jueves, 28 de diciembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Gentío

 

                                                


Por un casual ¿ustedes han escuchado un Villancico que habla de un burrito sabanero que va camino de Belén? Sí, ese que escribió el venezolano Hubo Blanco en 1972 y que ha dado varias veces la vuelta al mundo…  Ya se sabe si todos los caminos llevan a Roma, alguno tiene que pasar por Belén, ¿o no?

¿Han escuchado algo de una campana que estaba sobre otra campana? Sí ese que dice que campana sobre campana y sobre campana una y que, si quieres ver al Niño en la cuna, o sea chiquitito, pues hay que asomarse a la ventana (sin caerse, claro). Dicen que ese Villancico nació en nuestra tierra a principios del XX, es decir, que ya tiene su tiempo… ¿Tampoco?

¿No saben de esa llamada a María para que venga corriendo porque el chocolatillo se lo están comiendo? ¿Qué no? No me lo puedo creer. Es el estribillo de uno que dice que hacia Belén va una burra – se ven que no habían leído a Juan Ramón – cargada de chocolate. No sean mal pensado. Chocolate del que viene en envuelto en papel de plata…

¡Ay, cómo se puede pensar mal si estamos en Navidad! Cuando en el fondo lo que sabemos es que hacia Belén va una burra y un burrito sabanero, que no conocemos si era hijo de la burra o es que pasaba por allí. Por cierto, yo he pasado, bueno para ser más preciso, me he acercado a calle Larios, porque eso de entrar es imposible.

Allí he sabido eso de la burra y el pollino (“Burra que tiene pollino, no va derecha al molino”, dice el refrán) y del chocolate y de un alumbrado impresionante y de un gentío que te lleva como si fuera la bulla de Semana Santa (¡leñe que acaba de nacer y queremos ya cargárnoslo) y hace que en Málaga no se pueda ni andar…

- ¿De qué vas a escribir hoy? Me ha preguntado mi amigo Jaime con quien he echado el día.

- Ni idea, le he dicho, a ver cuando llegue a mi casa…

Y ya ven uno llega con la música de Navidad en los oídos y con el recuerdo de algún que otro amigo que tenía que haber compartido mesa y mantel (pero también estaba colocado) y  se pone a hilvanar palabras. Nos hemos acordado de ti, maestro Alcántara, cuando nos enseñaste que escribir era llevar palabras de la mano…

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