miércoles, 25 de marzo de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Macedonia





La clase de Séptimo A, de Educación General Básica, era la primera en el pasillo del tercer piso del colegio conforme se subía la escalera, a la izquierda. La clase tenía tres ventanales por los que entraba el sol dulce de las mañanas de invierno. Era una clase soleada y luminosa.

El profesor de Sociales sustituía al compañero que impartía Matemáticas. Al entrar, la pizarra estaba llena de figuras de triángulos con las bisectrices marcadas, números y fórmulas pero con letras diferentes. El encerado había tenido diferentes visitas…

Esperó unos momentos. Se guardaron los cuadernos de Matemáticas. Sobre la mesa, el texto de Historia. El profesor preguntó quién quería iniciar la lectura. Varias manos elevadas…

A ver,  señaló a un muchacho pelirrojo con muchas pecas en la cara. Tenía un acento diferente. Sus padres estaban afincados en la localidad,  venían de otra parte de España. Comenzó con tono distendido…

“A Alejandro Mago, hijo y sucesor de Olimpia de Epiro y Filipo II de Macedonia, su padre lo preparó para reinar y le puso como preceptor a Aristóteles…”

El profesor interrumpió la lectura que era la metodología que empleaba  y les habló, ampliando la información, de Aristóteles y del padre de Alejandro, Filipo, lo que hizo gracia y esbozaron algunas sonrisas…

Alfonsito, - el pelirrojo al que sus compañeros le tenían puesto un mote, que nunca osaban decírselo delante del profesor -  continuó la lectura:  “Su ascenso al trono no fue fácil, su padre lo exilió junto a su madre por considerarlo un hijo adúltero. Su madre se exilió en Epiro y las amistades de Alejandro también fueron exiliadas por una posible conspiración. Filipo murió asesinado, y Alejandro se hizo con el poder eliminando adversarios que pudiesen reclamar el trono”.

El profesor les dijo que Macedonia se dividía en dos regiones, la Alta y la Baja Macedonia. Ocupaba parte de lo que hoy es Grecia, y parte de Bulgaria y Yugoslavia – entonces, aún se llamaban así – en la península de los Balcanes. Su suelo producía trigo y pastos…

El profesor observó, entre dos mesas del fondo de la clase, cierto trapicheo de cambio de alguna menudencia…

-       A ver, Pepe, ¿dónde está Macedonia?

Pepe, de pocas carnes y flequillo de chaval revoltoso, que andaba por ‘otros’ mundos, sin titubear, contestó:

-       “Mi madre la pone en la nevera porque a mí me gusta fresquita….”






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