lunes, 22 de junio de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Verde esmeralda






Al final del Paseo de los Curas volvió a sonar el teléfono. ¡Tres veces desde Trinidad Grund…! No pudo cogerlo. Frente al Gallo de Indias, giró a la derecha. Buscó donde estacionarse. A esa hora, en La Malagueta, es pedir un milagro. Los milagros no existen…  Lo consiguió, sonó por cuarta vez, ahora sí… Saludo de cortesía y…

-         ¿Vas a venir el viernes?

-         No sé…

-         Y ¿eso?

-         Tengo que entregar…

-         Excusas. Yo te estoy esperando. Además, no me coges el teléfono cuando te llamo…

-         No siempre puedo…

-         Más excusas,  “si no siempre puedes”, es que hay ocasiones en que sí puedes, y no lo coges... Te aguanto demasiado. Estás raro, muy raro. Eres otro. Estás cambiado….

Respira hondo. La deja hablar. No contesta. Cecilia es de las personas que oyen pero no escuchan. Está convencido que ella cree que no va porque no quiere y que no hay otras circunstancias que lo impidan.

-         Es que eres muy rarito, muchacho, muy rarito. Yo te lo doy todo y tú para mí eres muy cicatero.

-         Que no, que son las circunstancias, a veces, uno se ve envuelto en cosas que no desea pero…

-         Te tengo preparada dos sorpresas. Vamos a comer en El Alquián. Ya he encargado que nos hagan dos ‘sampedros’. Antonio, los prepara a tu gusto. Como la otra vez, ¿te acuerdas? Nos quedaremos en el apartamento de San José. Está preparado, listo, nos espera. El sábado navegaremos por el Cabo de Gata. El mar – ella hablaba y hablaba, sin dejar que él pudiese intervenir en ningún momento – está azul turquesa, mejor verde esmeralda, como a nosotros nos gusta cuando nos adentramos solos, los dos…

-         Como tus ojos a la puesta del sol…

-         ¡Ay! - continuó ella-, por la noche he reservado, con condiciones, en La Goleta del Pirata. Se han comprometido – ahí tienes la segunda sorpresa – a servirnos quisquillas de Motril…
-         Pero, es que…

-         ¿No te gusta? “ Ni peros ni manzanas”, la noche será como aquella del Palace, ¿se te ha olvidado? Pero esta vez, no estará la Alhambra enfrente sino la mar azul, inmensa…

-         No te puedo decir…

-         Pues no lo digas. El viernes, al mediodía, en El Alquián.

-         Un beso.

-         … Otro para ti.





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