domingo, 23 de mayo de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El oro y el moro

 

 

                                    


Entre el oro y el moro, el hambre. Eso de no tener qué comer, en todos sitios, se conoce como hambre. Se puede adornar como se quiera, que si hambre de justicia, que si hambre de una vida mejor, que si hambre por dejar atrás la miseria, que si hambre de nuevas ilusiones, que si hambre por implantar un nuevo orden social…. Al final, se concreta en una palabra maldita en la historia de la humanidad: hambre.

El ser humano habita desde hace tropecientos mil años sobre la superficie de este planeta. Hay tres cosas que no consigue dominar: la guerra, morir con dolor y el hambre. Las tres, tienen soluciones pero al parecer – solo hay que abrir los periódicos en cualquier momento -  las tres realidades saltan y golpean como mínimo a la vista. Lo de golpear las conciencias ya es otra cosa.

En la lejanía, suelen decir los astronautas, esos hombres privilegiados que salen al espacio, es una bola celeste o azul, que para el caso es lo mismo, solo que varía la intensidad del color pero que debe ser algo precioso.

¿Cómo se ve en la proximidad? Ese es otro cantar. Los chavales que han venido a la ‘excursión’ de un día en Ceuta donde les contaron que iban jugar ¡algunos de ellos, un partido con Ronaldo! Deben tener ya otro sentido del color del oro que le habían vendido porque ellos siguen siendo súbditos – lo de ciudadanos des otro cantar – de un país al que la publicidad vende como “el amable vecino de enfrente”.

También deben tener otra visión del color los que cruzan andando las enormes extensiones de tierra que llamamos desierto o los que se suben en cayucos y pateras para cruzar una superficie de agua tan grande que nunca la soñaron así.

Hay otro color. El color de los que hacen esas declaraciones que aterran y a las que uno no tiene palabras para calificar…. Oro prometido que a veces no llega ni a oropel y que se queda en ilusión. Moros que viven creyendo que al otro lado, los perros no tienen al cuello cadenas sino longanizas, o sea una prosperidad que no logran alcanzar… Hombres de almas negras que rigen sus vidas con las que negocian y se enriquecen… He decidido ver menos aún de lo que la veo la televisión. Total ¿para qué?

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