Europa, la Europa de nuestros días, se sustenta sobre
tres colinas: Capitolio, Acrópolis y Gólgota. La idea no es mía, es de Felipe
González. Lo anunció en una entrevista reciente.
En el Capitolio nació en derecho
Romano. Leyes por las que nos regimos desde hace más de dos mil años,
corrección arriba, corrección abajo. Las cosas para que perduren hay que
retocarlas, corregirlas, darles una manita de cal…
En la Acrópolis, en siglo V a. C.
el que se conoce como el siglo de Pericles, puso sus cimientos la Democracia, o
lo que es lo mismo, el poder del Pueblo. Naturalmente, de aquella Democracia a
lo de hoy, va un trecho. No importa, sabemos qué quiere y adónde va.
En las afueras de Jerusalén, la
ciudad Santa, hace dos mil años y un poco más, crucificaron a uno que rompió
los moldes. Se entretuvo en decir que todos los hombres éramos hermanos y que
había que dar más que recibir y otra serie de cosas que alarmó a los de su
tiempo, y ahora, muchos años después, a mucha gente.
Ley, poder del pueblo y
cristianismo de la mano. Han venido también, una serie de ‘profetas’ con otros
doctrinas, unas apropiándose de estos principios a su modo y manera (facismo y
nazismo), y otras falseándolas (comunismo), ¡cualquier parecido, con lo original! Pues
eso...
Decía Ortega que en España “lo
que no hace el pueblo se queda por hacer”. Es la cuarta pata de este banco. El
pueblo de España tiene un par… ¿Qué no me creen? Gente encerrada en su casa, en
pisos que son jaulas o cuchitrines y encima con la gracia de reírse de su
sombra. Gente con un futuro incierto, preocupante y aquí aguantando como el
buzo de Marbella. Es el pueblo anónimo que aguanta lo que le echen y más.
De otros desconocemos sus nombres.
… ¿La lista?, imposible. Llevan batas, uniformes, transitan para que no falte
comida o simplemente barren. Otros integran los ejércitos de Cruz Roja,
Cáritas, monjas de asilos, o salen a la calle a atender enfermos (Hermanitas de
la Cruz)… Aguantan incluso las dudas de quienes preguntan ¿qué hacen? (Hay
otros, algunos cobran subvenciones y comen de la sopa del presupuesto, pero
esos ‘ni están, ni se les espera”).
El pueblo sí, en el pueblo
aguanta cada uno su vela. El pueblo de España sufre, se reviste de paciencia,
se ilusiona, obedece y espera…
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