viernes, 2 de enero de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Frío

Dicen que hace un frío que Dios tirita. Es verdad. Media España – y la otra, casi también -  está temblando. Hace frío. Mucho frío. Las imágenes que vienen de otros lugares muestran algo que por aquí, tan abajo, está bonito de verlo, pero por la televisión.

No estamos acostumbrados a tanto frío. No cierran bien las ventanas, tienen rendijas las puertas, no encajan las juntas de los bastidores y un vientecillo que congela se mete por las rendijas y hace que los pies se queden helados y que guste la chimenea. No son días de hablar de abanicos aunque se sientan algunos bochornos. Cada cosa tiene su tiempo.

Lo que parece que no tiene fecha de caducidad – ni porque sea año nuevo – son las chapuzas y las cosas que no se hacen bien. O mejor, que se hacen mal aunque parezca un juego de palabras o un contrasentido.

Estarán ustedes ahítos de las dichosas campanadas que fueron y que no fueron. Canal Sur ‘la nuestra’ y todas esas cosas que nos venden pues ya saben… Que alguien se equivoque es de humanos, pero que lo que imperen sean las chapuzas, entonces eso tiene otro nombre.

Cuando a los andaluces nos dan  un palito de ese tenor nos quedamos tan helados como el campo esta mañana en la carretera de Los Llanos. Los quitamiedos eran el refilo donde se afilaba la escarcha. ¿Tan difícil es hacer las cosas medianamente bien?

Hace frío, mucho frío. Ha entrado un año nuevo en Occidente – otras culturas tienen otros calendarios – ojalá no nos hiele, también, por dentro. Que todo quede en un puro rechifleo en los carnavales que ya casi llaman por las esquinas.


Ojalá todos los malos augurios tengan poco porvenir y desde ya la que impere sea la temperatura de la solidaridad, el entendimiento y la buena voluntad y, si de paso se hacen las cosas un poquito mejor…

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