5 de octubre, jueves. Arden
aún los rescoldos del escándalo propiciado por un sacerdote, primero en Melilla
y expandido, después por El Burgo y Yunquera. Ahora, otro. Presuntamente, con otro cura,
pero en la parte de la Axarquía, con Canillas de Aceituno, Sedella y Salares en
el epicentro del terremoto. ¡Ojú, cuánta geografía vamos a aprender!
Vaya por delante que mientras
un Juez no diga lo contrario, todo es presunto; el morbo vende más, mucho más
que la normalidad. Cualquier hecho de esta índole entre civiles no ocuparía más
de un suelto de prensa, pero tratándose de gente de la Iglesia… Esos son otros
lópeces.
Aquí hay dos cuestiones. Hay
que separarlas. Los presuntos culpables tienen que aclararlo. Esclarecimiento
judicial, ya. Hay otro punto de análisis. Al parecer un montón de gente
(presuntamente, claro) sabía de ambos dos temas. Se han callado como… ¡puertas
cerradas!
Me pregunto por la eficacia de
esos cargos de nombres rimbombantes, de reuniones en las zonas y de las
convivencias entre gentes afines. Me pregunto por esa cohorte que ocupa cargos que
dispone y manda. ¿Dónde están? ¿Esos, no se han enterado de nada? Si lo sabían son culpables de encubrimiento. Eso se tipifica en el encuadramiento judicial
español como delito. Si no se han enterado, tienen que dar cuenta también,
ahora, ‘por ineptos’. Si las dos cosas, entonces esos lo tienen más difícil, mucho
más difícil.
En el Obispado de Málaga ya no
saben – algunos, claro – como echar balones fuera. Aún no han salido los ceses
fulminantes o dimisiones de algunos que ocupan cargos de mucha pero que
muchísima responsabilidad. Y ustedes me entienden.
La Iglesia de Verdad, - la que
no es noticia - sigue dando de comer en los comedores sociales, sigue
escuchando a los que están solos, a los que no tienen voz, ni quiere nadie, sigue
junto a enfermos terminales, marginados sociales, drogadictos…. La Iglesia de
Verdad se la juega cada minuto en África, en América y en todo el tercer mundo.
Ellos se apoyan en su fe, en su entrega, en la Verdad de su Cristo.
Urge limpiar la era. Urge poner
las cosas en su sitio y urge un reciclaje total con la mujer formada accediendo
al Ministerio Sacerdotal y ocupando el sitio que le corresponde. Ya está bien
de paños calientes. Ya está bien de meapilas de homilías vacuas vendiendo
hojarasca, baratijas y otras cosas… Por lo pronto, ya tenemos, ‘la segunda, en
la frente’.
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