viernes, 4 de octubre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Batatas de Jerusalén.







Trump, trueno, tronido, tormenta, tronada, terrible, temporal, tempestad, trompetero, tramposo, trangresor, atronado. Trump terror de propios y de no propios; Trump a punto de  provocar  una trombosis triturando parte de la economía española.  Trump, tragedia…

Y, para arreglarlo, viene el muchacho – perdón por la licencia, Doctor; bueno, más bien va, a Zafra y la lía. ¡Ay, Señor Presidente ¿cómo se le ocurre hablar de jamón serrano que es cosa de pobres en la feria ganadera más importante de España?

¿Sabe usted, Señor Presidente, lo que decía el Maestro Alcántara? “Cuando le dan jamón a un pobre o está muy malo el pobre o está muy malo el jamón”. A algunos, cuando éramos niños, y nos poníamos malos, - ‘malos’ éramos, quiero decir enfermos - algunas veces,  nos enseñaban una cosa a modo de loncha entrelarga… y  a eso lo llamaban jamón. No sé si nosotros estábamos muy malos pero aquello nos sabía a gloria bendita. ¡Sabe usted, es que se veía tan de tarde en tarde!

En Extremadura y en Andalucía y en Castilla que tienen unas dehesas que son una maravilla crían un cerdo de una raza especial. Es el cochino ibérico. En Iberia hay, también, otros cochinos, pero esos son otros lópeces… Éste que se cría en la dehesa y se ceba en la montanera con la bellota que  madura con el otoño tiene bonito hasta los andares.

Hay un problema. Mi amigo Fermín Adame que de esto sabe un rato, me comentó que tiene serias dudas de que haya dehesa suficiente  para alimentar a tanto cerdo. Yo la comparto con él. Luego, cuando veo algunas cosas,  se me va la mente por otros ‘cerros’ y por otras ‘dehesas’ y tampoco me asombra tanto porque si vemos el patio…  

Han florecido las batatas de Jerusalén. Siempre florecen en otoño aunque haga calor como lo hace ahora. En mi pueblo las llamamos margaritas, pero no lo son. En mi pueblo a muchas cosas les cambiamos el nombre y, luego, pasa lo que pasa. Por ejemplo, a la fiesta más grande que se celebra en la mañana de Viernes Santo se le llama Despedía y es el mayor de los reencuentros…. Menos mal que entre ibéricos, serranos, y margaritas salvamos los muebles y permitimos que otros ‘pasten’ en la dehesa del patrimonio.


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