinia, a orillas del Mar Negro en la Península de Anatolia. Hermias era un gran hombre. Hermias nació esclavo y castrado en su juventud fue helenizado y educado en Atenas en la Academia de Platón.

Hermias, entre otras cosas, pensaba que el poder debía ponerse en manos de los más capacitados, limitándolo a que solo estuviese en manos de los hombres y otorgándoselo a la Ley. (¡Qué buenas le iban a correr a Hermias en estos tiempos; en aquellos, tampoco!).

Hermias piensa que la legitimidad de un gobernante le viene  dada por la razón y por la justicia. Aquel esfuerzo alumbró un régimen tan justo que algunas ciudades pidieron ser admitidas en él y ser gobernadas por Hermias. Amigo de los filósofos: Aristóteles, Erasto y  Corisco. En Asos resplandeció la cultura, su ágora, su teatro, un templo a Atenea y la gente ilusionada en su ir y venir junto al mar.

Méntor de Rodas, mercenario al servicio de los persas, - que pecó contra Zeus Xenio y despreció la libertad de los hombres - lo traicionó, lo hizo su prisionero, y lo entregó a quienes le pagaban, o sea, a los persas. Le acusaron de traición por un tratado firmado con Filipo II de Macedonia, padre de quien luego fue Alejandro Magno…

En su defensa alegó:  «Dije a mis amigos y a mis compañeros que no haría nada que fuera indigno o contrario a la filosofía». Asos dominada por los bárbaros deploró su ausencia. El, moría en una cruz. ¿Será una normalidad que, en muchos sitios, a los grandes de les pague de esa manera?


 

 

 

 

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