viernes, 25 de mayo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Margarita



“Margarita está linda la mar…”. Siguen otras cosas. Habla del viento y de la esencia sutil del azahar y de princesas bonitas y de rebaños de elefantes y de que ninguna, ninguna era tan bonita como ella, Margarita.

Lo escribió el padre Rubén. Málaga le dedicó un busto en el extremo del parque,  casi en la esquina, donde se vuelve la brisa. Desde allí las palomas de Picasso en lo alto de las palmeras – lo cuenta el maestro Alcántara - veían los barcos que entraban por la bocana del puerto y tocaban las sirenas y avisaban a la gente de tierra que llegaba gente de la mar.

Madrid también le puso un busto y dio su nombre a una glorieta y a una estación del Metropolitano, en la línea 5, el que yo tomo cuando recojo a mis nietos del colegio en esas tardes donde las calles comienza a vestirse de misterio y cambian de color porque dicen que viene la noche.

Otro poeta, Ricardo Cocciante, nacido en la Indochina francesa, le puso voz y música a un poema. Lo llamó Margarita. Quiso que el negro de su vida no sea como el negro de la noche. Pidió que se haga grande la luna y llene el cielo y todo sea sonrisa…

“Recojamos todas las flores, dice,  que puedan darnos la primavera” y  alcanzar las estrellas, y coger una y….

-         C’est la vie en rose

¿Cómo cantaba Edith Piaf  en las calles de París? No, no. Algo más. Un sueño imposible porque Magarita es ‘buena y dulce y verdadera’ y es la sal y el viento que se vuelve. Con la mano en alto y la palma entreabierta y lágrimas exprimidas muy  adentro le dice que es amor…

-         Et moi aussi

 Y una voz  salida desde no se sabe dónde, entre un susurro imperceptible:
- Au revoir, mon petit cheri…

- Au revoir, Margarita…

Está irrespirable el aire por muchas cosas. La apetencia de poder siega con hoz mohosa la razón. Hay un río de agua turbia. Pasa por la puerta de nuestras casas. Huele a cieno. Es nauseabundo.

Hay  palomas en las palmeras del parque El campo tiene amapolas en las lindes y Margarita que subió a cortar una estrella,  a su vuelta, contó al rey que fue “a la azul inmensidad”. La mar linda y el viento…




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