martes, 10 de marzo de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Flautista





                                       
Los idus de marzo sembraron el terror en Roma. Ahora, los idus se llaman de otra manera. Se originaron en China y campan a su antojo por medio mundo. No sabemos cómo estará el patio en los mundos siderales, esos que están de la estratosfera para arriba. Con lo que hay por estos andurriales tenemos suficiente.

Existe un problema, bueno, uno no, unos pocos y gordos en demasía. Hay  quien no quiere darles importancia. Quienes están asustados y quienes no nos dicen toda la verdad. No sabemos ni cómo atajarlo ni cómo buscar una solución. Ojalá acierten cuanto antes y que contente a la mayoría. Hay que dar por hecho, que siempre habrá quien estará en desacuerdo con todo, pero quien también aceptará lo que venga aunque sea lo menos bueno.

Una leyenda alemana difundida por los Hermanos Grimm, hablaba de un flautista que en el siglo XIII libró a la ciudad de Hamelin de una plaga de ratas. Pidió una recompensa, y tras tocar una música mágica en su flauta, las ratas lo siguieron y perecieron ahogadas en el río Weser.

Otra versión dice que los habitantes desagradecidos no quisieron pagar lo acordado, y entonces, el músico volvió y se vengó en los niños salvo uno sordo, otro cojo, y otro ciego que no pudieron seguirlo y se salvaron. De ahí todas las fantasías y elucubraciones que se quieran.

El mundo, (en esta ocasión desde el Orto al Ocaso) no se ve libre de esta peste negra. No sabemos qué nombre tienen las ratas que la han ocasionado: imprudencia en un laboratorio, venganza, odio, dinero, mala leche, o simplemente se les ha ido de las manos.

En este caso, y en la insolidaridad ante el sufrimiento de los demás, parece que no encontramos al flautista que nos guíe. Me viene a la mente un recuerdo de la Comedia Humana de William Saroyan; Ithaca, California, Avenida de Santa Clara. Bess tocaba el piano en un rincón del saloncito, Mrs. Macauley respondía a los porqués del pequeño Ulises y, entonces, fue cuando le dijo: “El mundo está lleno de gente y lleno de vida y lleno de maravilla”.

A lo mejor  somos nosotros quienes no tenemos la disposición precisa para escuchar la música de ese Flautista…

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