viernes, 2 de febrero de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Febrero


Febrero ha llegado con almendros en flor y rocío mañanero. Febrero es un mes desconcertante. Nunca se sabe qué va a hacer mañana cuando amanezca, cómo se va comportar al medio día y cómo va a ser cuando los pájaros busquen una rama para pasar las noche.
Se han pespunteado los cerros con los almendros blancos. Hay un manto verde de yerba que nació con la última yerba. Las florecillas de la yerbabonita ponen el contrapunto de colorido amarillo cuando abren, a partir de media mañana con el sol.
Febrero dicen que el refranero que es un mes loco. La locura no tiene nada que ver con los meses del calendario ni por la manera cómo soplen los aires que vienen de los mares lejanos. La locura del clima es una cosa; la de los hombres, otra.
Andan locos de contentos algunos políticos por la manera cómo se van desarrollando los acontecimientos. Tengo mis dudas. Es más tengo mi miedo. Nunca se puede esperar nada bueno de quien actúa a la desesperada y sin convicción de arrepentimiento.
Celebran hoy la Candelaria; la Virgen de la Luz. Cuando yo era niño, al amochecer, en el campo se encendían hogueras que eran un espurreo de antorchas en la lejanía. Después, inmediatamente después, San Blas que decían que era el patrón contra los males de garganta y el refranero hablando de nieves y de cigüeñas.
Las nieves parecen que han llegado a algunas cumbres. Al menos eso es lo que dicen los informativos; por aquí, por mi tierra no hay cigüeñas por lo que no puedo verificar eso de …”la cigüeña, verás” aunque dicen que desde hace un tiempo ya no se van y pasan el invierno en la Península Ibérica.
Hay que lo ve como algo que ha venido de la mano del cambio climático. Decían en un artículo en el periódico que hay tal cantidad de vertederos y basuras en torno a las ciudades y en los campos que no precisan ir a bucar la comida a otros lares… En fin, puede que quien la lleve la entienda.
Esta mañana, casi a primera luces, me saltó una libre. Se arrancó casi de debajo de mis pies con el repullo correspondiente. El campo sigue su ciclo. Los cerros con pespuntes blancos, rocío mañanero y las liebres donde siempre…

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