viernes, 12 de junio de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. En sus manos



                                     


Andamos convulsos, perdidos, desorientados. Somos niños grandes, demasiado grandes de cuerpo, y poco desarrollados de mente aunque parezca lo contrario. No debería ser así pero lo es.

Me explico. Algunos políticos están más perdidos que carracuca. En sus buenas intenciones no aciertan ni cuando se equivocan y otros se equivocan tanto que hasta aciertan. Un marrón enorme sobre sus hombros. Deben estar preguntándose “qué delito cometí contra Vos cielos naciendo…” aquello de Calderón, pero aplicado a estos lodos  de la vida diaria.

El pueblo llano, o sea, los que somos como usted y como yo no sabemos ni de la misa la media, y entre todas las cosas que se nos ocurren – porque somos más listos que nadie y todos tenemos la solución en el cajón de la mesa – la mayoría no se salvan ni con bolillas de alcanfor que dicen que lo conserva todo.

La clase opinadora, es decir, esa pléyade de sabedores que lo mismos explican el gol aquel, del partido aquel, que el balón entró limpiando las telarañas del ángulo superior  (el inferior, el que está a ras de césped, no, ese no) del palo corto … que un oxímoron, que de la metempsícosis de la materia… (No se lo digan nadie, me da un tufillo que hay plaga, casi llegando a pandemia, de tertulianos).

Van a articular una normativa (¿?) para regular el uso de cachimbas (sic) y la gente, mucha gente sin cobrar lo que necesitan para llegar a final de mes, lo están pasando mal, muy mal. Las colas en Caritas – van por comida, ojo – crecen y crecen…

Y por si fuera poco resulta que en Tomelloso,  - y en otros sitios - de donde eran Plinio y el señor que lo creó, García Pavón, un mogollón (¿existe esa palabra) de jóvenes organiza la de Dios es Cristo para divertirse. Las estadísticas, que son las más falsas de las Ciencias Exactas, pero dicen verdades dejan claro que ellos, los jóvenes, no se van a morir de esto que se nos ha venido encima. Vamos que la cosa les va a importar tres leches….

Como esto cunda ahora que comienza el verano y las noches son más fresquitas, las juergas se van extender con más rapidez que la pandemia. No le demos más vueltas, estamos en sus manos. ¡Ay, Dios Santo lo que puede estar por venir!






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