martes, 24 de octubre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Todo demasiado revuelto

 

                                    


24 de octubre, martes. Necesitamos el agua del cielo; el desastre - con agua y viento - que ha habido estos días pasados en otros lugares de Andalucía, no. Aquí los aguaceros han sido breves y poco intensos. El agua ha propiciado solo algo de refrescón para el campo. Ni alivio para veneros y pozos, ni por supuesto para que corran arroyos y cañadas. Pero algo, que diría el conformista, es algo. El otoño no quiere venirse por esta tierra de una vez, y a punto de cerrar el mes ni se arañan las sementeras ni se vislumbra una besana seguida de bisbitas picoteando el surco recién abierto. Del viento no podemos decir lo mismo. Venía con malas intenciones.   Ahora, cuando redacto estas líneas aparecen algunas nubes sobre la Sierra de Mijas. ¿Mira que si viniesen con agua? Otro chaparrón vendría muy bien.

 

El temporal ha arrebatado la vida a dos personas en Córdoba y Huelva.  Eso, desde luego, duele mucho. Era dantesca la imagen del viento que agitaba las copas de árboles. Algunos con muchos años encima. No pudieron aguantar el empuje; se entregaron. Es patético ver tumbado los árboles que estos días mostraba la televisión con las raíces al descubierto.

 

El otoño despoja del manto verde a los granados y los viste de oro viejo. Las tardes son dulces, lánguidas, placenteras. Mientras las imágenes que llegan de otras partes del mundo acongojan. Se cuentan por miles los muertos del Oriente próximo. La Conferencia de Paz ha demostrado su inutilidad; manifestaciones en muchos sitios.  Algunos de los que van no saben de la misa la media. ¿Conocen, realmente, qué se esconde en las doctrinas que dicen defender los dos bandos que se odian en Palestina?

 

Pienso en mis amigos homosexuales a los que ahorcarían (sí, como suena) se tuviesen la desgracia de caer en las manos de esos intolerantes. Pienso en mis amigas que perderían toda su libertad... Pienso que, algunos fanáticos, nos impusieran su ley de no poder ni encender la conexión del ordenador por ser un día determinado de la semana….  ¿Alguien, de verdad, repara en estas cosas?

 

Los pajarillos buscan cobijo cada noche, en el ciprés de la alberca. Pían y pían, y tienen un gorjeo discorde y chillón. Deben andar a la gresca por la mejor rama, o el mejor refugio nocturno. Estos pajarillos viven ajenos a lo que pasa en el mundo. ¿En el mundo de los pajarillos existirá la felicidad?

 

 

 

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