martes, 21 de mayo de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amancio






Una parte del comunismo  - bueno a esa cosa que llaman comunismo – se ha opuesto a las donaciones de un gallego rico, probablemente, el más rico de los gallegos y de muchos que no lo son. Dicen que el gallego, que se llama Amancio, da no sé cuántos millones de euros para comprar máquinas que sirven para luchar contra el cáncer.

Este gallego que se llama Amancio es un tío raro. Verán. He leído en alguna parte que comenzó vendiendo por los mercadillos de Orense. Vamos, que de la Universidad de Somosaguas donde imparten – es un decir, que nadie se llame a engaño – docencia algunos de los que se oponen a recibir la donación, media un abismo, además de muchos kilómetros físicos, sí, esos que se miden por metros y cuando suman mil, son un kilómetro, de esos…

Además el gallego es más raro aún. Informa el periódico que tiene la mala costumbre de pagar sus impuestos. Convendrán conmigo que en este mundo, como dijo el Guerra ‘hay gente pa tó’ y va y rompe la sagrada costumbre de no pagar y de defraudar. Se ve que este hombre no nació en el país de Rinconete y Cortadillo, ni se las anduvo por el Arenal de Sevilla, donde,  por cierto, quiero que alguna vez mis amistades sevillanas me enseñen el famoso patio y aquellos lares.

El hombre dice que con el dinero de sus beneficios hace donaciones para que se compren máquinas de esas que ayudan a superar la dichosa enfermedad. Hay que verla muy de cerca para saber qué entra por dentro. Palabrita del Niño Jesús que no les miento, que no, que no.

He escuchado en no sé qué radio que un hospital de Córdoba compró la máquina más perfecta que existía en Europa, o sea, en el mundo, para uso de las personas que la necesitan. Cuando con otras terapias se necesitan un puñado de sesiones, con ésta,  una. ¿Qué pensarán esas mujeres que han tenido la suerte de achicar el portón de los sustos a una sola respuesta a los clarines y timbales?

Lo que dicen que es comunismo tendría que hacerse mirar algunas cosas… Ah, soy fiel  partidario  de la Sanidad (con mayúsculas) pública, de la Enseñanza (con mayúscula, también-) pública y de una Justicia igual para todos.  Creo en la libertad y si alguien echa una mano, bienvenida sea…






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