27 de
junio, lunes. Por el camino, a eso de media mañana, ha
llegado el vendedor ambulante que nos hace una visita cada quince días por las
tardes. En esta ocasión, se ha adelantado. El hombre viene desde Los Corrales –
la patria chica de Ana Reverte, la mujer que mejor ha cantado por colombianas
de las que yo conozco. No me hagan caso, en esto del cante, como en tantas
otras cosas, soy un lego, pero como lo siento así… – en cerca de la Sierra Sur
en la provincia de Sevilla.
Recorre no se saben cuántos
kilómetros en esas andaduras que se hace por tierras lejanas a su pueblo. Viene
con una furgoneta blanca, ni grande ni pequeña, convertida en un mini frigorífico
para que las mercancías vengan refrigeradas y no se deterioren. Un detalle,
claro que, de no ser así, sería un imposible. El hombre además, da una lección
de economía del espacio.
Dentro del furgón, cada cosa
ocupa su lugar, vende quesos buenísimos, de Martín de la Jara. Los dos pueblos
están tan cerca, que solo los separa un arroyo casi siempre seco. La Junta de
Andalucía cuando tuvo que construir un Centro de Enseñanza Media, lo ubicó de
tal manera, que las dos localidades lo tienen a la misma distancia. Ya se sabe,
las decisiones salomónicas hace mucho tiempo que las inventaron.
A lo que iba. El hombre ofrece
además, garbanzos, chacinas de Carchelejo, que está en Sierra Mágina en la
provincia de Jaén, y que son exquisitas. Solo tienen – los embutidos, claro
- un problema. Son incompatibles, si a
uno se le va la mano, con el colesterol. ¡Qué mal repartido está el mundo,
¿verdad? casi todo lo bueno está prohibido,
es inmoral o engorda! La miel también es para nota y dulces caseros y muchas
cositas…
La hora es propicia. Hace un
rato que dejaron de zurear las palomas en el brocal del pozo. No acuden a beber
los jilgueros al borde de la alberca, ni cantan ya los pájaros mañaneros. Deben
andar en otros menesteres. Solo hay una ‘procesión’ de mirlos que buscan las
brevas de la higuera. Ellos son los primeros en catarlas. Son muy madrugadores
y saben cuáles son las más azucaradas de los pimpollos y como además, están a
esas alturas y ellos llegan antes de que apunte el sol; pues eso…
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