domingo, 21 de agosto de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ojalá


                                  

 


Aceituna, variedad "Manzanilla aloreña"

21 de agosto, domingo. Pablo Guerrero apareció en aquella canción que se llamaba de cantautor. Llegó en la segunda mitad del siglo XX, cuando vino un modo de expresar las cosas de otra manera. Tenía mucho de protesta, de inconformismo, de denuncia, y también de deseo por algo que no llegaba… Era una canción propia de la gente que quería otra forma de vivir.

Apareció una canción “A cántaros”. Hablaba de la lluvia, esa que cae del cielo y moja y fertiliza y hace que corran los ríos; y de otra lluvia, metafórica, que pedía el cambio a la sociedad. Ese cambio tenía que venir y vino, y todo fue distinto cuando comenzó a escampar….

Ahora, por muchas circunstancias pedimos que llueva de las dos maneras. Necesitamos otros modos en esta sociedad que tiene mucho de egoísmo e insolidaria, de idótra que solo piensa en un hedonismo momentáneo – no hay más que echar un vistazo a esas eclosiones en las ferias  ¿ha visto por un casual, el comienzo de la Semana Grande de Bilbao? – que buscan una huida rápida. Es también un escape necesario a la tensión de cada día.

Hemos vivido un verano calcinado por la calor y por los fuegos: de Mijas a Ateca; de Galicia a Alicante; de Castellón a Zamora, de Burgos… Habría que preguntarse qué parte del territorio peninsular se ha librado del azote del infierno.

Ahora pedimos que ya debería venir la lluvia. Estas tormentas de verano, sin daño y sin pedrisco, sin rayos que generen incendios, que descarguen agua suficiente para refrescar el campo, para recargar veneros… Ya sé que es una utopía, pero como cuesta poco pedir... Contra el vicio de pedir, afirma el dicho popular, está la virtud de no dar, pero no quiero que este sea el caso…

Las aceitunas, sobre todo las de verdeo piden agua, y los barbechos que cuando se alarguen las noches serán senos apropiados para resguardar las sementeras y las cañadas y arroyos y esos pozos… Y cuando el agua llenará los pantanos y, otra, vez comenzará el ciclo de la vida.

Ojalá llueva y llueva a cantaros, en manera figurada para obtener una sociedad mejor, y en sentido real para acabar con la situación agónica que sufren muchos agricultores y ganaderos –hablan de sacrificar animales -  para que nazca la yerba nueva, para que el campo, cuando sea otra vez primavera, se alfombre de flores… ¡Ojalá!

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