martes, 8 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Como que no






Mire usted, que no. Como que no. Todo no vale, ni todo tiene cabida cuando se busca algo que pueda parecer nuevo o que intente imitar algo que ya existe, pero con un tinte de anunciar lo sorprendente que estaba por venir y que, de pronto, aparece como las setas después de las lluvias de otoño.

El pasado domingo día 6, el Diario Sur publicó, que en octubre Diputación va a poner en servicio como algo turístico de gran valor el ‘Caminito del Rey de la Axarquía’. La información venía firmada por un periodista prestigioso, pero en esta ocasión ha sido desacertado (por llamarlo cariñosamente) el titular de la información.

Diputación, como cualquier entidad que esté interesada en ofrecer lo mejor al posible visitante, está en todo su derecho, es más es su obligación, pero con el nombre que quieran darle, nunca usurpando la marca excepcional de un paraje único.

Caminito del Rey solo hay uno. Discurre por los términos municipales de Ardales en su mayor parte, algo por el de Antequera, y un poco, pero de enorme belleza y encanto, por el de Álora. Está en el paraje de El Chorro, salva el desfiladero de los Gaitanes, orilla el Guadalhorce y es una simbiosis perfecta con ese paisaje que parece escapado de un cuadro de Carlos de Haes, donde la caliza es de una belleza sublime.

Alguien dijo que luz alcanzaba toda su belleza en los cuadros de Sorolla y la caliza, en El Chorro, en la Cordillera Cantábrica y en los paisajes del pintor belga  (Carlos de Haes nació en Bruselas ) y vivió en Málaga. Terminó de profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Puede parecer una exageración, no lo es.

Torre Eiffel solo hay una, como solo hay un Big-ben y una sola cúpula de San Pedro, un solo Gran Canal, el de Venecia, aunque muchas otras ciudades tengan canales grandes, o una sola catedral de Burgos…

Otras cosas son modismos comparativos, o pocas ganas de trabajar un titular, o irse por lo fácil. Caminito del Rey solo hay uno, lo demás, ganas de confundir a la gente o de marear la perdiz. Dicen que rectificar es de sabios. A ver, a ver…



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