sábado, 2 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tomates

 

             


2 de julio, sábado. Decía el refrán: “colorado como un tomate”. Eso era antes. Ahora, ya hay tomates de otros colores. La verdad, el sabor no difiere, pero donde llega un tomate rojo, rojo, pues eso. Tiene una connotación tan especial que siendo tan común es diferente.

Colon, bueno, los que anduvieron por aquellas tierras de México – “México lindo y querido…” – se lo trajeron para Europa. Ya en el siglo XVI se tienen noticias escritas de él. Según la traducción podría ser algo así como “ombligo de agua gorda”. Es una hortaliza y la verdad que cuesta aceptar al tomate como una fruta. Lo es, aunque no lo aparezca. Las frutas todas se reproducen por semillas…

¿Se ha planteado alguien que sería del gazpacho, plato de identidad en la gastronomía andaluza sin tomates? Se pone difícil. Este pueblo que tiene tantas salidas seguro que habría encontrado una alternativa como la tuvo para el azúcar con la miel.

Los tomates son ricos en minerales y contienen calcio, fósforo, potasio, y sodio. Como vitaminas aporta la A, B1, B2 y la C. Tiene propiedades medicinales y es antiséptico, alcalinizante, depurativo, diurético, digestivo, laxante, desinflamatorio y remineralizante (que no sé qué es pero me imagino que será que le da más consistencia a los minerales, pero si no es así, disculpen mi ignorancia).

El consumo se puede hacer en fresco, cocinado de diferentes maneras o a través de procesos industriales que le permiten que perdure en todas las épocas del año. Ahora, con los cultivos en invernadero se pueden consumir en los meses de mayor rigor del invierno sin tener que recurrir a las diferentes modalidades de conservas.

Pueden presentarse – otras dos maneras diferentes – deshidratados y se conocen como “secos” o en mermeladas y aportan con su confitura un sabor de dulzura, al perder acidez, a los alimentos a los que acompañan. Casa Abilio, uno de los grandes restauradores de la comarca lo sirven como base al bacalao ahumado. Hacen un maridaje inolvidable combinando lo salado con lo dulce…¡Una delicia!

Se siembra en semilleros. Las plantas, cuando tiene unos centímetros, se trasplantan de la almásiga a la tierra. Es muy exigente en materia orgánica y no pude faltarle el agua. De hecho, él la acumula durante su crecimiento. Desde hace unos años una plaga, la ‘Tutta’ le ataca de manera inmisericorde originando su pudrición… ¡Una pena!

 

 

 

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