viernes, 22 de diciembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ya es tarde



22 de diciembre, viernes. La muerte de Antonio Burgos ha conmocionado por inesperada y por la pérdida. Yo conocía a Antonio Burgos más como escritor que como periodista. Su Andalucía ¿tercer mundo? fue un aldabonazo ante el subdesarrollo y la postración histórica.

Cádiz, rotuló una calle con su nombre y lo nombró Hijo Adoptivo. En Sevilla comenzó un movimiento para obtener el reconocimiento público. Detectó cierto rechazo y fue entonces cuando, parodiando a los de Bilbao, dijo aquello de “Los de Cádiz nacemos donde nos sale de los cojones”. Dejó sentado a más de uno (y de dos).

Ahora, el alcalde de Sevilla ha hecho unas declaraciones pomposas y relumbrantes para justificar la concesión de Hijo Predilecto y digo yo, ¿será porque no han tenido tiempo? Ochenta años de vida, como que no dan para mucho ¿verdad? Una segunda cosa ¿para qué quiere ahora Antonio Burgos el nombramiento? Hay una tercera, llegan tarde. La Junta de Andalucía le dio el reconocimiento del nombramiento hace unos años, o sea que se las ido el tren.

Se lleva muchas glorias eso de acuñar que “la Habana es Cádiz con más negritos y Cádiz es la Habana con más salero…” Pues eso, ¡Casi ná!

Su periódico, ABC, aunque escribió en otros medios, dicen que ha perdido una de las letras de su cabecera, la “B”. Sabemos que la prensa de papel pasa momentos de asfixia económica. La gente no lee y las competencias, en espacio y tiempo, de los medios digitales es feroz; imposible vencerla. ABCE, ahora tiene la enorme papeleta de llenar el vacío que deja.

Se proclamaba ‘currista y bético’. Podría compartir con él el cincuenta por ciento de sus devociones, pero no es el caso. Era, cuentan, los que lo conocieron un hombre de trato difícil, original en muchas cosas y controvertido porque eso de ser “monárquico y andalucista’ parece una cosa rara.

El día del paseíllo la terna fue impresionante: Juan Manuel Gozalo, Pedro Peña y él. Ya me dirán si no hay días que rompen la monotonía. Ahora vienen las alabanzas (hoy habrán ido muchos de traje y corbata negra para salir en la foto). Era un hombre con retranca al hablar; lo superaba con la pluma. Se tuvo que exiliar en Suiza y pasado un tiempo le dijo a su mujer “Vámonos para Sevilla que prefiero que me mate la ETA a morir de pena”. Su alma socarrona habrá dicho ¿y ahora, para qué quiero yo ningún reconocimiento? Ya es tarde. Descanse en paz.

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