viernes, 4 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Creo en Ti.







-         “Señorita, una conferencia con el 73 de Álora. ¿Tendrá mucha demora?”
-         “Entre cuatro y cinco horas” Contestaba una voz femenina al otro lado, en la lejanía… Esa voz tenía nombre: María Luisa Becerra, Lupe Carrasco, Teresita, Isabel María, Ana Mari… Supieron más de la vida del pueblo que el confesionario.

De eso, entre cincuenta y cuarenta años, año arriba, año abajo… ¡Progreso! Imparable progreso. Un informe anuncia que Telefónica acaba de comunicar (¡Progreso, imparable progreso, otra vez)  la llegada del ‘milisegundo’, o sea el 5 G. Desde 1990 a hoy…¡Progreso, imparable progreso!

Uno piensa en las palomas mensajeras que utilizaban los fenicios para navegar por el Mediterráneo, y luego los mensajes escritos y luego, la voz a través de un cable hace poco más de un siglo y ahora… Ahora el milisegundo (solo un milisegundo de retraso, ¿qué cuánto es eso? Pues piensen que es casi tan rápido como el tiempo real…).

Creo en ti, creo en el hombre capaz de lo más malo, es verdad, pero también de lo más grande como es situar a sus empresas, en este caso Telefónica, a la cabeza, si no la más puntera de Europa en esta tecnología… Es el hombre que siempre se superó a sí mismo y a todas las dificultades que se ha encontrado por el trayecto. De la manzana dichosa no hablamos, ¿o sí? a lo mejor gracias a la dichosa frutita, se puso en el camino del trabajo y el sudor.

Creo en ti, creo en el hombre, en el de ayer, porque gracias a ellos estamos donde hemos llegado. En el hombre de hoy, que supera lo que parecía un imposible. Se superó la Barrera de sonido y dicen que el próximo reto será vencer la velocidad de la luz…

Creo en el hombre de mañana. Piensen en aquel que vivió al final del primer milenio comido de miedos y que se sacó de la manga el arte románico para sobrevivir al gran cataclismo que se les venía encima.

Creo en el hombre que ha pasado de milenio, y lucha contra las enfermedades, aunque hay tres cosas que no ha conseguido erradicar: la guerra, el hambre y morir con dolor. Y creo en el hombre que va a venir, porque el hombre es imagen y semejanza de Dios y por tanto, creo en Ti.







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