sábado, 12 de mayo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Ana Blanco Soto



Dicho así, de corrido un nombre de mujer y dos apellidos, no dicen más que otros. Si aparece ‘Tía Anica, la Piriñaca’, como es reconocida en el mundo del Cante, la cosa cambia. Estamos ante una de las gitanas – solo tenía una parte, un octavo – grandes que ha dado al cante Jerez de la Frontera donde nació y murió con 88 años.

No tuvo la vida fácil. El único regalo se lo concedió Dios con arte a raudales. De niña vivió en el campo. Tuvo contacto con la tierra y con el cortijo. Casada con gitano y viuda, relativamente joven,  cargada de niños. Sacar a los hijos adelante no fue un camino de rosas. En los años cincuenta, don Antonio Mairena le abre puertas, o sea, le ayuda.

La Bulería y la Seguiriya se quedaron incompletas cuando faltó su cante. Lo llevaba dentro; le salía de los más hondo. “Me tengo que aguantar solía decir”. Cantaba con un pañuelo en la mano que se pasaba por los labios. En una ocasión afirmó que su cante venía de la pena y su boca, cuando cantaba a gusto,  le sabía a sangre…

Caballero Bonal dijo de ella haberla visto por las tabernas de Jerez cambiando cante por unas monedas. Se desaprovechaba el enorme caudal de verdad humana y dramatismo expresivo que atesoraba esta mujer.

Como gitana era un genio “oscuro y elemental”. Un ser privilegiado con una rara intuición para el arte con el que nacen muy pocos. Cuando se van estos seres el vacío es enorme; el hueco, irrellenable.

Salvador Pendón dejó dicho de ella que cuando arrancaba su cante se percibía “la razón y el corazón, desde el primer momento” y, agregó, que “los fundamentos éticos de los que nace tienen validez por encima incluso de las debilidades formales”.

De hecha hace pública una seguiriya grabada con la guitarra de Manuel Parrilla: “Qué desgracia la mía / hasta en el andar / que los pasos que palante doy / se me vienen atrás…”

Vivió en el barrio de Santiago. Quiso morir en su barrio donde pidió que la trasladasen. Nació en 1899, murió en 1987. Ella lloró mucho en vida; el cante, la lloró en su muerte.




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