jueves, 30 de mayo de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. De cine






Gutiérrez Aragón, creo recordar, rodó una serie donde venía a decir algo así como que Andalucía es de cine. La cámara, desde una altura a prueba de helicóptero, mostraba unas imágenes bellísimas de paisajes de ensueño. Poco más o menos.

Ayer tuve la suerte de andar por Antequera. Oigan, de cine. Antequera  es y está de cine. Hacía un tiempo que no iba por allí y aproveché la ocasión. De entrada, la Plaza de San Sebastián que antes era hermosa, ahora, lo siguiente. Dos estatuas, en broce, sentadas en un banco charlan – claro, las estatuas no pueden hablar; nuestra imaginación, sí -  amigablemente. Son las del pintor José María Fernández y la de Muñoz Rojas, el de “Las cosas del campo” (¿Habrá algo más bello escrito sobre el campo? Sí, los artículos del maestro Barbeito)  y “Las musarañas”.

La portada del templo, renacimiento puro.  Varios cuerpos. San Pedro, San Pablo y el titular, San Sebastián… El escudo de Carlos V y el águila bicéfala del Emperador. Corona el angelote. Otea vientos. Ve cómo se levanta el polvo las tardes de solano en la vega. A lo lejos, el Peñón de los Enamorados. Es ya Archidona. A medio camino, Menga, Viera y el Romeral…

Dentro del templo todo es quietud. Un grupo – muy pequeño – de mujeres rezan en voz alta el rosario. En un uno de los nichos de antaño, Rodrigo de Narváez, duerme ese sueño que llaman muerte. Los poderosos de otros tiempos buscaban la paz del alma en las penumbras de los templos… Lugar de recogimiento;  lugar, de rezos.

En el palacio de Colarte – me acuerdo de alguien muy especial - una exposición temporal de carteles de Semana Santa. Otra, con obras adquiridas por Patrimonio Cultural de Diputación. Me encuentro, con tres obras de mi amigo Leonardo Fernández. Nos hacemos fotos ante los cuadros… Se las envío.

La Plaza Plácido Fernández-Viagas,  un homenaje al gran andaluz. Desde la Presidencia de la Junta - ¡qué tiempos más difíciles!- defendía la Autonomía para conseguir Justicia. Lo dejó claro la doctora Lola Villar en la defensa de su tesis.  Por cierto, primer premio en el certamen de tesis doctorales del Centro de Estudios Andaluces…

La biblioteca supramunicipal ocupa el convento franciscano de San Zoilo; su espadaña, un trozo del azul del cielo que ayer – como casi siempre – pespunteaba sobre Antequera. Oigan, de cine.





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