miércoles, 18 de marzo de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cuento apócrifo: Noé






Los hombres andaban revueltos. Entonces a eso le llamaban pecado. Dios estaba hasta el gorro del personal, se lo pensó un par de veces y más o menos se dijo, “ahora, os voy a arreglar”.

Andaba por allí un hombre mayor, de pelo canoso y barba larga. El hombre se apoyaba en un bastón para evitar resbalones y caídas y no tener que ir a urgencias y evitar las esperas y esas cosas. El hombre  era buena gente.

Dios se fijó en él. Una mañana lo llamó y le dijo: Noe – porque el hombre se llamaba Noé – toma el hacha, corta los troncos que te parezcan apropiados y haz un arca. Noé era aficionado a la carpintería, pero a la carpintería basta, nada de finuras.

Noé, que era un tío cabal, se acercó a la oficina donde dan permisos para cortar árboles. Le pidieron una copia de la escritura y una nota  simple del Registro para atestiguar que los árboles eran suyos, otro del catastro, otro de Medio Ambiente donde se comprometía a limpiar las virutas que le sobrasen para no contaminar, otro del Departamento de Sanidad Vegetal que certificase que iba a cortar árboles enfermos… Le pidieron también estar al día en los Seguros Sociales y pagos a la Agencia Tributaria, del IVA trimestral y la última Declaración de Hacienda…

A Noé se le iba el tiempo. Dios le dijo que aligerase,  - “Les voy a mandar un diluvio que se van a enterar éstos lo que es agua - que se pasaba el arroz. Le dijo que metiese en el Arca  a su gente y una pareja de animales de cada especie,  víveres y algo de ropa… Noé le dijo que a él le parecía que el tiempo no estaba de agua, pero Dios le dijo que para adentro…

Llovió ¡cuarenta días y cuarenta noches! Las aguas llegaron muy altas, el arca flotaba y flotaba hasta que un día se paró en la cumbre de un monte. Noé mandó un cuervo que no volvió y luego una paloma que volvió con un ramito de olivo en el pico y otra que se quedó, muy pillina, bajo un alero…

Noé con las prisas se olvidó de un bichito malo. Se llamaba virus. El bichito se fue por el mundo y aún sigue dando la lata y….

La verdad que no fue así…

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