Hacienda San José. Málaga
10 de diciembre, domingo. He
vuelto casi – o sin el casi – sesenta años después. La primera vez, era
un muchacho. Nos llevaron a visitar a los enfermos que entonces recibían
tratamiento psiquiátrico. Creo que, en el fondo, nos llevaron para enseñarnos
algunas de las cosas duras de la vida.
Hoy, por un motivo de alegría.
Ya no están en aquel palacio los Hermanos de San Juan Dios atendiendo enfermos.
Ahora, es un centro donde se celebran ceremonias y actos sociales de
relevancia. Me ha llevado hasta allí compartir, por un rato, la alegría de unos
amigos. Es mejor así, aunque lo otro, lo del primer párrafo, también forma
parte de la vida.
Esta hacienda está a la salida
de Málaga, conforme se sube por la carretera de las Pedrizas hacia Casabermeja,
a la derecha. Es una joya botánica. Encierra en su jardín plantas de América,
Filipinas, Australia, China, África… Si les digo de cualquier parte del mundo ¿a
qué terminamos antes?
La finca fue propiedad de José
Ordoñez. Le dio el nombre de San José. La compró, posteriormente, la familia
Heredia. (En Málaga las grandes cosas del XIX y parte del XX la hicieron
familias, auténticos clanes, venidos de fuera, Loring, Crooke, Gross, Livermore,
Scholt, Mamely; en concreto, Saénz, Larios y Heredia vinieron de la Tierra del
Camero Viejo, en La Rioja).
Manuel Agustín Heredia estaba
casado con Isabel Livermore. La ‘Casa Heredia’, entre otras propiedades, era
dueña de una flota de 18 barcos. Navegaron por todos los mares. Los capitanes
conocedores del amor a las plantas de Isabel Livermore y por congraciarse
(¡Todos somos humanos!) con la señora le regalaban la mejor colección de
plantas exóticas que puede imaginarse a la vuelta de cada viaje.
El emblema botánico de la
Hacienda es una araucaria. Comparte protagonismo con ficus, un cedro excepcional,
chamadoreas, dragos, palos borrachos… Causan asombro.
De ese vivero salieron plantas
para la finca de la Concepción, enfrente, de la que era dueña su hija Amalia,
hermana de Tomás Heredia, que amplió con compras la Hacienda y casada con Jorge
Loring Oyarzábal. (¿Se dan cuenta el abanico de apellidos de otros lares que
potenciaron la Málaga del XIX?)
Años después, Cánovas del
Castillo, decidió ganar terrenos al mar y construyó el Parque que se abasteció
con las plantas de las dos fincas. Tres
joyas botánicas. Hay más. Un día podemos hurgar y asombrarnos, entre otros, de
las bellezas de la Cónsula, del Retiro en Churriana o del Jardín del Cementerio
Inglés. Hoy el espacio no da para más…
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