martes, 5 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Trío

 

                  

           Antonio Quintero, Rafael de León y Miguel López-Quiroga


5 de julio, martes. Eran tres. Era una España en sepia, el punto, del color de la copla, esa manera de decir lo que no se podía, como se podía, pero se hacía. Eran Quintero, León y Quiroga. Algo así como el no va más de lo que imperaba en el transitar de sentimientos.

Antonio Quintero nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) a finales del siglo XIX y murió en Madrid, en 1977. Fue el ‘sainetista del trío’. Alguien dijo de él que llevaba la trama, Rafael de León le ponía la letra y el maestro Quiroga la música. Nacía entonces la copla del momento.

Como sainetista llegó su gran éxito en 1929 con La copla andaluza. Luego sus sainetes se hicieron imprescindibles en el mundo del espectáculo de entonces. En los años duros anteriores a la guerra y los que vinieron después. Las primeras figuras de la Copla llevaron obras suyas en sus repertorios.

Rafael de León fue criticado y decían de él – cochina envidia – que era un García Lorca, pero vestido de señorito sevillano. Sufrió cárcel durante la Republica y represión en el franquismo. Alfonso Ussía dice que fue un “grandísimo poeta y un valiente para su época. “Se atrevió – continua – a amar libremente y a reconocerlo”. Rafael se llevó más de un disgusto y desafecto por su manera de vivir su propia vida.

Nació en Sevilla en 1908. Pasó por los jesuitas del Puerto de Santa María donde coincidió con Alberti, por los jesuitas de El Palo, en Málaga y por los salesianos de Utrera. En Granada comenzó a estudiar Derecho y allí conoció a García Lorca… Amigo de León Felipe y Antonio Machado ¿Alguien puede dudar de su entronque con la Generación del 27?

Manuel López-Quiroga nació en Sevilla cuando terminaba el siglo XIX. Su padre grabador, lo introdujo en el oficio, al mismo tiempo que ejercía de organista en la iglesia de los jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder de Sevilla.  Estudió Magisterio, pero lo suyo fue siempre la música.

Los tres tuvieron en común muchas cosas. Sensibilidad, poesía en su obra, el canto a la vida misma, que cada uno vivió a su modo. Hablar de la “Zarzamora” “Ojos verdes”, “Tatuaje”, “Pena, penita, pena”, “Callejuela sin salida”… Es imposible diseccionar qué parte es la que corresponde a cada uno. Los tres tienen en común su aportación a la copla y su muerte en Madrid.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario