jueves, 13 de mayo de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Una de visigodos


 

                               


Y alguien puede que se pregunte a qué viene esto. Verán. Mi amigo Fulgencio – que, por cierto, tiene nombre visigodo – me envía un artículo que se publica en el Diario La opinión de Murcia. Recoge medidas de nuestra vecina Francia (que también tiene mucho que ver con los bárbaros que recorrieron las tierras de Europa) ha tomado para lucha contra la estupidez de ciertos modismos en el lenguaje.

A lo que iba, porque menudo rodeo para llegar hasta aquí, hoy se me ha ocurrido escribir algo de los visigodos y de, entre ellos uno, del que se dijo, que fue “príncipe para su pueblo y padre para los pobres”. Luego cuando lo destronaron porque solo reinó diez años, las crónicas que hablaban de él le quitaron el piropo. Ya ven de viejo viene eso de que al árbol caído, hacha sin contemplaciones.

 No se sabe dónde nació ni en qué lugar. De su muerte que fue un año después de su destronamiento en 631, tampoco se tienen noticias, aunque parece que ocurrió en Toledo o en sus cercanías. Él coincidió en el mismo año de comenzar su reinado con otros dos reyes visigodos: en el 621 con Sisebuto, con Recaredo II que reinó y murió igualmente en ese mismo año en el que él comenzó a reinar.

El primer gran problema – está considerado como el primero de los  reyes visigodos que gobiernan sobre toda España -  lo tiene con los vascones que atacan y saquean (ya se ve que eso del saqueo hay algunos que lo lleva los genes desde muy viejo) que había sido provincia romana de la Tarraconense. El segundo con los bizantinos. Los expulsó del sur de España.

A los prisioneros les obligan a construir una ciudad en las cercanías Vitoria que en lo sucesivo ya fue un bastión de defensa contra otras incursiones. Las ciudades de Vitora y Toro son las únicas ciudades que fundaron los visigodos en la Península Ibérica.

Otro día quizá les hable de Sisebuto, de  Rescevinto, de Chisdanvinto, de sus nombres en el gran tesoro de Guarrazar que está colgado en una de las vitrinas del Museo Arqueológico Nacional… ¿A qué saberse el nombre de los reyes godos servía para algo? Y si no dense una vuelta por la colección de estatuas frente al Palacio Real. Se descubren cosas muy curiosas.

 

 

 

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