miércoles, 27 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Uvas

 


27 de julio, miércoles. Ya pintan, ya pintan… y es que, entre Virgen y Virgen, – el Carmen y la Asunción – siempre apuntan ellas. Antes cuando las variedades autóctonas no habían cedido paso a las otras, a las que llegaban de otras tierras, competían tiempo y mesa con ciruelas, sandías y melones. Ahora, la oferta en el mercado es tan extensa que casi no han desaparecido a lo largo del año, pero con estas, las del tiempo de la calor, no hay quien pueda.

Madrugan los mirlos para sus visitas mañaneras. Ya amanece un poco más tarde y no es de día antes de las seis y media. El sol apunta con sus primeros rayos por las Lomas de Cucú cuando el reloj ha pasado con creces las siete. Es más, les diría que casi ‘y media’… Ya se sabe, la traslación de la tierra y esas cosas que nos enseñaban en la escuela.

Las uvas de mesa vienen antes que las uvas de vino. Septiembre es mes de vendimia. En la Axarquía, esa tierra bendita a la que el hombre ahora saca productos subtropicales además de la uva moscatel, esas lágrimas como los suspiros del amor, se comenzaba a recolectar bien entrado agosto…

Entonces sí vendrán los ajoblancos como tienen que ser y no con esas – iba a poner algo políticamente no correcto –  mamarrachadas que han inventado en la nueva cocina. Cualquier día nos encontramos “ajoblanco con pringue colorá”. ¿No me creen? Al tiempo. Hace unos  – tengo testigos, tomé uno con helado de aguacate… A mi amigo, que fue el pagano, por cierto, lo sangraron y bien. (No hace falta decir que nosotros éramos los únicos comensales del restaurante).

Están las parras con los racimos a pedir de mano. Es la tentación. Están como en aquel momento cuando el Lazarillo iba por tierras de Almorox, en compañía del ciego y deciden dar cuenta, junto a un vallado, de un racimo regalado. Tratan de comer en armonía, pero tras la mudanza de propósito…

-         Lázaro, engañado me has…

-         Y ¿en que lo conocisteis vos? replicó el pillo

-         En que yo comía de dos en dos y tú callabas…

Están para eso, para comerlas de dos en dos, de tres en tres… Están a pedir de mano y a pedir de mirlos tempraneros que saben mejor que nadie cómo van en su grado de azúcar…

 

 

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