domingo, 19 de junio de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desde el Alto Guadalhorce

La luna vestida nácar cabalgaba sobre las Sierras de Gibalto y Camarolos. Todavía no dormitaba El Torcal. La luna que es muy curiosa y lo escudriña todo se asomó al bosque de piedras y vio como se había remansado el agua en la Fuente de los Cien Caños y luego, entre alisos, álamos y choperas buscaba las tierras llanas de la Vega.

La luna sabe de la cercanía del solsticio de verano. Quiso decir que ella tiene un solsticio propio. Bueno, exactamente, no es así. Cada veintiocho días dice que en las noches de olivares y piedras calcáreas la luz tiene su horario propio y hace que las encinas – que ya tienen fruto – sean otra cosa… y hace lo que le da la gana.

Casi a esa misma hora, José Manuel Martos – a su vera un hombre joven, alcalde de su pueblo, Villanueva del Trabuco – abrió el horno donde habían cocido un pan especial, regalo de dioses, crujiente, apetitoso…

Un grupo de panaderos han amasado ese pan de cultura. Francisco Campos, Gerásimo Arjona, Álvarez Curiel, Antonio Santiago, Manuel Benítez, Gracia García, Luis Utrilla, Francisco López… Muchas manos hincando los puños en una artesa con una levadura excelente; mejor trigo, y el agua del Guadalhorce.

Presentaban “Desde el Alto Guadalhorce” Ellos dicen que es una ‘revista’. Pienso que más. Algo como un compendio de trabajos monográficos – en este número le dan especial protagonismo a Antequera – excepcionales. Oigan. Bueno, bueno, bueno; de verdad.

Han llegado al número 6. Tienen – como las cosechas buenas – carácter anual y la edita el Servicio de Publicaciones de Diputación. La maquetación para quitarse el sombrero - los que usamos sombrero, claro – y las fotografías, auténticos documentos que ya  en sí son un tratado de calidad.


Hasta ahora he acudido a la cita de cada año. En el primer número me asaltó la duda: ¿podrán continuar con algo tan bueno? Llegan al sexto, se disipan todas las posibles interrogantes. Cuando se tiene la levadura con el fermento apropiado, buena harina de trigo, agua de un río que acaba de nacer y estos panaderos…

1 comentario:

  1. Después de leer tu descripción, que casi he visto cómo heñían la masa los panaderos, habrá que buscar un aparte para catar ese pan. El chorreo del aceite lo ponemos nosotros, Pepe. Y si es pan para aceite de marteña, de marteña; si de arbequino, de arbequino; si de picudo, de picudo...

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