jueves, 5 de septiembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La siesta

Era algo tan sagrado que ni labraban los perros y ni los pájaros cantaban; era algo tan sagrado que la naturaleza echaba, sin echarlo, un velo de calima sobre la tierra y sólo corrían los remolinos, a modo de aprendices de pequeños tornados, por los caminos, por los rastrojos, por la linde de la loma y levantaban una polvareda seca y lejana.

Suena el teléfono. La enésima hija de Satanás que ofrece no sé cuantas ventajas de las ofertas que da su empresa. Primero pregunta por el titular y, uno ingenuamente, le dice que sí, que soy yo, y luego, pasa al ataque… Mire, - le dije – señorita, (creo que en esta ocasión no era una máquina) ¿Sabe a donde llama? y me confirma que a Alora al señor José…

Para empezar la tile en la prima A, Álora, señorita, palabra esdrújula y no llana… Ah, ¿entonces no es Alora del Río? No, señorita, no. Esto es Álora en la provincia de Málaga. La que usted dice es Lora (sin la A) en la provincia de Sevilla, y nosotros, estamos en Málaga.

Mire señor José… No la dejo seguir. Señorita a estas horas, en esta bendita tierra, del Sur de España que se llama Andalucía hay una regla no escrita y de oro. En los meses de julio y agosto, de tres a cinco, no se usa el teléfono ni para llamar a los bomberos. ¿Es que acaso, señor, no tienen ustedes bomberos? (Me temo que se cuela un poquito) Señorita tenemos bomberos y un agua de Levante cuando suena el teléfono a esa hora…


‘El Hijo –el Corpus Christi- las trae y la ‘Madre’ – la Virgen de Flores’ se las lleva. Decía nuestro Pepe Rosas. Es la siesta. De junio a septiembre. Es el tiempo, el gran tiempo para dormir la siesta; los otros meses, telediario y butaca… salvo, claro, que una voz de timbre chillón con acento  de bosque chiquitano, o del Apurímac se empeñe en lo contrario…

2 comentarios:

  1. .Pues estuviste bueno. Ya sé como te las gastas y por seguro que ni por asomo se me ocurrirá marcar tu celular de 3 a 5 entre julio y agosto.
    ¡Que bien se vive en el sur!. Y luego ha caminar hasta el Sabinal.
    Me ha resultado divertido. Gracias amigo José

    ResponderEliminar
  2. No falla Pepe, en cuanto te has quedado traspuesto, mirando las últimas malas noticias del día, suena el teléfono... “Eso – me dijo un amigo avezado en estas cosas – se soluciona dejándolo sonar varias veces, pues al ser una llamada múltiple, el primero que la coge se come el marrón”. Eso no me sirve - le contesté – porque si lo dejo sonar, ya se me ha jorobado la siesta... Entonces adopté mi propio sistema, que no perfecto pero si algo mejor. Teléfono a mano, suena el maldito timbre; “Fulano de tal...” indaga una voz con acento sudamericano...¡¡ No está...!! contesto antes de que acabe de decir el nombre, con la voz que corresponde a la situación y acto seguido cuelgo... No es la panacea, pero a veces he conseguido dormirme de nuevo ...

    ResponderEliminar