viernes, 12 de octubre de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rutina



La carretera a esta hora de la mañana va cargada en ambos sentidos. En las cercanías del Parque tecnológico están colapsados los dos carriles de salida de la capital. En casi todos los vehículos se repite la historia. U coche  y un hombre solo. Alguna mente lúcida no ha valorado  la importancia que  el metro  llegue hasta allí… ¡Doctores…!
Nos aproximamos a la Universidad, hospitales, polígonos. Tráfico lento. Casi retenciones. Se avanza con lentitud. Al llegar al semáforo de la Comisaría ya es casi paro total. Se incorporan los que vienen de la costa… Muchos coches, poco espacio y, encima, una regulación por semáforo…
Aparco donde siempre. El aparcamiento de San Juan ya está casi lleno. La gente que va al centro, el mercado central, la oferta de compras, gestiones… El aire del interior,  viciado. Hace calor. Subo por la escalera. El ascensor me da claustrofobia y, además, es muy lento. Se llega antes subiendo a pie.
Por la calle recién regada pasa un chico en bicicleta. Tiene pinta de repartidor. Lleva prisa. Sortea a los viandantes. Una mujer con un carrito va camino del mercado. La mujer va sola. Camina despacio. Va a sitio fijo.  De pronto se detiene ante un escaparate que anuncia una rebaja de artículos con carteles llamativos y de colores.

Han sembrado arbolitos en alcorques para separan la acera de la calzada por la que transitan los vehículos. En la puerta de un hostal, un grupo de turistas mañaneros. Están de salida. Tiran de las maletas. Esperan algún medio que va a venir a recogerlos.

Han colocado peanas horriblemente feas en los pies de los árboles de la plaza. Macetitas de flores temporales. Van a durar muy poco tiempo. No aciertan con darle una solución a esta plaza. Los árboles que trasladaron de algún vivero han sobrevivido al verano. Están ahí… Si piensan los árboles ¿qué correrá por sus pensamientos?

La calle Herrería del Rey está a tope. La gente desayuna. Ruido ensordecedor.  Entro. Me hago un hueco en el mostrador…

-         Buenos días. Juan, lo de siempre…

Y, Juan, me pone un chocolate con dos churros y un vaso de agua fría





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