martes, 17 de septiembre de 2013

Una hoja suelta de cuaderno de bitácora. Retorno

Amaga la tormenta con nubes de algodón blanco – pero nubes como algodón de feria – que, luego, si se vuelven plomizas y negras... Caen goterones gordos, como las noticias de los telediarios. Hay una diferencia. Los goterones se nos vienen encima cuando ellos quieren y, los otros – los telediarios-  están programados. Vamos, a horas exactas. Como el calendario escolar…

Me dice mi amigo Juan que ha acompañado a su gente menuda al colegio. A media mañana su nieto - al que ya preparan para que sea un hombre de provecho - se hartó de las cuatro paredes, de esos pupitres pequeñitos, donde los sientan como moscas diminutas y revoltosas. Se cansó de la moqueta del suelo… Su ‘seño’ lo llevó, a otra clase. Su ‘seño’ no se había enterado que, a donde quería irse, de verdad, era con su madre.

Vuelven, siempre,  como por primavera las golondrinas; como retornan las cigüeñas - al menos eso escribió don Antonio Machado - a los campanarios; como las uvas maduras que piden vendimia y  los membrillos dorados un perol de cobre y azúcar, mucho azúcar, para hacer un dulce exquisito, delicia de golosos. Se cumplen las fechas. Y, por septiembre, siempre, por septiembre, los niños al colegio.

Tienen un tirón largo. Navidad vendrá con frío mañanero y árboles de esqueletos esperpénticos. Está muy lejos. Entonces tendrán un respirillo. A eso ¿qué nombre le ponemos? Han estrenado mochilas, lapiceros, les habrán pedido no sé cuantos paquetes de folios, plastilinas… Decía un teórico de la educación que el mejor maestro es el que más se mancha las manos de tiza. Claro eso era antes, tan antes, que algunos ni se han enterado de eso.


Llantos a las puertas de lo centros. Se aferraban a los cuellos de sus madres antes de traspasar los dominios del bedel. Ningún pajarillo pide, por voluntad, entrar en la jaula. Ni les gusta ese nuevo mundo que descubren, ni los adultos le pintamos otro mejor para  ‘cuando sean hombres de provecho’. No lo quieren. Ni lo de ahora, ni lo que se les vendrá, luego.

2 comentarios:

  1. Esa es la forma que hemos elegido los humanos para estar de acorde con el "progreso". ESE ES EL NUEVO SISTEMA. ¿Y donde ha quedado el calor del hogar?. Ha quedado postergado a estar con los abuelos si la fiebre se alía con los pequeños. Como le pasó a mi nieta de tres años escasos. Fue un poco de fiebre que quedó en nada, pero luego....¡Que bien lo pasamos!.
    Amigo José. No hay mas que acercarse a las puertas de los colegios a la hora de entrar, y una piensa: ¿Que estamos haciendo con nuestros bebés?. Y no puedo evitar el sentido de culpabilidad.

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  2. Cuando empieza el colegio las puertas se convierte en la imagen que todos los mayores no nos atrevemos a ejecutar, llantos no por entrar, sino por salir de este pozo donde nos han metido, si los niños están entre cuatros paredes no es para aprender y ser mujeres y hombres de provecho, sino para irle habituando a lo que le espera cuando pase unos años.
    Me dirán que es negro pensar de esa forma, pero no lo crean, solo es un poco de sarcasmo, lo triste es que es mucho peor por desgracias; pero si hay algo que tienen los peques que los adultos no, que ellos se revelan.

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