miércoles, 16 de mayo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Silencio



El gallinero está un poquito ‘altereao’. Lo decía esta mañana en la barra del bar un hombre mayor. Tiene – al menos a mí me lo pareció – más años de los que aparenta, arrugas en la cara a modo de surcos profundos, como los que hace el agua cuando corre con fuerza, y muchos silencios por dentro.

La televisión del bar ponía imágenes de un parlamento. En el español hay una señora que no aplaude las actuaciones de los suyos batiendo palmas. No. Golpea sobre la barandilla que tiene delante de su asiento…

Dice el maestro Alcántara que el silencio es la verdadera lengua universal de todos los hombes. “Podemos hablar diferentes lenguas pero todos hablamos el mismo silencio”. No hay nada más expresivo, más locuaz y más inteligible que el silencio. Solo hay que pararse y escuchar el silencio.

Sería conveniente estar un rato en silencio que no es lo mismo que estar callados. Silencio interior para escucharnos, primero a nosotros mismos, luego, para saber que a nuestro alrededor hay gente que tiene mucho que decir. Esperan el momento. A lo mejor, ni les damos la más mínima opción para hacerlo.

Hace unos años conviví una semana con unos amigos en Monasterio Jerónimo del Parral, en Segovia. Los jerónimos como casi toda las órdenes religiosa están en una crisis que camina – no en silencio, sino  a voces – hacia la extinción. La experiencia, positiva. De todo se aprende.

En las horas de ‘trabajo’ nos mandaron colocar cientos de libros dejados sobre las mesas según habían llegando. Esperaban la mano que los llevase al último destino. Me dijeron los compañeros, que el año anterior, ellos que realizaron el mismo trabajo, habían dejado una señal. Nadie había entrado en la biblioteca de miles de libros durante todo ese tiempo. Allí reinaba otro silencio.

Dice el tópico que el campo está en silencio. No es cierto. No hay en la naturaleza algo que hable más que el campo. Solo cabe que alguien quiera escucharlo. El campo habla de una manera que no es como habla el silencio. Al campo hay que saber escucharlo.

Hay que saber también escuchar el silencio del mar. El rumor de olas en el rebalaje cuando se va la tarde, el acucurro de nubes bajo el cielo… Son maneras que vienen de la mano del silencio. Otro silencio…







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