lunes, 7 de octubre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Azar




El libro llegó a mi mano por azar. Fui a la presentación. Algo me decía que merecía la pena; fui. Antes de llegar al lugar, en la calle desierta porque a esa hora no había nadie, vi, como de otra,  salía el autor.

“Es Lorenzo, le dije a mi hermano electo, Antonio”. “¿Sí?”, preguntó. “Lorenzo, alcé la voz; lo llamé…” Se giró, nos saludamos. El intercambio protocolario… Echó mano a la bolsa, “Toma, el único que tengo”. Cuando concluyó el acto, mi mujer se acercó para adquirir un ejemplar y regalarlo. Se habían agotado.

El libro Ave María, (2019), el autor Lorenzo Orellana. La ciudad Antequera… El libro, conjuntamente,  con otros: Somos dos, de Andrés Trapiello, Cartas de lejos,  de Josep Pla, y Paseos por Málaga, de Enrique del Pino, pedía vía libre en mi anaquel, para entrar en la estación de la lectura. Le he dado preferencia. No me he arrepentido.

Michel Qoist escribió Oraciones para rezar por la calle hace ya mucho tiempo. Era el monólogo del hombre con Dios. El hombre que se echa al trabajo cada mañana,  y oye y no escucha, que mira y no ve, que… Ese hombre se para y, entonces, tiene una manera – porque lo necesita - de rezar.

Cuando tuve el libro en mi mano pensé en una obra de espiritualidad. Lo es y, además, no se queda ahí. Es algo más. Lorenzo Orellana con prosa ágil – como aquella manera de escribir  de Willian Saroyan o Hemingway  que él me enseñó a quererlos – lleva al lector por un camino insospechado. Lorenzo expone y reflexiona – Homero Macauley  y  el viejo pescador de La Habana, también - en voz alta lo que pasa por su mente. Lo comparte…

El libro, muy documentado. Citas a pie de página. Citas textuales de teólogos: Joseph Ratzinger: “Quien está profundamente sereno, quien ha sufrido sin por ello perder la alegría, ese no está lejos de Dios…” Romano Guardini, Paul Claudel – incluye un fragmento – san Juan de Ávila , … o San Agustín; literatos: Dámaso Alonso o Juan Ramón Jiménez...

Lorenzo desgrana, analiza, puntualiza. Acude con la precisión del cirujano que desliza el bisturí para hacer una operación.  Lo hace desde el punto de vista religioso – puede que eso no esté de moda - por algo tan cotidiano y, por la que muchas veces pasamos sin detenernos, quizá por ‘demasiado desconocida’ – permítanmelo – como es el Ave María.



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