domingo, 16 de enero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A mitad de la cuesta...

 

 

                          

 

              Almendro en flor. Montes de Málaga. Foto. Andrés Postigo

 

 16 de enero, domingo. Subimos. Como quien no quiere la cosa, ya estamos en la mediación. Los telediarios, para no verlos. Los seriales de la televisión, una fiel imagen de la sociedad en la que estamos insertos. No creo que todo sea tan malo como lo pintan. A veces dan ganas de llorar, pero entonces, lo mejor es… Sí, eso, eso que usted piensa.

Desde hace unos días (hoy se lo ha tomado de fieta),  el viento de levante se ha venido a vivir al sur de España. En algunas partes son días sin sol, ventosos, desabridos…En otros, las temperaturas bajan y hacen que mucha gente tirite. Al menos aquí, por ahora, nos hemos librado.

Dice el refrán  de enero que “ claro y heladero”. La culpa de eso la tiene el anticiclón de las Azores. Ese que se apodera de una parte del Atlántico y no deja que entren las borrascas que deben venir por el Golfo de Cádiz. Pero ya se sabe que ahí, en esos temas, como en tantas otras cosas, manda Otro.

Está la luna de enero casi a punto de ser Luna Llena. Es la luna más luminosa del año. Es la luna que penetra hasta lo más intrincado de los bosques encantados y llega a los lugares más recónditos y, entonces, precisamente entonces, en aquella oscuridad se hace la luz.

En los países nórdicos deben andar por las noches, con sus auroras boreales sobre suelos cubiertos de nieves. Ahora con el cambio climático, uno no sabe cómo estarán de nieves los bosques que, luego, cuando llegue la primavera, se sembrarán de lagos de muchísima belleza y mosquitos.

Los pájaros de aquellas latitudes se vienen a pasar el invierno a nuestra tierra. Gansos, patos, cigüeñas, garzas, gaviotas, avefrías, espátulas, flamencos… Dicen que pueden superar el millón. Tampoco pienso que es cuestión de sentarse en las veras de los caminos y echar números... Me quedo (es más bello) con los versos del maestro Alcántara: “Mis cuentas no están cabales, me falta una golondrina y me sobran tres cristales”.

Todo en el campo tiene su ‘tempus y su modo’. De noche ladran los perros; al amanecer el alba clarea por los cerros; a media mañana, cantan los gallos… Florecen los almendros, verdeguean los trigos en las lomas, se abren las primeras florecillas como preludio de una primavera que todavía no es, pero que será. Subimos, la cuesta…

 

 

 

 

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