jueves, 21 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Factura

 

                              


Dicen de Pla, Josep Pla, que era un poco roñica, cuando vio la iluminación de Nueva York, asombrado ante lo que tenía delante de sus ojos, y como quien no quiere la cosa, preguntó:  “Y, esto ¿quién lo paga?” Desconocemos la respuesta del interpelado.

Según los que saben de la pandemia, una de las maneras de parar lo que tenemos encima, es confinando a la gente. O sea, encerraditos en la casa. Hay otras dos, a saber, vacunas (si no se tercia un político espabilado de cualquier pelo) y mascarillas. Pero eso, hoy no toca.

Ahora piensan que se puede atajar algo del problema, con el acorte de la hora del toque de queda. Es decir, el momento en que uno tiene que estar bajo el techo de su casa. La discrepancia es total. Ya se sabe que si uno dice blanco, el otro, por no se sabe qué artilugio, dice que no. Pero oiga, ¿si está lloviendo puedo coger el paraguas? Cuando estés chorreando, te contesto… Más o menos.

Hay comunidades pulseando al Gobierno y hay parte del Gobierno que piensa que poner sobre la mesa eso de entenderse sin pelearse ni tirar los trastos a la cabeza del otro, pues como que no. ¿Tan difícil es que dos se entiendan?

Recuerdo un chascarrillo en el que se contaban que había dos que no habían discutido nunca. Decidieron un día hacerlo, y entonces, uno dice: “este ladrillo  para mí” y el otro, sin pensarlo dos veces le contestó: “Bueno, pues para ti”. (Esos, obviamente no eran políticos españoles).

Ahora hay otra polémica con el adelanto de la hora del toque de queda y con la  del cierre de restaurantes, bares, cafeterías… Exponen los afectados que tienen que pagar un montón de cosas y que con la facturación que hacen, no les llega. No les niego la razón. También me hago una pregunta ¿cuánta gente habrá, por ejemplo, un mes de enero a las nueve de la noche en las calles de Valladolid, de Zamora o en el pueblo palentino de Ampudia (por cierto, bonito de los de verdad) que supera a duras penas los seiscientos habitantes?

Cuando llegue el momento de hacer cuentas, de las que van a decir cuantas persianas no se van a subir más, va a tener plena vigencia la pregunta de Jose Pla, “Y, esto, ¿quién lo paga?

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