viernes, 15 de diciembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Castillo de las Torres



                                                                 A mi amigo, Felipe Aranda


15 de diciembre, viernes. Está estos días en la prensa el Castillo de las Torres. El nuestro, el que otea vientos y horizontes, el que cierra la Hoya de Málaga y era el bastión de defensa último si a Málaga se le atacaba por el interior, el que corona el Barranco…

Te digo. El Barranco – algunos lo hemos llamado, a veces, nuestro Albaicín blanco – merece un rato aparte. Puedes entrar por la calle Postigo. El postigo era una portezuela abierta en el adarve que rodea el castillo y luego, andando el tiempo abrió una calle, estrecha y empinada, que se encarama al corazón del caserío.

También puedes subir por la calle Ancha a Las Torres (para nosotros el castillo son Las Torres). No te diré cuándo ni donde debes pararte. A ratos, según la marcha, se te cortará el resuello; o será la vega amplia y feraz que se abre con un río manso y lento camino del Mediterráneo muy próximo la que requerirá tu atención para que te empapes.

Cuando llegues, párate en la explanada antes de acceder al interior. Retira todo lo que de valor tuviste que emplear - porque a veces, la impresión del precipicio te habrá sobrecogido el ánimo - y entrégate a la contemplación de esos paisajes únicos que, en ocasiones uno tiene la suerte de encontrar por los caminos.

En el muro, tres inscripciones. A la izquierda, el romance anónimo del XV. Comienza: “Álora, la bien cercada…” Narra la muerte, en el cerco de Álora, en 1434 de don Diego de Ribera, Adelantado de Andalucía, en el reinado de Enrique IV de Castilla.

Junto al quicio de la puerta, un mensaje: “No desoigas la voz / del que te advierte / que todo es ilusión / menos la muerte. Hodie mhii, cras tibi” (Hoy a mí; mañana, a ti). Te digo que entras en un lugar que fue Camposanto.

A la derecha, un mosaico recuerda a Alí ben Falcún “El Baeci”, último alcaide del castillo (Debes saber.  Sobra ‘Falcun’, su nombre Alí ben “Al Baeci”; no fue el último, sino de los últimos, prisionero en la batalla de Lopera y vendido como esclavo. Otro día te cuento cosas de él. El último, Hamete el Cordí).

En el interior del castillo la capilla de un templo con techumbre gótico-tardío. La Encarnación que mandaron construir cuando la toma; un arco, único en occidente, la torre de la vela, restos de muralla y parte del dolor del desencuentro que traen las guerras. ¡Ya sabes!

Hay una tercera posibilidad de subida por la calle del Carril. El folclore de Álora la inmortalizó: “Alora tiene tres calles / que no las tiene Madrid/ Calle Ancha, Calle Toro, / y la Calle del Carril”. Te garantizo, te va merece la pena…

No hay comentarios:

Publicar un comentario