jueves, 30 de junio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ni ayer, ni mañana: hoy



30 de junio, jueves. Solo hay dos días al año en los que no se puede hacer nada: ayer y mañana. Lo he leído no sé dónde. Es algo verdadero e irrefutable. Es, de esos pensamientos tan evidentes, tan nítidos que los tenemos al alcance de la mano y nos pasan desapercibidos…

Rafael Nuño, me ha enviado una foto. Estuvo, temprano, en Bobadilla. Luego se acercó a Antequera. Tomó café con Lorenzo y hablaron según me cuenta, un rato largo. Debió ser una gozada. Lorenzo transmite la paz de los hombres de Dios y en estos tiempos que corren eso es algo un poco difícil.

Se han lanzado como avispas rabiosas unos contra otros tras los sucesos de la valla de Melilla. Egoísmos desatados. He leído de todo y casi todo, son improperios, reproches mutuos, veneno concentrado. Nadie ha hablado de sentarse en una mesa y hablar de algo más importante e imprescindible. ¡Justicia!

Todo lo que está ocurriendo – y vendrán cosas peores, aunque parezca un imposible – se soluciona con Justicia. Los ricos tiramos cada noche toneladas de comida a la basura. Eso es material. Los ricos hemos perdido la razón de los valores: ayudar a salir del pozo a quien no tiene salida. Eso es riqueza espiritual. Grandeza de alma.

Estos días asistimos a reuniones de una parte de las personas que rigen los destinos del mundo. Todo lo que se habla es de imponerse sobre los otros. Oigan, que los otros también piensan igual. Solo hay que ver un telediario y no entero y queda clarito como la luz de un día de verano.

A veces uno piensa que los hombres de Dios de todas las religiones – porque las religiones o la manera de llegar a Dios son muchas, pero Dios solo es uno – deben levantar su voz. Deben hacer que se oiga en todas partes porque lo único que puede solucionar los problemas es la Justicia. En África, en Europa, en América – el otro día leía un informe económico sobre Colombia y me quedé asombrado ante tantos disparates – en Asia…

Sé que esto que expongo es una utopía, pero y ¿si se intenta? Solo hay dos días en los que no se puede hacer nada. Lo decía al principio. Ni ayer, ni mañana. Aún estamos a tiempo. Hoy sí se puede trabajar por la Justicia…

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