viernes, 23 de enero de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Gallinero

                                           
El gallinero está revuelto. ¡Dios cómo está el gallinero! No es que bajen los zorros de las sierras por las noches con nocturnidad, alevosía y hambre. No, no. Esos zorros están donde tienen que estar. O sea, salvando cañadas, abrigados en las madrigueras y hurgando por aquí y por allá.

Del gallinero pega la volada a lo alto de la tapia del corral un gallito minino de cola arqueada majestuosa y bellísima. Tiene la  pechera de colores y brilla tornasolada cuando le da el sol. El minino vuela de tapia en tapia. Ni las palomas del alero del tejado tienen capacidad para imitarlo. Este minino es un artista del salto sin redes.

El gallo ‘lorigao’, el de los espolones revueltos y escamas en las patas se pavonea a su antojo. El gallo lorigao no le teme al arroz de cazuela ni al hervor de una olla de agua puesta en la candela para el desplume. Este gallo ya está curado de espantos y esas cosas.

Hay otro gallito negro. Pide plaza; presenta cara pero le falta campo, o mejor, tiene que esperar que pase algún tiempo y él pueda ocupar mando y ordeno y todas esas cosas que tienen los gallos cuando son dueños de los gallineros.

Hay gallinas negras, cenizosas, y pollitas ponedoras y camadas de otros pollitos. Se picotean entre ellos. Se hacen sangre. Se ensañan y cuando eso ocurre…¡ay, Dios, cómo se pone el gallinero! (¡Hay quien organiza un almuerzo para dar puñaladas a otros de su misma pluma!).

Nos anuncian cuatro elecciones para el año: Andalucía, Municipales, Cataluña y Generales. No quiero ni pensar lo que nos espera en el gallinero patrio. Tertulias, televisiones, radios, periódicos, políticos… Todos nos venderán su mercancía. Ah, tengan cuidado con el veneno.


En esta situación siento envidia de mi gato. A mi gato le puse por nombre “Tito Livio”. Se pasa horas sesteando al sol. Me parece que se entera de todo el revuelo que hay en el gallinero pero hace como que no se entera y si se entera, no le importa. ¡Eres listo, puñetero!

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