jueves, 13 de enero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Hacho


                                   


Álora, desde El Hacho un día de invierno.

 

13 de enero, miércoles. Hace unos días subí al Hacho. Me fui en coche por el Sabinal y los Cortigüelos…. Antes pasé por Flores. Uno tiene la costumbre de pararse en según qué sitios y éste es uno.

Ya han cogido los olivares. Solo quedan las aceitunas moradas de los pimpollos. Este año la cosa no ha ido bien. La sequedad del otoño, ha mermado la cosecha.  Empiezan a despuntar los sembrados y hay una alfombra incipiente verde de esperanza en la tierra calma.

Comienzo la ascensión entre un manchón de palmas, al lado izquierdo del camino. El campo en este tiempo tiene muy mermado los olores, pero si te lo propones, puedes distinguir el del tomillo, las aulagas, el romero, la retama, el cantueso…

Me encontré el primer almendro en flor.  Fue de pronto, sin esperarlo. Está conforme de sube al Monte Redondo, una vez que se deja a la derecha la Fuente de Pedro Sánchez, por cierto, esta fuente  aparece en el Libro del Repartimiento, una vez que empezaron a arreglar las cosas después de los desaguisados de los repartimientos iniciales. De niño, ir de excursión hasta allí suponía un hito muy especial, por la lejanía y por lo que tenía de leyenda. Eran otros tiempos.

Ya en la cumbre (es el mejor sitio para ver el pueblo) En la lejanía bajo un cielo azul, muy azul, se recorta la silueta de Sierra Nevada. La distancia – y la limpieza de la atmósfera – daban una sensación única y, al mismo tiempo diferente, porque uno no está acostumbrado a la nieve  y aunque esté, como en este caso muy lejos del alcance de la mano, siempre provoca la sensación de estar ante algo muy especial.

A la derecha la Bahía de Málaga, y abajo el pueblo – que ahora comprenderás porqué lo hicieron aquí – y la alfombra de la vega, y los meandros del río, y las dentelladas que dan las canteras a las sierra de Mijas y de Coín y… Los Lagares, al otro lado del río, olitas de tierra en un mar de montañas.

Si padeces de vértigo, no te acerques al precipicio. El vacíe es  enormes. Se impone la prudencia. Hay una sinfonía de violines. Es el aire entre los pinos.

Absorto en la belleza, hice mías las palabras de Ibn Hazm: “Si ahora nos deja sedientos; antes nos dio mucho de beber”…Párate y escucha el campo y los silencios… y el viento.

 

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